miércoles, 22 de mayo de 2019

¿Crisis en el equipo presidencial?

Dice un viejo y conocido refrán que cuando el río suena, agua lleva y este dicho popular queda muy bien en el entorno político que actualmente se vive en nuestro país.

El día de ayer se oficializó la primera baja de la primera línea del equipo del presidente López. Germán Martínez Cázarez renunció ayer 21 de mayo a la Dirección General del Instituto Mexicano del Seguro Social a través de una carta dirigida al Consejo Técnico de dicho Instituto, la cual puede consultarse en https://www.eluniversal.com.mx/nacion/politica/carta-integra-de-la-renuncia-de-german-martinez-cazares-al-imss. La misiva es dura y concisa. Martínez denunció la injerencia de funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en decisiones que corresponden el IMSS. Si bien es cierto no menciona quiénes son esos funcionarios, no se requiere ser un genio para saber que se refiere a Carlos Urzúa y a Raquel Buenrostro, Secretario y Oficial Mayor, respectivamente.

Dentro de su carta renuncia hay muchas frases que responsabilizan a la Secretaría de Hacienda de la crisis que vive el Instituto. Me quedo con dos: "Ahorrar y controlar en exceso el gasto en salud es inhumano. Ese control llega a escatimar los recursos para los mexicanos más pobres" y poco más adelante continúa diciendo "yo tampoco seré florero en el IMSS de decisiones tomadas fuera del IMSS".

La renuncia de Germán Martínez, en lo personal, me genera muchas interrogantes. Ha trascendido que diversos funcionarios han presentado sus renuncias al presidente y que éstas no han sido aceptadas. Presidencia ha logrado contener la fuga de sus colaboradores. Con la renuncia de Martínez, ¿ese control ha terminado? ¿El gobierno podrá seguir conteniendo a los funcionarios inconformes o éstos aprovecharan esta circunstancia para salir del gabinete? Al tiempo.

Y es que este no es un tema menor. Trascendió que una de las personas más importantes dentro de la campaña que le diera la victoria a López hoy se encuentra relegada y encuartelado en su oficina. Me refiero al Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón. De ser el hombre importante del candidato, se ha convertido en una figura meramente decorativa en el gobierno de la autoproclamada Cuarta Transformación. Temas que debieran ser tratados directamente por el titular de la Secretaría, han sido delegados a otros Subsecretarios o, incluso, a otras dependencias. Recordemos incluso que en la relación bilateral con Estados Unidos, Ebrard ha brillado por su ausencia. Ante este ambiente de relegación, el Canciller presentó su renuncia el 2 de abril pasado aunque, en un comunicado de prensa, la SRE desmintió esto.

Ese mismo día, el 2 de abril, sin mucho reflector, renunció a su cargo el Q.F.B. Marcos Laureano Solís Leyva quien estaba como encargado de la Comisión de Autorización Sanitaria de Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). El motivo, diferencias con el Comisionado Presidente por la libre importación de medicamentos a nuestro país en coordinación, nuevamente, con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público encabezada por Carlos Urzúa (Se puede consultar una columna al respecto en https://www.eluniversal.com.mx/columna/raul-rodriguez-cortes/nacion/cofepris-pone-en-riesgo-la-salud)

El 12 de abril, después de tan solo 10 días en su encargo, Simón Levy presentó su renuncia como Subsecretario de Planeación Turística, misma que fue aceptada por Miguel Torruco, Secretario de Turismo. Solo cuatro días después, el 16 de abril, Guillermo Zúñiga renunció a su cargo como Comisionado de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) sin señalar sus motivos, aunque trascendió que su decisión se basó en la designación de los nuevos Consejeros de dicho órgano.

Por si esto fuera poco, Raymundo Riva Palacio lanzó una bomba que generó mucho ruido en la oficina de Presidencia al señalar que Alfonso Romo, Jefe de Oficina, presentó su renuncia al Presidente López, misma que fue rechazada (https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/raymundo-riva-palacio/la-renuncia-de-romo). El motivo de su renuncia, diferencias con el titular de la SHCP, Carlos Urzúa.

Personas cercanas al Presidente han renunciado. Se rumora también, sin que se pueda confirmar que la propia Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espríu y la Secretaria de Energía, Rocio Nahle, han presentado sus renuncias. Lo único que hasta el momento me queda claro es que el Presidente López tiene un superhombre a quien abiertamente ha respaldado ante todas las crisis, y este hombre se llama Carlos Urzúa.

Concluyo transcribiendo un párrafo de la carta de renuncia de Germán Martínez:

"El Presidente del Gobierno de México proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el "cargo" que el "encargo".
Hoy, en su conferencia de prensa matutina, el Presidente López anunció que Zoé Robledo, quien hasta hoy era Subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, es el sucesor de Germán Martínez en la Dirección General del IMSS, ¿Podrá contener la injerencia de la Secretaría de Hacienda o terminará doblando las manos? Estoy seguro que pronto lo sabremos.

@Benjamin_Muniz

martes, 14 de mayo de 2019

A México le urge unidad

No soy una persona vieja, reconozco que muchos de los eventos que han marcado la política moderna de México no los presencié o estaba muy chico para comprender de manera más real su significado. No estaba vivo cuando López Portillo dijo que defendería el peso como a un perro. No logro recordar haber presenciado el "ni los veo ni los oigo" de Carlos Salinas. El magnicidio por supuesto que lo recuerdo pero más como un suceso lejano. Si, reconozco que he estado involucrado en la política desde aquel ya lejano 1994 cuando tenía apenas 7 años. Lo primero que recuerdo de mi acercamiento a la política es, precisamente, el magnicidio de Luis Donaldo Colosio, después como un tío, hermano de mi papá, me obsequió una estampa del candidato sustituto, Ernesto Zedillo y como, a mis tiernos 7 años, vi por primera vez un debate presidencial, donde me impactó la figura de un hombre de gran barba, discurso estructurado y elocuente (claro, en ese entonces no sabía ni siquiera el significado de estas dos palabras) y fue cuando descubrí que el Partido Acción Nacional tenía buenos elementos.

Recuerdo también la reforma política de 1997 que dotó de cierta autonomía al Distrito Federal para transformarlo del Departamento del Distrito Federal al Gobierno del Distrito Federal y como, el primer Jefe de Gobierno electo democráticamente por los ciudadanos fue Cuauhtémoc Cárdenas. Recuerdo a  mis 13 años, en el 2000, todavía sin edad suficiente para votar, meterme a actividades para la campaña de Vicente Fox, pocas tal vez, pero eran las que podía hacer con 13 años y con el poco permiso que tenía de mis papás (quienes nunca han sido afines a la política). Recuerdo haber colocado pendones en mi cuadra, repartido estampas.

Por fin llegó 2006, mi primera elección. Me iba a estrenar a lo grande, siendo representante de casilla por el PAN. Por coincidencias de la vida mi nombramiento nunca llegó y tuve que conformarme con seguir la elección desde la televisión. Recuerdo claramente como, muy entrada la madrugada, mi papá, quien llevaba ya horas durmiendo, se despertó para decirme que los resultados los podría conocer más tarde y que, por favor, ya me fuera a dormir.

Recuerdo las elecciones de 2012, las primeras en las que fungí como Representante Propietario del PAN ante el Consejo Distrital XXXIII del entonces IEDF, recuerdo las elecciones de 2015 donde repetí puesto como Representante Propietario.

En efecto, no soy una persona de edad avanzada. Tengo apenas 32 años pero tengo un camino recorrido en el tema electoral y en esos 25 años que llevo siguiendo de cerca los asuntos políticos de mi país, nunca me había encontrado con una división tan grande como la que existe en este momento. Actualmente en nuestro país existe una sima tan profunda que parece imposible sortear.

En México siempre han existido grupos y, por lo mismo, personas afines a cada uno. La derecha ha tenido a sus seguidores, incluso a sus portavoces dentro de los medios. Lo mismo sucede con la izquierda y con el centro, en fin, con todo el espectro político. Descalificaciones de un grupo a otro han sido parte de nuestro panorama, no es nada nuevo, lo que si es nuevo es que esas descalificaciones hayan trascendido hasta nosotros, los ciudadanos de a pie.

Si en las administraciones pasadas alguien criticaba al presidente, salía alguien a su defensa. Se abría la posibilidad al debate y, por supuesto, habían momentos en que la discusión se acaloraba como sucede con cualquier tema que levante pasiones. Pero en esta administración, si alguien cuestiona o critica al mandatario, en automático es un derechairo, traidor, vende patrias, fifís. Y, siendo francos, los que no apoyamos al presidente les decimos a sus seguidores chairos entre otros calificativos.

Por supuesto que todos estamos en nuestro derecho de discrepar o coincidir con el titular del Poder Ejecutivo de la Federación. Por supuesto que yo estoy en mi derecho de disentir y de hacer notar lo que, a mi consideración, no es adecuado. Eso es, no solamente sano, sino necesario en cualquier Estado Democrático de Derecho, pero nunca como ahora, en la historia moderna de nuestro país, se había generado una división tan grande, la misma que me hace recordar a los conservadores y liberales en la época incluso anterior de Benito Juárez, esa época a la que México le costó tanto derramamiento de sangre y que hoy, desgraciada y dolorosamente, estamos regresando.

Señores, seamos francos, las administraciones inician y concluyen, pero nuestra condición como mexicanos permanece. Tengo familia que apoya profundamente a López Obrador. Cuando él deje de ser presidente, ellos seguirán siendo mi familia, lo mismo con amigos, con vecinos, con personas con las que comparto ideologías de libertad e igualdad.

No puedo decirlo de otra manera, me resulta preocupante en extremo la división que se ha generado en nuestro país. No, no estoy de acuerdo en muchas de las políticas emprendidas por el titular del Ejecutivo Federal, veo con preocupación la falta de resultados, considero que gastar en tanto programa social y en béisbol en lugar de dotar de medicamentos a pacientes que lo necesitan está mal, pero una cosa es que piense eso y otra es que pensarlo me haga un mal ciudadano, un traidor a la patria.

Reconozco que la división es impulsada desde arriba. El presidente imponiendo la separación, entre los liberales y los conservadores, los fifís y demás adjetivos que ha utilizado. Eso es innegable, como también lo es que nosotros, los ciudadanos de a pie hemos encontrado en esto una licencia para hacer lo mismo, para ahondar diferencias, para crear grupos que no deberían de existir. Por supuesto, yo he caído en eso: he atacado en lo personal a personas, a mexicanos, les he dicho chairos y me he sumado a la interminable fila de personas que fomentan la división, pero México necesita unidad y por eso hoy digo ¡ya basta! A partir de este momento debatiré propuestas e ideas con quien quiera hacerlo, pero dejaré fuera por completo de mi vocabulario palabras que denosten a cualquier persona por el simple hecho de su preferencia electoral y hago un llamado, desde lo más profundo de mi ser, para que todas las personas que así lo deseen se sumen a esto: basta ya de dividirnos nosotros. El futuro de México no está en López Obrador ni en ningún otro político, el futuro de México está en sus ciudadanos y, como bien decía Jesús, una casa dividida contra sí misma no puede perdurar.

Somos mexicanos, sin importar nuestros intereses políticos. Dejemos de lado las divergencias y busquemos las convergencias. Debatamos, si, por supuesto. Alcemos la voz cuando las cosas no se estén haciendo bien, pero dejemos de insultar y demeritar a los demás. En algún momento leí una frase de Francisco Martín Moreno: "Cuando los argumentos terminan, comienzan los insultos". Ha llegado el momento de regresar a los argumentos.

@Benjamin_Muniz

miércoles, 8 de mayo de 2019

Inversión y autonomía


Hagamos un pequeño ejercicio de imaginación: una persona vive fuera de casa de sus padres, pero sus padres lo siguen manteniendo. Su “independencia” no sería real, sería una simulación y, en cierto momento, podría tener que decidir entre hacer su voluntad o dejar de recibir el financiamiento.


Para que exista una verdadera independencia, uno de los aspectos más importantes es lograr la autonomía financiera y económica. Este aspecto reviste una especial importancia en el panorama geopolítico actual en México.


La administración encabezada por el presidente López tiene tres grandes proyectos que pueden ser considerados sus proyectos más emblemáticos, cada uno en su respectivo ámbito. Por lo que hace a la infraestructura, uno de sus proyectos más ambiciosos (y polémico) es la construcción del Tren Maya. En materia de seguridad, la Guardia Nacional es sin duda el eje rector, mientras que no se puede hablar de materia energética sin referirnos a la Refinería de Dos Bocas, Tabasco. El lector podrá estarse preguntando, ¿qué tiene que ver esto con el ejercicio imaginario del primer párrafo? La respuesta es muy simple. 


Aquel lejano 31 de mayo de 1911, hace casi 108 años, navegando hacia su exilio a bordo del vapor alemán Ypiranga, Don Porfirio Díaz lanzó una frase lapidaria: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”. Esas palabras definen, como pocas, la verdadera relación entre EUA y México. Nuestro vecino país del norte ha demostrado, reiteradamente, su intención de presionar e incluso controlar la política mexicana. Creo que mantener la autonomía nacional ante Estados Unidos ha sido un reto más que complejo para los gobiernos de nuestro país, sin embargo, considero que el presidente López abre la puerta para la intervención estadounidense en asuntos internos de México.


El pasado 13 de abril en Campeche, AMLO refirió que el Secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, le comunicó la disposición de Donald Trump de invertir en el proyecto del Tren Maya. De esta forma, Estados Unidos se ha comprometido a invertir 4,800 millones de dólares en ayuda para el desarrollo del sur de México por lo que, presumiblemente, parte de estos fondos de utilizar, tal como lo recogió el periódico El Financiero en su página https://www.elfinanciero.com.mx/economia/eu-dispuesto-a-invertir-4-mil-800-mdd-para-tren-maya-y-otros-proyectos-en-el-sureste-amlo


Además de esto, el 7 de mayo, Milenio Diario nos regaló en su primera plana encabezado a dos líneas “AMLO busca que Trump financie la Guardia con Iniciativa Mérida” y, en sus páginas interiores nos encontramos con una entrevista realizada a Alfonso Durazo, Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana quien manifestó que el programa de apoyo de EU tiene una visión militar con la que el gobierno no está de acuerdo y debe modificarse para impulsar el desarrollo regional o consolidar la nueva corporación, por lo que el gobierno encabezado por el presidente López solicitará al presidente Trump reorientar por completo el gasto de la iniciativa Mérida para financiar la construcción y consolidación de la Guardia Nacional (la entrevista completa puede consultarse en https://www.milenio.com/politica/amlo-busca-trump-financie-guardia-iniciativa-merida)


Respecto a la refinería de Dos Bocas, aquel proyecto que el propio IMCO ha solicitado sea cancelado por la nula posibilidad de éxito, se estima que parte de los 4,800 millones de dólares que EU ha comprometido para el desarrollo para el sur del país se puedan utilizar para su financiamiento.


Estoy totalmente consciente que para iniciar cualquier proyecto es imprescindible buscar la manera en que el mismo deberá de financiarse, sin embargo, tampoco podemos dejar de ver que no es lo mismo el financiamiento que nosotros, como particulares, podemos buscar para nuestros proyectos, al financiamiento para proyectos gubernamentales.


Por supuesto que nunca he estado en contra de la inversión privada, incluso la he apoyado abiertamente, señalando la necesidad de generar una reglamentación específica que salvaguarde la autonomía nacional. Si siempre he pugnado porque la inversión privada que se utilice para financiar proyectos gubernamentales esté acotada de tal manera que no se vea afectada nuestra soberanía, ¿cuánto más no lo haré con la inversión extranjera? Ahora, si quien pretende invertir es directamente un gobierno extranjero, caray, ¿qué decir? Es menester tomar las medidas necesarias para que no entreguemos nuestra soberanía en temas tan delicados a un país extranjero.


Vivimos en un mundo globalizado, indudablemente, pero eso no quiere decir que cedamos la autonomía y soberanía nacional en aras de financiamiento, al contrario, implica el reto de buscar ese financiamiento, será de origen nacional o extranjero, sin mermar nuestra condición de país libre, independiente y soberano.


Me preocupa seriamente la intención del presidente Trump de invertir en temas delicados de la agenda política interna de nuestro país, me preocupa gravemente que su intención, como lo ha mostrado en diversas ocasiones, sea, verdaderamente, controlar la política mexicana, y no buscar una verdadera cooperación. El presidente López está parado en una posición compleja. Deberá decidir si acepta esta inversión y hasta dónde otorgaría derechos al gobierno de Estados Unidos. Como mexicano, espero de corazón que tome la mejor decisión en beneficio de nuestra Nación.


@Benjamin_Muniz