Hace un par de semanas, el presidente Donald Trump, muy a su estilo de gobernar, amenazó al gobierno de nuestro país que, de no frenar el flujo de migrantes centroamericanos que quieren llegar a Estados Unidos, se impondrían aranceles a productos mexicanos a razón, en un primer momento, de 5%, pudiendo incrementar mensualmente hasta alcanzar un 25%, mismos que se comenzarían a aplicar el lunes 10 de junio.
Gran parte de los analistas económicos de ambos países alzaron la voz para señalar el riesgo de ejecutar tal medida por el daño que causaría a la economía no solo de México, sino también de Estados Unidos. Por supuesto que a Trump no le importó lo que dijeron, incluso, congresistas de su propio partido y manifestó que de no ver acciones contundentes del gobierno mexicano los aranceles irían por que irían. Como diría cierto político mexicano: "Me canso ganso".
Nuestro Canciller fue a Washington, D.C. a encabezar las negociaciones, acompañado de un grupo de funcionarios de nuestro gobierno. Fueron días álgidos y todo parecía que el consenso no se lograría; pero se logró y Trump dio marcha atrás. Consiguió lo que tanto quería.
Reiteradamente Trump ha manifestado que construirá un muro en la frontera y que México pagaría por él. Lo logró, y no solo eso, logró convertir a México en su muro fronterizo. El acuerdo, que muchos califican como un triunfo y con lo que yo no puedo estar más en desacuerdo establece que México deberá dar asilo y atender las necesidades de los migrantes que soliciten el ingreso a EUA mientras se resuelve su petición y volver a sentarse a analizar avances 45 días después.
"Donde come uno comen un millón" "no amos a desamparar a los niños migrantes, de ser necesario los hacemos mexicanos" fueron dos declaraciones del presidente López respecto al resultado de las negociaciones. Considero que estas palabras son una manifestación más del desconocimiento del entorno social que tiene López. No es cierto que donde come uno comen un millón. Las necesidades de los ciudadanos mexicanos no se han visto cubiertas desde épocas ancestrales, situación que ha empeorado a últimas fechas derivado de los recortes presupuestales impuestos por la administración lopezobradorista. Si está crisis se suscitó previo a la adopción del acuerdo migratorio con Estados Unidos, ¿qué nos espera ahora que también debemos cubrir las necesidades de los migrantes? Si no logramos satisfacer las más básicas necesidades de nuestros connacionales, ¿cómo haremos para cubrir las de los migrantes? ¿Le quitaremos los servicios a los mexicanos para entregarlos a los extranjeros?
Muchas voces se han levantado en contra del resultado de las negociaciones, en un primer término, porque otorga a la administración estadounidense la facultad de fiscalizar avances que competen únicamente a la política interna mexicana. Debemos convencer a Trump de que nuestra política interna es la adecuada. Hasta ahí llegó la soberanía e independencia nacionales.
Logísticamente esto se está convirtiendo en una pesadilla. Se ha barajado incluso el término "xenofobia", pero considero que existe un muy justo reclamo de los connacionales que han sufrido en carne propia los recortes presupuestales que han, incluso, costado vidas. Ahora, hablemos de simples matemáticas: si los recursos no alcanzan para los mexicanos, menos van a alcanzar para los mexicanos y los migrantes. Sobre este punto es totalmente necesario que el gobierno informe cómo pretende hacer frente a los gastos que este programa generará pero, contrario a lo que siempre hace, es necesario que compruebe la capacidad de hacerlo y no que se quede en simples manifestaciones unilaterales sin sustento alguno.
El acuerdo migratorio/comercial generó, incluso, una fuerte división al interior de la 4T. El presidente de la Cámara de Diputados, el morenista Porfirio Muñoz Ledo, señaló en el mitin de Tijuana lo inmoral que resulta pedir que se le abran las puertas a los mexicanos en Estados Unidos pero al mismo tiempo cerremos las fronteras a los centroamericanos con la Guardia Nacional. Posteriormente, acusó al canciller Ebrard de estar invadiendo facultades, acusación que generó una serie de dimes y diretes entre ambos políticos a la cual tuvo que subirse el presidente López.
Llamó también profundamente la atención la integración del grupo de trabajo encargado de dar seguimiento a los acuerdos. Encabezados por el canciller Ebrard, no figuró ningún funcionario del Instituto Nacional de Migración y el único funcionario de la Secretaría de Gobernación era quien entonces fungía como titular de reclusorios, Francisco Garduño (El 18 de junio Julián Andrade escribió una muy buen opinión respecto al a relación SEGOB/SRE en este entorno migratorio https://www.contrareplica.mx/nota-La-crisis-entre-Cobian-y-La-Alameda20191866?fbclid=IwAR0BMTL0ucUGJCbOIr0W0dmXAibb16x8Kd7VLXdH07SFYAR5yfpKOBBuz8o#.XQjFNP6fiHo.whatsapp). Hay quien dice que fue a motu propio, hay quien dice que fue decisión presidencial, lo cierto es que Tonatiuh Guillén dejó de ser el titular del Instituto Nacional de Migración el pasado 14 de junio y fue sustituido en su cargo por un incondicional de López, precisamente quien era coordinador de penales y único funcionario de SEGOB en el grupo de seguimiento, Francisco Garduño Yáñez.
Hablar del binomio migración/economía nunca es tarea fácil, sin embargo, en el entorno actual es totalmente necesario hacerlo. En primer lugar considero que es un gran error y fracaso del grupo negociador que se vincule la economía con la migración y, en segundo lugar, y desde mi óptica lo más importante, ¿de dónde saldrán los recursos económicos, materiales y humanos para cumplir con los acuerdos y atender las necesidades de los migrantes?
Durante su campaña electoral, Andrés Manuel siempre habló de repartir dinero, de programas sociales, pero, al ser cuestionado acerca de cómo se obtendrían los recursos, nunca pudo dar una respuesta fundamentada, sino que se limitaba a decir que, terminando la corrupción, se contaría con los recursos necesarios. La realidad actual ha demostrado que no hay dinero que alcance para sostener sus programas sociales.
Por supuesto que los migrantes deben ser apoyados, se deben respetar sus derechos humanos, pero aún así, la duda continúa: ¿Cómo y con qué recursos? Esta vez el gobierno debe dar una respuesta concreta y medible: con bases sólidas, con números reales: va a costar tanto y va a salir de aquí. No podemos permitir que sigan dando respuestas evasivas que no resuelvan absolutamente nada.
Otro tema muy polémico: creo honestamente que el deber del gobierno mexicano es primero para con sus ciudadanos, es decir, debe garantizar que las necesidades de los mexicanos se vean cubiertas y, en esa medida, buscar cubrir las de los migrantes. En caso contrario, y en detrimento de la ciudadanía mexicana, nuestro gobierno se convertiría en candil de la calle y oscuridad de su casa.
@Benjamin_Muniz
"Donde come uno comen un millón" "no amos a desamparar a los niños migrantes, de ser necesario los hacemos mexicanos" fueron dos declaraciones del presidente López respecto al resultado de las negociaciones. Considero que estas palabras son una manifestación más del desconocimiento del entorno social que tiene López. No es cierto que donde come uno comen un millón. Las necesidades de los ciudadanos mexicanos no se han visto cubiertas desde épocas ancestrales, situación que ha empeorado a últimas fechas derivado de los recortes presupuestales impuestos por la administración lopezobradorista. Si está crisis se suscitó previo a la adopción del acuerdo migratorio con Estados Unidos, ¿qué nos espera ahora que también debemos cubrir las necesidades de los migrantes? Si no logramos satisfacer las más básicas necesidades de nuestros connacionales, ¿cómo haremos para cubrir las de los migrantes? ¿Le quitaremos los servicios a los mexicanos para entregarlos a los extranjeros?
Muchas voces se han levantado en contra del resultado de las negociaciones, en un primer término, porque otorga a la administración estadounidense la facultad de fiscalizar avances que competen únicamente a la política interna mexicana. Debemos convencer a Trump de que nuestra política interna es la adecuada. Hasta ahí llegó la soberanía e independencia nacionales.
Logísticamente esto se está convirtiendo en una pesadilla. Se ha barajado incluso el término "xenofobia", pero considero que existe un muy justo reclamo de los connacionales que han sufrido en carne propia los recortes presupuestales que han, incluso, costado vidas. Ahora, hablemos de simples matemáticas: si los recursos no alcanzan para los mexicanos, menos van a alcanzar para los mexicanos y los migrantes. Sobre este punto es totalmente necesario que el gobierno informe cómo pretende hacer frente a los gastos que este programa generará pero, contrario a lo que siempre hace, es necesario que compruebe la capacidad de hacerlo y no que se quede en simples manifestaciones unilaterales sin sustento alguno.
El acuerdo migratorio/comercial generó, incluso, una fuerte división al interior de la 4T. El presidente de la Cámara de Diputados, el morenista Porfirio Muñoz Ledo, señaló en el mitin de Tijuana lo inmoral que resulta pedir que se le abran las puertas a los mexicanos en Estados Unidos pero al mismo tiempo cerremos las fronteras a los centroamericanos con la Guardia Nacional. Posteriormente, acusó al canciller Ebrard de estar invadiendo facultades, acusación que generó una serie de dimes y diretes entre ambos políticos a la cual tuvo que subirse el presidente López.
Llamó también profundamente la atención la integración del grupo de trabajo encargado de dar seguimiento a los acuerdos. Encabezados por el canciller Ebrard, no figuró ningún funcionario del Instituto Nacional de Migración y el único funcionario de la Secretaría de Gobernación era quien entonces fungía como titular de reclusorios, Francisco Garduño (El 18 de junio Julián Andrade escribió una muy buen opinión respecto al a relación SEGOB/SRE en este entorno migratorio https://www.contrareplica.mx/nota-La-crisis-entre-Cobian-y-La-Alameda20191866?fbclid=IwAR0BMTL0ucUGJCbOIr0W0dmXAibb16x8Kd7VLXdH07SFYAR5yfpKOBBuz8o#.XQjFNP6fiHo.whatsapp). Hay quien dice que fue a motu propio, hay quien dice que fue decisión presidencial, lo cierto es que Tonatiuh Guillén dejó de ser el titular del Instituto Nacional de Migración el pasado 14 de junio y fue sustituido en su cargo por un incondicional de López, precisamente quien era coordinador de penales y único funcionario de SEGOB en el grupo de seguimiento, Francisco Garduño Yáñez.
Hablar del binomio migración/economía nunca es tarea fácil, sin embargo, en el entorno actual es totalmente necesario hacerlo. En primer lugar considero que es un gran error y fracaso del grupo negociador que se vincule la economía con la migración y, en segundo lugar, y desde mi óptica lo más importante, ¿de dónde saldrán los recursos económicos, materiales y humanos para cumplir con los acuerdos y atender las necesidades de los migrantes?
Durante su campaña electoral, Andrés Manuel siempre habló de repartir dinero, de programas sociales, pero, al ser cuestionado acerca de cómo se obtendrían los recursos, nunca pudo dar una respuesta fundamentada, sino que se limitaba a decir que, terminando la corrupción, se contaría con los recursos necesarios. La realidad actual ha demostrado que no hay dinero que alcance para sostener sus programas sociales.
Por supuesto que los migrantes deben ser apoyados, se deben respetar sus derechos humanos, pero aún así, la duda continúa: ¿Cómo y con qué recursos? Esta vez el gobierno debe dar una respuesta concreta y medible: con bases sólidas, con números reales: va a costar tanto y va a salir de aquí. No podemos permitir que sigan dando respuestas evasivas que no resuelvan absolutamente nada.
Otro tema muy polémico: creo honestamente que el deber del gobierno mexicano es primero para con sus ciudadanos, es decir, debe garantizar que las necesidades de los mexicanos se vean cubiertas y, en esa medida, buscar cubrir las de los migrantes. En caso contrario, y en detrimento de la ciudadanía mexicana, nuestro gobierno se convertiría en candil de la calle y oscuridad de su casa.
@Benjamin_Muniz
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