martes, 19 de septiembre de 2017

Ni una más

Nunca he negado que considero que tipificar el delito de feminicidio resulta discriminatorio. He sostenido incluso que, estoy consciente de la necesidad de salvaguardar la vida e integridad física de las mujeres y que, por supuesto, el derecho penal es la manera de hacerlo, sin embargo, se pudo haber realizado a través de una reforma a las calificativas del delito de homicidio y no general una regla tan específica que solamente de protección a las mujeres, violando de esta manera el principio que establece que el derecho debe ser general. Mi punto de vista lo externé en este mismo blog el 3 de octubre de 2011, con motivo de la reforma al Código Penal y puede ser consultado en http://pormejoresmexicanos.blogspot.mx/2011/10/la-inequidad-en-la-legislacion-pro.html

No obstante lo anterior, sigo insistiendo que el estado debe garantizar la vida, integridad física y seguridad de los ciudadanos y, ante la realidad actual, debe ser muy enfático en garantizar la seguridad de las mujeres. Ya existe el tipo penal de feminicidio, ¿ha servido de algo? De acuerdo con datos citados por Alejandro Hope, en 2015, en todo el Sistema Penitenciario Nacional había exactamente 542 reos por el delito de feminicidio, de los cuales solo 201 había recibido sentencia. Impactantes cifras.

Hope escribió una columna muy fuerte y muy real acerca de las causas por las que hoy Mara Castilla hoy está muerta. La primera oración de su columna es contundente: “Mara fue asesinada porque nadie en México le teme a la ley”. NADIE EN MÉXICO LE TEME A LA LEY, así, en mayúsculas. Los niveles de impunidad son tales que a las personas no les da miedo cometer un delito. El estado ha fallado en tutelar los bienes jurídicos y el panorama no resulta alentador, el estado seguirá fallando. Hope concluye su columna con lo siguiente (la columna completa se puede leer en http://www.eluniversal.com.mx/columna/alejandro-hope/nacion/por-que-fue-asesinada-mara-castilla):

Mara fue asesinada porque fallamos como sociedad, por nuestra indolencia, porno exigir que de una vez por todas cambien las cosas, cambie el aparato de justicia, cambie la policía, cambie México.

Mara fue asesinada porque este país es una desgracia y tiene ya que dejar de serlo”.

Efectivamente, hemos fallado como sociedad, pero no solamente por no exigir, sino por tomar decisiones poco acertadas y, después, quejarnos del resultado. Durante la administración de Enrique Peña Nieto como gobernador del Estado de México, el feminicidio en dicha entidad creció en 400%, convirtiéndose en el lugar más inseguro para las mujeres, incluso por encima de Ciudad Juárez. Hoy día está en Los Pinos y esperamos que se haga algo por detener este delito. Incongruencia.

En el año 2003, Editorial Porrúa lanzó la tercera edición actualizada del libro “La violencia intrafamiliar en la legislación mexicana” cuya autoría corresponde a los juristas Manuel F. Chávez Asencio y Julio A. Hernández Barros. En dicha edición nos regalan datos estadísticos que son capaces de congelar la sangre: De acuerdo con el Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar (CAVI) de la Procuraduría General de Justicia de la hoy Ciudad de México, desde su creación en 1991 hasta el 2003 (fecha de la edición de la obra referida), se habían atendido 180,000 personas, de las cuales 89% son mujeres: 100% de las cuales sufrió violencia psicológica, 73% violencia física y 30% violencia sexual. Por si esto fuera poco, se estima que cada 15 segundos una mujer es golpeada en su propio hogar y cada año 4,000 son asesinadas por el marido o la pareja masculina.

Por supuesto que hemos fallado como sociedad. Si no hemos logrado erradicar la violencia intrafamiliar, la violencia que se genera en el núcleo mismo de la sociedad, ¿cómo podemos siquiera creer que podremos erradicar el feminicidio? Y lo peor de todo, re victimizamos a las víctimas, es decir, no solamente las asesinan, sino que la sociedad le echa la culpa a la propia víctima. Si Mara Castilla hoy está muerta fue porque se fue de fiesta con sus amigas en lugar de quedarse resguardada en su casa. ¿Ahora resulta que ella es la culpable? ¿En verdad si salimos de fiesta merecemos que nos asesinen? Que mal estamos si en verdad creemos eso. He escuchado, incluso, que Mara entró a la habitación del motel por voluntad propia. Si esto es cierto o no, no lo sé, sin embargo, supongamos que, efectivamente, Mara haya entrado al cuarto del motel por voluntad propia, supongamos que hubo un coqueteo con el chofer de su Cabify y hayan decidido tener una relación sexual informal, una canita al aire. Por supuesto que si esto fuera cierto, Mara se habría puesto a sí misma en una situación de riesgo extremo, sin embargo, tampoco merecía morir por ello, pero como sociedad, sin conocer de fondo la verdad, hemos pregonado que, de ser cierto que Mara entró voluntariamente al cuarto del motel, entonces merecía morir. Por supuesto que hemos fallado como sociedad y resulta indignante que exista gente que tenga esa mentalidad tan corta, por no decirlo en un tono mucho más elevado.

El bien jurídico que por excelencia el estado debe tutelar es la vida. La vida es tan preciada que debe ser salvaguardada sobre todas las cosas y ahí hemos fallado catastróficamente. Hoy la libertad no existe. Salir a la calle, a tomar una copa con los amigos, a bailar con la pareja, simplemente al cine en la función nocturna se ha vuelto una actividad de riesgo. Somos prisioneros de la inseguridad que carcome a nuestras ciudades y que ha superado y derrotado a las autoridades. La regla, estúpida desde mi punto de vista, que establece el nuevo sistema de justicia penal de no poder detener a un delincuente a menos que exista delito flagrante, ha generado y generará más impunidad. Estamos rebasados y esa es la realidad de las cosas.

De corazón espero que el responsable del asesinato de Mara Castilla reciba el castigo que merece, que pague por lo que hizo. Solo así nuestro país, en el cual al día son asesinadas aproximadamente 7 mujeres (dato tomado de la BBC http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-41303542), podrá comenzar a transitar hacia la legalidad. Como sociedad, mientras tanto, unámonos en exigir a nuestro gobierno que garantice nuestra seguridad, que tutele la vida. Exijamos que no haya un solo muerto más por la comisión de delitos y que, aquellos que se creen con el poder de tomar vidas ajenas, paguen conforme lo marcan las leyes, sin que quepa la posibilidad de la impunidad.


Twitter: @Benjamin_Muniz

1 comentario:

  1. Benjamin
    Totalmente de acuerdo contigo, te compartiré unos tuits donde coincido contigo.
    El trabajo es de todos tristemente esto se presta a manejos políticos para perseguir fines electorales, y no para remediar el problema.
    saludos

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