Uno de los principales reclamos de la ciudadanía a nivel nacional tiene que ver con la inseguridad imperante en nuestro país. A pesar de la existencia de este gran flagelo a lo largo de su campaña electoral, el hoy presidente López nunca expresó un plan concreto para mitigar la inseguridad, sino que se limitó a señalar que con su llegada a la Primera Magistratura de nuestro país la violencia terminaría; "Abrazos, no balazos" se convirtió en su lema. Al llegar a la Presidencia la realidad mostró ser otra: el primer trimestre de 2019 fue el más violento desde que se cuentan con las mediciones realizadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Desgraciadamente, esta situación se puede ver en gran parte de las entidades federativas y, en muchos casos, por no decir prácticamente en todos, los titulares de los ejecutivos locales se han visto incapaces de frenar esta escalada de los índices delictivos. Dos casos en particular llaman profundamente mi atención: Morelos y la Ciudad de México.
La inseguridad en Morelos es un fenómeno que ha venido creciendo de manera paulatina y constante. Marco Antonio Adame Castillo se vio envuelto en un clima de violencia que, a la larga, generó que Acción Nacional perdiera uno de sus más importantes bastiones ante Graco Ramírez, quien fue incapaz de detener la escalada de violencia, misma que alcanzó niveles sin precedentes. La factura le llegó en 2018 cuando Morena, de la mano de Cuauhtémoc Blanco se alzó con el triunfo, solo para comprobar que su calidad como futbolista es inversamente proporcional a su capacidad política, convirtiéndose en el primer gobernador en la historia en confirmar su presencia a una marcha en contra de él mismo.
El caso de la CDMX es extremadamente especial. No se puede negar que durante la administración de Marcelo Ebrard, en materia de seguridad pública, el entonces Distrito Federal era un ejemplo a nivel nacional. Recuerdo, incluso, una columna escrita en octubre de 2011 por Ciro Gómez Leyva titulada "El inolvidable binomio Mancera-Mondragón" (https://vanguardia.com.mx/columnas-elinolvidablebinomiomanceramondragon-1114583.html) en que se daba cuenta de los buenos resultados generados en aquellas épocas. Con el paso del tiempo, Mancera llegó a ser Jefe de Gobierno y se enfrentó con el hecho que la delincuencia organizada, por más que se quisiera negar, comenzó a operar en la Capital de la República.
Si bien es cierto que la delincuencia se ha venido abriendo paso en la Ciudad, la administración encabezada por Claudia Sheinbaum no tiene un plan para atender este sentido reclamo social. Las cifras hablan por sí mismas: durante el primer trimestre de 2019 el secuestro se incrementó en 550%, la violación en 454%, la extorsión en 127% y el homicidio en 48% comparado con el mismo periodo de 2018. No podemos olvidar, además, que el secuestro era un delito que, desde la administración de Ebrard, venía disminuyendo.
Contrario a lo que sucedía antes, los robos, los asaltos, los balazos, los homicidios ya no son algo que suceda predominantemente en las noches. A las 3 p.m. se han presentado estos delitos en la Colonia Condesa, solo por mencionar un ejemplo, cuando, presuntamente, se intentó asaltar al periodista Héctor de Mauleón. Al día siguiente lo mismo ocurrió en Polanco. Un domingo a medio día, sobre la calle de Ciencias, casi esquina con Benjamín Franklin un joven fue apuñalado. Historias de esa naturaleza se cuentan a diario.
El 4 de junio Norberto Ronquillo Hernández, estudiante de la carrera de Mercadotecnia Internacional en la Universidad del Pedregal terminó sus clases y, al salir de la universidad le marcó a su novia para decirle que iría a verla. La novia esperó, pero Norberto nunca llegó. Fue secuestrado a la salida de la Universidad. La familia pagó el rescate, sin embargo, Norberto no regresó. En medio de esta crisis la Dra. Sheinbaum viajó a Tijuana a ser parte de un mitin convocado por el presidente López. Abandonó su trabajo, descuidó sus responsabilidades, para acudir a una congregación sin mayor importancia que la mediática. En la madrugada del 10 de junio fue encontrado el cuerpo sin vida de Norberto quien, presumiblemente, fue asesinado el mismo día que fue secuestrado. Ernestina Godoy, titular de la PGJ justificó la negligencia de la dependencia en el hecho que la familia de Norberto les pidió no intervenir porque ellos estaban negociando directamente el rescate, ignorando que constitucionalmente corresponde al Ministerio Público la persecución de los delitos, es decir, la Procuraduría debió haber actuado sin que la petición de la familia fuera óbice para ello.
Hacia el medio día del propio 10 de junio, el diario Excélsior reportó la desaparición de Erick Landgrove, de 32 años, quien fue visto por última vez en la colonia Roma, el 8 de junio, si, el mismo día que Sheinbaum estaba en Tijuana, en un evento realmente ocioso.
Las molestias y reclamos en contra de Sheinbaum no se han hecho esperar. En cuestión de minutos los hashtags #RenunciaSheinbaum #FaltaNorbertoSobreSheinbaum y #FaltaNorbertoSobraAMLO se hicieron trending topics en las redes sociales, lo cual solo es un indicativo de lo mal que se encuentra la gestión gubernamental en nuestra ciudad y en nuestro país. Si los gobernantes deciden cambiar su estrategia, deben hacerlo urgentemente para evitar que el descontento social siga creciendo.
A nadie escapa que el tema de seguridad es en verdad complejo, un asunto multifactorial que requiere de atención en diversos frentes, sin embargo, la percepción ciudadana es clara: el gobierno no está haciendo lo que le corresponde. Armando Martínez, rector de la Universidad del Pedregal, denunció que no se aplicó ningún protocolo para atender el secuestro de Norberto e hizo un llamado a las autoridades para que actúen conforme a la ley y apliquen los protocolos de manera adecuada y que reconozcan que no estamos funcionando como sociedad, que se está exigiendo que la gente no pase por un periodo burocrático, que la actuación ministerial sea más humana y no tan burocrática. "Esto no se trata de política, le puede pasar a mi hijo, le puede pasar a nuestra familia. Esto se trata de nuestros hijos, esto se trata de que cuando pedimos auxilio el auxilio llegue y que se pongan todos los protocolos" (https://play.wradio.com.mx/audio/111RD380000000081277/)
En este momento la duda es ¿el gobierno hará algo para revertir la percepción ciudadana? Lo que se haga, ¿será suficiente? ¿Se buscará solamente revertir la percepción ciudadana o se actuará de fondo para satisfacer la necesidad de seguridad que tenemos? Y la duda más importante, ¿cuántas muertes más tendremos que aguantar? ¿Cuántas madres, padres, estudiantes, amigos saldrán de sus actividades cotidianas para encontrarse con la muerte a manos de delincuentes?
Con todo lo que está sucediendo en esta ciudad, y creo que hablo por muchas de las personas que aquí vivimos, tengo un miedo siempre presente de salir todos los días a trabajar sabiendo que no existe una sola garantía de que voy a volver a casa en la noche. Lo mismo me puede pasar a mí, a mi familia, a mis amigos. Vivimos secuestrados en una ciudad que, en el discurso, proclama las libertades pero en las acciones dista mucho de lograr garantizarlas. Estamos transitando a una anarquía generada por los altísimos niveles de impunidad en donde los delincuentes se ríen de todos nosotros, autoridades y ciudadanos por igual, en donde todos somos vulnerables. ¿Dónde quedó aquella ciudad de la esperanza que pregonaba Ebrard? No puede haber esperanza si no podemos salir a la calle sin miedo. Los que han sido gobernantes del Distrito Federal, hoy Ciudad de México, son personas que, en su mayoría, se encuentran en las filas de Morena, ocupando cargos de importancia. ¿Qué hicieron ellos por la seguridad? ¿Qué hacen hoy desde sus ámbitos de competencia? ¿Qué hace hoy la Jefa de Gobierno? Si no tenemos la seguridad de salir a hacer nuestras actividades y regresar a nuestros hogares, se está incumpliendo con la obligación más importante del gobierno: brindar seguridad. El incremento tan alarmante en los índices delictivos solo nos deja ver que, de no dar un golpe de timón pronto, estaremos transitando a un gobierno fallido.
Es necesario que el gobierno se sincere, no solamente con la ciudadanía, sino con ellos mismos sobre el ejercicio de sus funciones, sobre el rumbo de su gobierno, si es que se tiene pensado uno. Deberían tener humildad para reconocer que no lo están haciendo bien. Si no se acepta el error y continúan con el status quo nosotros, los ciudadanos, no tendremos esperanza.
Con todo lo que está sucediendo en esta ciudad, y creo que hablo por muchas de las personas que aquí vivimos, tengo un miedo siempre presente de salir todos los días a trabajar sabiendo que no existe una sola garantía de que voy a volver a casa en la noche. Lo mismo me puede pasar a mí, a mi familia, a mis amigos. Vivimos secuestrados en una ciudad que, en el discurso, proclama las libertades pero en las acciones dista mucho de lograr garantizarlas. Estamos transitando a una anarquía generada por los altísimos niveles de impunidad en donde los delincuentes se ríen de todos nosotros, autoridades y ciudadanos por igual, en donde todos somos vulnerables. ¿Dónde quedó aquella ciudad de la esperanza que pregonaba Ebrard? No puede haber esperanza si no podemos salir a la calle sin miedo. Los que han sido gobernantes del Distrito Federal, hoy Ciudad de México, son personas que, en su mayoría, se encuentran en las filas de Morena, ocupando cargos de importancia. ¿Qué hicieron ellos por la seguridad? ¿Qué hacen hoy desde sus ámbitos de competencia? ¿Qué hace hoy la Jefa de Gobierno? Si no tenemos la seguridad de salir a hacer nuestras actividades y regresar a nuestros hogares, se está incumpliendo con la obligación más importante del gobierno: brindar seguridad. El incremento tan alarmante en los índices delictivos solo nos deja ver que, de no dar un golpe de timón pronto, estaremos transitando a un gobierno fallido.
Es necesario que el gobierno se sincere, no solamente con la ciudadanía, sino con ellos mismos sobre el ejercicio de sus funciones, sobre el rumbo de su gobierno, si es que se tiene pensado uno. Deberían tener humildad para reconocer que no lo están haciendo bien. Si no se acepta el error y continúan con el status quo nosotros, los ciudadanos, no tendremos esperanza.
@Benjamin_Muniz
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