¿Acaso soy utópico? ¿Acaso estamos condenados a ser esclavos de una red opresora que solo nos aprisiona y nos impide crecer? ¿Acaso tenemos que vivir en un mundo mediocre que no se preocupar por la justicia? ¿Es nuestro México un país al que no le importa su gente? ¿Nuestros mártires y héroes nacionales dieron su vida por esto en lo que nos hemos convertido? ¿Estarían conformes con lo que somos hoy? ¿Este problema es propio de México o de todo el mundo?
Esta semana leí el libro “First Born” de John Katzenbach. Este libro es especial. No es novela. No parte de un hecho real para crear desde ahí una historia inventada. No. Este libro toma un hecho real y lo narra paso a paso. Cuenta la historia del homicidio de un niño de 9 años y el embrollo legal que le sucedió. Mi opinión respecto a esta obra la reservo para un ulterior ensayo, sin embargo, retomo la impunidad, el vacío legal y el hoyo negro burocrático que en dicho libro se narra. Es un mundo en el que vivo a diario, en el que estoy inmerso y, lo peor de todo, al que ya me acostumbré. Y justamente eso es lo que más miedo me da.
Somos un verdadero Edén, los paisajes mexicanos son incomparables, tenemos una gran cantidad de recursos naturales, árboles frutales, cascadas, lagunas, océanos, montañas, volcanes. Tenemos una riqueza cultural e histórica como pocas. Somos personas cálidas, tenemos una gastronomía que ya la quisieran las llamadas “alta cocina”. Tenemos intelectuales, tenemos grandes escritores, grandes músicos. México tiene todo, lo único que no tiene son dos cosas: un gobierno y una clase política que entienda que el poder emana del pueblo y por lo tanto se debe a él y un pueblo que le demande y le exija a su gobierno el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales y legales. Me causa una impotencia indescriptible ver lo que pasa en mi país. Me duele ver cómo se pueden desaparecer un sinnúmero de personas y nadie hace nada, que funcionarios del gobierno de Guerrero, si, ese gobierno que se ha caracterizado por su desgobierno, todavía tienen el cinismo de renunciar para buscar contender en las próximas elecciones y lo peor del caso es que no me extrañaría ver que muchos de ellos ganen. Carajo, en verdad hay momentos en que me gustaría poder zangolotear a las personas, darles una bofetada y gritarles que despierten, que se den cuenta que nuestra cómplice pasividad es lo que le permite a un gobierno tirano teneros con la bota en el cuello, que solo nosotros podemos detener esto, pero en verdad, es frustrante que no hacemos nada, que cada que hay elecciones nos conformamos con recibir una despensa, un electrodoméstico, unos pesos y de ahí vivir mal y quejándonos hasta las siguientes elecciones en que se repite la ecuación.
Tomemos como ejemplo el caso del exsecretario de salud de Guerrero, Lázaro Mazón Alonso. Emana de un mal gobierno. Fue de los principales impulsores de la candidatura de José Luis Abarca Velázquez a la Presidencia Municipal de Iguala y hoy se presenta como precandidato del recién constituido MORENA al Gobierno del Estado. Es una verdadera mentada de madre que el “partido del pueblo que no va a permitir ni tolerar la corrupción”, en su primera elección postule a quien apoyó la candidatura del que posteriormente fuera Presidente Municipal de Iguala, hoy prófugo de la justicia por ser autor intelectual, junto con su esposa y el grupo delincuencia Guerreros Unidos, de la desaparición y posible homicidio de los normalistas de Ayotzinapa. Lázaro Mazón se ha deslindado de Abarca, sin embargo los hechos son evidentes: el Presidente Municipal Suplente de Iguala, hoy en funciones, responde al nombre de Luis Raúl Mazón Alonso. Si, el hermano de Lázaro Mazón Alonso. El deslinde no sirve de nada si los hechos demuestran la cercanía entre ambos. Ya ni hablemos de la intervención de AMLO en la campaña del propio Abarca.
Perdón, pero es una falta de respeto que en medio de una de las crisis más severas del país, en medio de una crisis de institucionalidad tan profunda, en un embudo de inseguridad que ha costado muchas vidas, incluida la de un gran amigo, el Secretario General del PAN en Guerrero, Braulio Zaragoza, la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, las fosas clandestinas en el basurero municipal de Cocula, la balacera en la carretera federal Iguala-Chilpancingo donde resultaron muertos dos normalistas y un jugadores del equipo de futbol de tercera división “Los Avispones” todavía hayan funcionarios que han decidido renunciar para buscar nuevos cargos. Por Dios, trabajen, cumplan sus obligaciones, den la cara a la sociedad, limpien el desastre que han creado y solo después podrán pensar en buscar otros cargos. De otra manera esto se vuelve un total cinismo que me lleva a comprobar que la clase política busca el poder por el poder y no lo busca para atender las necesidades sociales, necesidades de las cuales hoy huyen.
Regreso al inicio de este texto. ¿Acaso soy utópico? Yo sí creo en verdad que el poder público, tal como lo establece la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, emana primordialmente del pueblo. Yo sí creo que el poder público debe ser utilizado para generar una mejor calidad de vida para la ciudadanía, para generar mejores condiciones de vida para las generaciones presentes y futuras. Si yo me afilié al Partido Acción Nacional fue precisamente porque creo en sus principios, porque creo que tenemos derecho real a una Patria ordenada y generosa y una vida mejor y más digna para todos. Me afilié al Partido Acción Nacional porque se constituyó sobre la base de una real libertad. Desgraciadamente, hoy hay muchos panistas que también le han dado la espalda a sus principios.
No recuerdo que se haya presentado la renuncia de un gobernador por una crisis. Recuerdo que en Estados Unidos sucedió, primero con Spiro T. Agnew y posteriormente con Richard Nixon en el escándalo de Watergate, sin embargo en México no recuerdo que haya sucedido hasta hoy que Ángel Aguirre, presionado por la sociedad, tuvo que renunciar a su cargo debido, en gran parte a la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y la crisis tan severa que ya narré. La sociedad mexicana incluso pide ya la renuncia de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República, la destitución de Miguel Ángel Osorio Chong y de Jesús Murillo Karam a la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República, respectivamente. La renuncia de Aguirre no resuelve nada de la crisis guerrerense, creo incluso que puede perjudicarla al hacer un monumento a la impunidad. Mejor que el señor acuda ante la justicia y se haga responsable de sus actos, o mejor dicho omisiones, al frente del gobierno estatal.
La crisis gubernamental y política es muy profunda. La desconfianza de la sociedad es latente y evidente. Las promesas ya no llenan al electorado. La indiferencia es lo más común actualmente. Ejemplificaré un poco: el pasado fin de semana estuve presente en una reunión con la militancia del Partido Acción Nacional en mi delegación. En dicha reunión, un expresidente del Comité Directivo Delegacional mencionó que la sociedad está harta de los actuales gobiernos, que muchos ciudadanos del Distrito Federal ya no quieren al Partido de la Revolución Democrática y que esto se ve incluso en los índices de aprobación tan bajos que actualmente tiene Miguel Ángel Mancera, pero que aun así la gente sigue votando por el partido del sol azteca y que el abstencionismo es impactante. Hice uso de la palabra. Yo respondí que ante este panorama en el PAN no habíamos sabido convencer a la ciudadanía de votar por nosotros, que no habíamos generado la conciencia en la ciudadanía que una despensa duraría 15 días, por mucho 3 semanas y que los malos gobiernos durarían, mínimo tres años. Mencioné también que el abstencionismo se vería disminuido en el momento en que fuera postulado un candidato real que verdaderamente quiera trabajar por la ciudadanía, que no intente manipularla con promesas atractivas pero inviables, sino que hable con la verdad, que prometa lo que se puede cumplir, que se comprometa de manera real a luchar, que no pierda de vista que su trabajo consiste en generar mejores condiciones para su electorado. Espero vivir para ver el día en que esto ocurra.
Creo que México es un gran país. Creo que nuestra Nación tiene demasiadas cosas buenas, demasiados recursos para crecer, pero creo también que el Padre Alejandro Solalinde tuvo razón en lo que le dijo a Carmen Aristegui en una entrevista sostenida el pasado 20 de octubre. Este gobierno es un peligro para el pueblo. Es necesario en carácter de urgente, que los tres órdenes de gobierno se unan para atacar las injusticias que sufre nuestra Patria. Es necesario que se solucionen ya estos conflictos y esto ya no depende del gobierno o de la sociedad, por el contrario dependen del gobierno Y de la sociedad.
En el libro “First Born” que ya mencioné, habla acerca del recurso que Carter Zeleznik, padre de la víctima, presenta ante la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos para atacar las resoluciones judiciales dictadas de manera local. En dicho recurso utilizó una frase que al leerla me marcó profundamente. Me permito terminar este texto con dicha frase: “El ciudadano no solo tiene el derecho de protestar en contra de la injusticia, sino la obligación de hacerlo”.
Benjamín Muñiz Álvarez Del Castillo
Twitter: @Benjamin_Muniz