martes, 30 de abril de 2019

El pánico a la evaluación

En las últimas semanas se ha venido dando el proceso legislativo con el que se busca reformar la educación en México. Nace un poco de la promesa de campaña del hoy presidente Andrés López de dar marcha atrás a lo que él ha denominado como "la mal llamada reforma educativa".

Durante el proceso legislativo, la contrareforma educativa fue aprobada por mayoría calificada de votos en la Cámara de Diputados el pasado jueves 25 de abril, con 356 votos a favor, 61 en contra y dos abstenciones, con el voto en contra de toda la fracción parlamentaria de Acción Nacional, 12 de Morena, 6 del PRI, 1 del PT y dos "sin partido". En el texto aprobado, se estableció como artículo Décimo Sexto Transitorio "con la entrada en vigor de las presentes disposiciones, los derechos laborales de los trabajadores al servicio de la educación, se regirán por el artículo 123 constitucional Apartado B. Con fundamento en este Decreto, la admisión, promoción y reconocimiento se regirán por la Ley reglamentaria del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros". Este texto fue el que generó la votación en contra del PAN. ¿La razón? A decir de su coordinador, Juan Carlos Romero Hicks refirió que el artículo transitorio en comento es peligrosísismo y que no era objeto de la materia, y que, a pesar de buscar precisar el alcance del régimen laboral, solo logra confundir, abriendo la puerta a que sean introducidas prácticas que puedan consolidar la corrupción, la venta de plazas y el tráfico de personas.

Por su parte, quien más luchó por conservar este régimen laboral y, consecuentemente, quien más batalló en contra de las evaluaciones "punitivas" fue la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), específicamente su sección 22 con sede en Oaxaca. Wilmer Santiago, vocero de dicha sección estuvo muy activo en diversos medios de comunicación, amedrentando tanto al gobierno como a los legisladores, amenazando con ejecutar un paro nacional y manifestando que el magisterio permanecerá en resistencia un sexenio más. De todo este embrollo, esto es lo que más me llama la atención.

Escuché en repetidas ocasiones y en diferentes medios de comunicación las entrevistas concedidas por Santiago. Su único punto de reproche era el régimen laboral y la posibilidad de que los maestros que no pasaran las evaluaciones fueran cesados. Nunca lo escuché hablar respecto al contenido de los programas de estudios, ni la calidad que éstos deben tener, ni las necesidades de los educandos. No. Todo su enojo es contra la evaluación docente.

No voy a negar, como nunca lo he hecho, que en lo personal apoyo la evaluación. Se está poniendo el futuro del país en las manos del sistema educativo, sistema al que se le otorga la enorme responsabilidad de preparar a los niños. Por supuesto que el docente debe estar preparado, debe dominar su materia. ¿Cómo podemos esperar que un maestro le enseñe a un niño una materia que desconoce? Esto no implica una generalización. Conozco muchos maestros de excelencia académica que son impecables al momento de transmitir a sus educandos los conocimientos necesarios pero, también es necesario aceptarlo, como en cualquier grupo, ni todos son buenos, ni todos son malos.

En cualquier proyecto de nuestra vida, ya sea personal, profesional, sentimental, espiritual, intelectual, la evaluación es una gran herramienta para saber si estamos cumpliendo nuestras metas. Aquello que no se puede evaluar no existe. Si buscamos evaluar los avances en nuestros proyecto, cuánto no mas deberíamos hacerlo con el proyecto más importante de todos: la niñez.

El día de ayer, 30 de abril, el Senado devolvió a la Cámara de Diputados la iniciativa de reforma al no alcanzar en la Cámara Alta la mayoría calificada requerida. Ante este panorama, Morena buscará mantener los acuerdos necesarios para ratificarla durante un periodo extraordinario. El panorama no se ve fácil, por lo pronto tendremos días de gran incertidumbre en materia educativa.

Solo me quedo con esta reflexión final: la reticencia de la CNTE a cualquier reforma educativa descansa en el hecho que, aceptar un marco normativo laboral especial para los docentes implicaría que el sindicato pierda el férreo control que mantiene sobre el personal docente lo que redundaría en una disminución millonaria de ingresos a las arcas sindicales. A la CNTE no le importan los niños, eso lo ha dejado muy claro, le importa controlar al magisterio y cobrar sus cuotas. Prefieren dejar las aulas para salir a manifestarse. Prefieren abandonar a la niñez y defender sus prebendas. Lo que más llama mi atención es que quien se levanta en contra de cualquier intento de reforma es el sector magisterial de Oaxaca, ese estado que está en deuda con su niñez, ese estado en donde no se ha concluido un ciclo escolar completo en 39 años. Si, como se lee, en Oaxaca no se ha concluido un ciclo escolar completo en 39 años. Queda claro cuáles son las prioridades magisteriales en ese estado.

@Benjamin_Muniz

martes, 23 de abril de 2019

Si ustedes se pasan, ya saben lo que sucede

La prensa es la artillería de la libertad”.
Hans Christian Andersen

Hace algunos días, durante la homilía mañanera de Andrés Manuel, el periodista Jorge Ramos, muy a su estilo, increpó al titular del Ejecutivo Federal respecto a la violencia que se vive en el país. Señaló que, de seguir la tendencia, este se convertiría en el sexenio más violento de la historia moderna en México. Ramos no estaba equivocado: el arranque de la administración lopezobradorista es el más sangriento desde que se tienen datos. El primer trimestre de 2019 fue el más violento desde que se realizan las mediciones. Jorge Ramos utilizó cifras proporcionadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, es decir, no tomó datos de detractores, tomó las cifras de una dependencia del propio gobierno. Resulta extremadamente preocupante como AMLO descalifica las cifras de su propio gobierno y señala que él tiene otros datos.
Lo que sucedió después fue un verdadero ridículo. El lunes siguiente tuvo la puntada de lanzar una frase desastrosa que, por supuesto, después dijo que había sido mal interpretada: “Creo que ustedes no solo son buenos periodistas, son prudentes, porque aquí les están viendo, y si ustedes se pasan, pues ya saben ¿no? Lo que sucede, ¿no? Entonces. Pero no soy yo, es la gente. No es conmigo, es con los ciudadanos que ya no son ciudadanos imaginarios. Hay mucha inteligencia en nuestro pueblo” (como se puede observar en el siguiente link de la conferencia matutina del 15 de abril https://www.youtube.com/watch?v=6BEl8Tt0l7s&feature=youtu.be).
Si ustedes se pasan ya saben lo que sucede”. No hay manera de malinterpretar esta frase, es más, utilicemos una frase análoga: “O están conmigo, o están contra mí”. Vivimos en un país donde el ejercicio de la función periodística es de altísimo riesgo, simplemente durante el corto tiempo transcurrido desde el 1 de diciembre de 2018, se han asesinado a 7 periodistas, donde, según la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, las cifras de violencia son propias de un país en guerra, un país que ocupa el segundo lugar de homicidios de periodistas en los últimos 5 años, solo detrás de Siria y que en 2018, junto con Afganistán, fue el país con más muertes de periodistas al registrarse 17 homicidios (tal como se puede observar en el reportaje publicado en https://www.eltiempo.com/mundo/mas-regiones/cuales-son-los-paises-mas-peligrosos-para-ejercer-el-periodismo-306410). ¿Cuántos casos no hemos escuchado de periodistas que aparecen muertos por cuestiones relacionadas a su ejercicio periodístico? Y como diría Pablo Hiriart en su columna “Los exhibidos el viernes en Palacio” en El Financiero el 16 de abril (https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/los-exhibidos-el-viernes-en-palacio):

El presidente da carta blanca para linchar, que más de alguien entre sus seguidores o subordinados (con o sin uniforme) interpretará como “al ataque cuando se pasen los críticos”.
La vida de los periodistas que investigan al narco siempre está en un hilo. Hay muertos por ello.
Ahora los que critican al presidente también están advertidos. Su integridad física, moral o profesional, corre riesgos.
Y el presidente evadirá la responsabilidad con la coartada de que “no soy yo, es la gente. No es conmigo (con quien se meten), es con los ciudadanos”.
Terrible la amenaza, que viene del propio presidente de la República”.
Es en verdad preocupante que el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, de manera pública y descarada, lance este tipo de amenazas simplemente porque un periodista (muchos en verdad) se atrevió a enfrentarlo con los números emanados de su propio gobierno. Porque en sus conferencias matutinas que normalmente están atestadas de preguntas a modo, uno levantó la voz para criticarlo y decirle que su estrategia no está funcionando y que los números, contrario a lo sostenido por el presidente, no estaban bajando, al contrario, estaban subiendo. Por esto se concedió la venia a los seguidores de AMLO de atacar a la prensa fifí, incluso les abrió la puerta para atentar en contra de ellos. “Si ustedes se pasan, ya saben lo que sucede”. ¿En verdad ese es el nivel del titular del Poder Ejecutivo de la Unión? ¿En verdad los periodistas merecen este tipo de intimidaciones por cumplir con su labor?
Decía Rodolfo Walsh (quien por cierto fue secuestrado y asesinado por la última dictadura en Argentina el 25 de marzo de 1977) que el periodismo o es libre o es una farsa. Lo que busca Andrés Manuel López Obrador es que el periodismo se reduzca a una farsa, a hablar simplemente de lo que se ordene desde el poder. Sus conferencias de prensa matutinas son el más claro ejemplo: es López Obrador y solo López Obrador quien establece la agenda comunicativa del país. Nadie más.
Como mexicano me duele profundamente ver el rumbo hacia el que estamos transitando. Me duele ver que tenemos instalado en la Primera Magistratura a un individuo mentiroso, déspota, sin respeto hacia los demás y que busca imponer su voluntad por encima de todo y que, al ser increpado prefiere amenazar que tener la humildad para reconocer que su estrategia (si es que en verdad tiene una) está fallando y que es necesario dar un golpe de timón. Me duele ver que el presidente olvida que su obligación primordial es para con la sociedad mexicana sin importar clase, estrato social, condición económica ni filias partidistas. 30 millones de mexicanos lo eligieron para ser presidente, pero su presidencia no es solamente para esos 30 millones, sino para todos los mexicanos por igual.
Considero que estamos viviendo tiempos difíciles y que lo único que va a hacer que logremos salir adelante es la unidad nacional, curiosamente, justamente lo que menos ha buscado López es la unidad, al contrario, busca los disensos y la confrontación buscando utilizar la máxima romana “divide et impera”. Triste postura para un Jefe de Estado del que se esperaba un cambio, no un retroceso.
Polarizar a población puede resultar ser un movimiento estratégico para los fines del presidente pero resulta muy peligroso desde la óptica social. A los mexicanos nos urge unión, la cual debe surgir de la reflexión profunda de lo que merecemos como sociedad y, bajo esa premisa, no podemos conformarnos con nada menor a un progreso constante y medible, con seguridad, con libertades reconocidas y salvaguardadas por el poder público. Merecemos tener un presidente que reconozca que es necesario tratar a los ciudadanos con dignidad y que deje de lado su despotismo, pero sobre todo que reconozca que el tiempo de campaña ha concluido y que es momento de comenzar a gobernar y hacerse responsable de lo que sucede en el país.
@Benjamin_Muniz

miércoles, 17 de abril de 2019

México está sumido en la desmemoria


No es secreto que soy una persona que disfruta la lectura. Desde hace ya muchos años he hecho mía aquella frase que dice “Si sales ileso de un libro es que nunca has entrado” y así muchas lecturas me han marcado, sin embargo, pocas me han tocado tan profundamente como “La fosa de agua” escrito por la periodista Lydiette Carrión.

Conmovido hasta las lágrimas después de haber leído casos de niñas desaparecidas en la zona de Ecatepec y de Tecamac, llegué a las palabras finales del libro: “México está sumido en la desmemoria. ¿Seremos capaces de hallar lo que necesitamos para recordar?” Yo me pregunto exactamente lo mismo.

De los casos plasmados en la obra periodística, los restos de algunas niñas han sido encontrados, otras no. Muchas osamentas extraídas en los dragados al Río de los Remedios no han podido ser identificados. Las cifras son alarmantes. De los casos referidos en el libro, solo uno ha sido sancionado a través de sentencias condenatorias lo que, en ningún caso quiere decir que se haya hecho justicia. Los demás casos ni siquiera han llegado a juicio. Homicidios cometidos contra niñas de entre 13 y 18 años han quedado impunes y no podemos olvidar que Lydiette Carrión no da cuenta de todos los casos existentes en la zona, sería imposible hacerlo.

Lo que queda evidenciado sin lugar a dudas es la incapacidad de las instituciones nacionales de hacer frente a este terrible flagelo. Las autoridades estatales están en exceso rebasadas y, lo que es peor, la gran mayoría de los Ministerios Públicos no tienen siquiera la intención de iniciar en tiempo las investigaciones argumentando que, seguramente, las víctimas escapan por propia voluntad y que en algún momento llegarán, incluso con su premio. En aquellos casos en que se dan inicio a las averiguaciones, el tiempo transcurrido genera una brecha que muchas veces es imposible franquear, y sí a eso se le suma la incompetencia o falta de pericia al momento de llevar a cabo las pruebas necesarias, el resultado es predecible.

Me queda más que claro que nuestro país requiere cambios estructurales de gran calado. Establecer en las leyes penales el tipo penal de feminicidio no va a generar un cambio per se, se requieren muchísimas cosas más: la profesionalización de las instituciones encargadas de la procuración de justicia, cumplimiento de los protocolos de actuación para estos casos, que los ministerios públicos y policías ministeriales cumplan de manera adecuada su atribución constitucional de investigar los delitos, que los peritos realicen las pruebas técnicas de manera adecuada y apegada a los estándares específicos para que éstas sean infalibles y que al momento de consignar las carpetas de investigación el Juez de Control no tenga elementos para regresarla.

No puedo dejar de mencionar que el prólogo del libro, escrito magistralmente por Blanche Petrich, deja frases que dejan ver de cuerpo completo el sistema que, desgraciadamente, impera en nuestro país:

Lo que sale a la luz son las miserias de un aparato judicial plagado de policías que de día patrullan y de noche delinquen, de Ministerios Públicos que dormitan sobre los expedientes, de fiscales que siguen la máxima regla del menor esfuerzo y se detienen ahí donde creen que pueden “pisar callos”, ya sea por conveniencia política o por complicidades inconfesables. Es el fracaso de las instituciones responsables de proteger a la población, a las niñas, a sus familias y de hacerles justicia”.

Pero Petrich no lo deja así en el prólogo que escribió, al contrario, fue más allá dando cuenta de cómo es en muchas ocasiones la pereza lo que hace fracasar las investigaciones:

En ocasiones es una pereza imperdonable la que hace fracasar una investigación, como el caso de Luz del Carmen – 13 años, vida en la pobreza –. Su cuerpo fue encontrado en una bolsa, a orillas de la vía del tren. Le había mutilado las piernas. No la buscaron “porque había mucha basura en el lugar”. Hacer justicia era lo que estaba en riesgo”.

No puedo describir el coraje que sentí al leer ese suceso en el prólogo para, posteriormente, leer la crónica completa en el propio cuerpo del libro. No hay manera sutil de decirlo: las instituciones mexicanas encargadas de impartir justicia han fracasado rotundamente, están en deuda con la sociedad.

Sería injusto también adoptar la posición cómoda y echarle toda la culpa al gobierno. Lo que sucede en la zona aledaña al Río de los Remedios, y en muchas partes de nuestro país, es un durísimo reflejo del brutal rompimiento del tejido social. No puede pasar desapercibido que, en muchos casos, aunque no en todos, un entorno familiar corrompido es lo que deja a los menores, especialmente mujeres, en una condición de vulnerabilidad. Tampoco debería sorprendernos que al analizar el entorno de los victimarios, descubramos que provienen de un ambiente totalmente corrompido en el que la violencia y las adicciones son el pan nuestro de cada día.

Solo un caso de los 6 plasmados en el libro tienen sentencia. ¿Cuántos| de todo el universo permanecen impunes? Es difícil saberlo, pero el panorama no es nada alentador. Erick San Juan Palafox, “El Mili”, señalado por las autoridades como el líder de la banda de feminicidas en la zona lleva ya años encerrado, condenado a 70 años de prisión, sin embargo, el problema persiste y sigue siendo muy habitual encontrar cuerpos sin vida de mujeres, muchas veces mutilados.

En este país de fosas clandestinas, de mujeres desaparecidas, tragadas por la tierra, de niñas de 14 años descuartizadas y arrojadas en el canal, o de 13 años desmembradas y enterradas junto a las vías del tren, en esta región de violencia sexual impune, no hay verdad, hay versiones. Hay versiones históricas; versiones de la defensa. Versiones de la policía. Axiomas constitucionales. Está la versión que sembró Paco sobre Bianca. Las versiones de los peritajes corruptos y contrahechos. Y está la memoria de los padres que buscan a sus hijas por todo el país”.

No se requiere decir mucho más. Este es el panorama en que vivimos. Impunidad absoluta, feminicidios que se siguen acumulando, uno a uno, sin que las autoridades tengan la capacidad, o la voluntad, de hacer frente a esto, de realizar acciones coordinadas que permitan frenar el aumento en la violencia de género y, lo peor del caso es que nos hemos habituado a que esto sea lo normal. No puedo sacar de mi cabeza aquella frase de Edmundo Burke: "Para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada". Al terminar el libro le pregunté vía Twitter a la autora ¿Qué podemos hacer? Desgraciadamente aún no encuentro la respuesta.

@Benjamin_Muniz

miércoles, 10 de abril de 2019

Atole, alimento mexicano por excelencia


El aroma de las albóndigas, el espesor del mole, el colorido de los chiles en nogada. Definitivamente en México contamos con una amplia variedad alimenticia, rica en sabor, en colorido, en ingredientes, no en vano ha sido declarada Patrimonio Universal Inmaterial de la Humanidad, sin embargo, a últimas fechas un alimento ha avanzado lugares de manera vertiginosa para convertirse en el más consumido en nuestro país: el atole, específicamente el servido con el dedo.



Según el periódico Zócalo, se utiliza la frase “dar atole con el dedo” cuando se intenta engañar a otra persona o prometer en vano. Algunos otros dicen que se trata de dar probaditas para mantener tranquila a una persona o a un grupo. La frase se aplica de excelentemente a lo que está aconteciendo en estos momentos en nuestro México.



Durante la campaña electoral de 2018, Andrés Manuel López Obrador se levantó como el guardián de la honestidad. Aseguró que, de llegar a la máxima magistratura, su gobierno se caracterizaría por la honestidad y la transparencia. Atendiendo al gran hartazgo social con motivo de la descarada corrupción, AMLO se levantó con la victoria de manera contundente, sin embargo, estos 4 meses de su gobierno han demostrado no ser lo que se prometió.



Para los 30 millones de mexicanos que votaron por AMLO, el tabasqueño representaba un cambio en el paradigma político, su famosa 4T, pero la realidad ha demostrado que no es lo mismo contender en campañas electorales que alzarse con el triunfo. AMLO no se preocupó por prepararse para gobernar y lo único que ha logrado es repetir las mismas acciones que juró combatir. Le ha dado atole con el dedo al pueblo.



El presidente ha demostrado un absoluto desdén por la división de poderes. Recuerdo cuando en campaña decía que durante su administración no habría amiguismos ni compadrazgos, sin embargo, demostró lo falso de sus manifestaciones al momento de designar a los comisionados de la Comisión Reguladora de Energía. Los candidatos propuestos en la primera vuelta no alcanzaron la mayoría calificada requerida por ley, por lo que, de acuerdo con la normativa, el presidente propuso una segunda terna, pero resulta ser que, de 12 candidatos, el presidente propuso nuevamente a 11. Por supuesto, nuevamente quedaron cortos en la votación requerida por lo que AMLO designó exactamente a quien él quiso. A través de un fraude a la ley Andrés Manuel López Obrador se brincó la división de poderes y designó a personas totalmente vinculadas con él, efectivamente, puro amiguismo y compadrazgo. Lo mismo, probablemente, pasará con la terna que envió para integrar el consejo de PEMEX donde, ni más ni menos, propuso al hermano de su difunta esposa.



Respecto a la transparencia y la legalidad tampoco ha sido congruente su actuar con sus promesas de campaña. En los cuatro meses que ha gobernado, de cada 10 contrataciones realizadas por el gobierno el 74% han sido adjudicadas sin realizar la licitación correspondiente, violando de esta manera la ley aplicable.



Y ya ni hablar de la seguridad. Estamos ante el inicio de administración más violento desde que se tiene registro. Su Guardia Nacional ha sido una verdadera tomadera de pelo. Después de lograr la aprobación por unanimidad de votos en la Cámara de Diputados, solamente con un voto en contra en la de Senadores y por voto unánime en las legislaturas locales, brincándose la norma constitucional decide quitar el mando civil para poner a un militar en activo. De esta forma se viola en principio constitucional que establece que las fuerzas de seguridad pública serán de carácter civil. Lo peor, la Secretaria de Gobernación, Ministra en retiro, Olga Sánchez Cordero se atreve a decir que poner a un militar en activo como comandante de la Guardia Nacional no es una tomadera de pelo a la sociedad. Hablemos claro. No solo es una burla a la ciudadanía, es una flagrante violación a la norma constitucional y ella, como ex integrante del Máximo Tribunal de la Nación lo sabe y decide callarlo.



Los dos ministros que han sido designados durante la presidencia de Andrés Manuel no están exentos de ese amiguismo, sobre todo la Ministra Yazmín Esquivel, esposa del contratista favorito de AMLO, Riobóo. Esa es la honestidad valiente que tanto presumió. Y ya ni hablar de la iniciativa de Monreal para ampliar la Corte a 16 ministros, lo que, automáticamente, le daría el control absoluto de nuestro Máximo Tribunal a AMLO. Regresaríamos, y lo peor es que así parece ser el deseo de Morena, a un estado autoritario, unipersonal, tiránico.



Lo que más me preocupa es que muchas personas lo defienden señalando que esas son prácticas que siempre se han aplicado. Suponiendo sin conceder que sea cierto, la gente votó por un cambio, no por perpetrar los vicios que existían. AMLO llegó al poder después de prometer limpiar de corrupción la administración pública y no ha sido capaz de hacerlo. Ya no digamos que no ha sido capaz, no ha tenido la voluntad, es así de simple.



Las palabras de Sergio Negrete en su columna publicada en El Financiero el 5 de abril (https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/sergio-negrete-cardenas/la-realidad-alcanza-a-amlo?fbclid=IwAR3qPvMn4YBmxDriwXymKO9qJgZ1Q4XdAoE79DzdrdFFNu_dPP-RGk41dgc) dejan ver de cuerpo entero cómo se ha manejado este gobierno y como se ve en un futuro. Es de lectura obligada. Desgraciadamente, sus palabras son extremadamente ciertas.



Solo espero, como ciudadano preocupado por mi país, que AMLO tenga la humildad de reconocer que las cosas no están saliendo como él decía que saldrían, pero, sobre todo, que tenga la humildad y el valor para dar un golpe de timón y cambiar el rumbo en aras de un real beneficio para México. No congenio con su forma de hacer política, pero le deseo éxito, éxito que debe reflejarse en el pueblo mexicano.



@Benjamin_Muniz