domingo, 9 de diciembre de 2018

Militarizando la seguridad pública


En Sesión Pública ordinaria celebrada el pasado 15 de noviembre, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió la Acción de Inconstitucionalidad 6/2018 y sus acumuladas 8/2018, 9/2018, 10/2018 y 11/2018 promovidas por diputados federales, senadores, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Movimiento Ciudadano y Morena en contra de la Ley de Seguridad Interior (LSI).

El proyecto de sentencia, a cargo del Ministro Jorge Alberto Pardo Rebolledo reconocía la validez de la LSI, declarando inconstitucionales solamente algunos preceptos normativos, sin embargo, durante los días en que el proyecto fue discutido, los 10 Ministros restantes se pronunciaron a favor de la invalidez total de la Ley. Cuando, en la Sesión Pública Ordinaria del 15 de noviembre llegó el momento, la votación solo oficializó lo que ya era evidente. En ausencia de la Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos, quien no pudo concluir la sesión por atender comisiones oficiales, 9 Ministros votaron a favor de declarar la invalidez total de la LSI mientras que el Ministro Pardo Rebolledo, defendiendo su proyecto, votó a favor de su constitucionalidad.

La Ley de Seguridad Interior, según el Tribunal Pleno, resulta inconstitucional al contener disposiciones que pretendían normalizar la utilización de las Fuerzas Armadas en temas de seguridad pública, lo que resulta contrario al orden constitucional y convencional. (Boletín de Prensa 149/2018 visible en http://www.internet2.scjn.gob.mx/red2/comunicados/noticia.asp?id=5794)

En su intervención durante la sesión del 13 de noviembre, el Ministro Eduardo Tomás Medina Mora Icaza, citando al Almirante Antonio Vázquez del Mercado Ramos (titular de la Secretaría de Marina durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz) mencionó que lo temporal tiende a volverse permanente y que declarar la validez de la LSI sería dotar de permanencia a las funciones de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad pública la cual, constitucionalmente, corresponde a autoridades civiles.

Diversos organismos, como la CNDH, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y algunas organizaciones de la sociedad civil (OSC) mostraron beneplácito con la decisión asumida por la SCJN al resolver las acciones de inconstitucionalidad ya señaladas. Dichos organismos argumentaban desde la promulgación de la LSI que la permanencia de los militares en las calles abría la puerta a la existencia de más violaciones a los derechos humanos y desde hace mucho tiempo han levantado la voz para que éstos regresen a sus cuarteles.

Durante su campaña electoral, Andrés Manuel López Obrador manifestó de manera reiterada que, de ganar la elección a la Primera Magistratura de nuestro País, retiraría a las Fuerzas Armadas de las labores de seguridad pública. A pesar de existir una gran cantidad de videos que demuestran la existencia de tal promesa de campaña, de manera descarada López Obrador hoy asegura que nunca dijo tal cosa. Lo peor, y más grave, es que ha realizado un plan de seguridad encabezado por la Policía Militar y la Policía Naval y bajo el mando directo de la Secretaría de la Defensa Nacional quitando de las autoridades civiles un tema que, constitucionalmente hablando, es de su entera competencia.

El plan de seguridad pública presentado por AMLO resulta preocupante en muchos aspectos, sobre todo al presentarse en el momento en que la Corte decidió declarar la invalidez de la LSI por creer que se esta favoreciendo la permanencia de las Fuerzas Armadas en la seguridad pública. Según disposición expresa del párrafo décimo del artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las instituciones de seguridad pública serán de carácter civil, disciplinado y profesional. Partiendo de la base de lo preceptuado por la norma constitucional, establecer una Guardia Nacional para ejercer funciones de seguridad pública y que dependa directamente de la Secretaría de la Defensa Nacional es, a todas luces, inconstitucional, sin embargo, AMLO y su partido tienen los números necesarios para llevar a cabo reformas constitucionales al más arcaico estilo del priismo de los 70.

En entrevista para el semanario Proceso, el jurista Elisur Arteaga señala tajantemente lo siguiente: “Las reformas a la Constitución se dan por descontadas por la mayoría que tiene Morena en el Congreso federal y en 20 estatales. De aprobarse, la SCJN no podrá hacer nada y se deberá entregar la seguridad pública a los militares”. (Proceso número 2194 de 18 de noviembre de 2018). Este control tan férreo que puede tener el presidente sobre el Poder Legislativo resulta verdaderamente preocupante. Considero que esta será la primera manera de mostrar el músculo con el que cuenta la nueva maquinaria del poder. Si la aplastante mayoría morenista actúa de manera servil ante su líder en esta propuesta de reforma constitucional, quedará más claro que nunca que el morenismo actuará de acuerdo con las instrucciones que reciban desde el Ejecutivo Federal y el riesgo sería extremadamente grande, tomando en cuenta que podrían venir más reformas constitucionales que tengan como único fin satisfacer las ambiciones de AMLO.

Independientemente de mis conjeturas, fundadas o infundadas, señaladas en el párrafo anterior, de aprobarse esta reforma constitucional se estaría transitando de manera consciente y certera hacia la militarización de la seguridad pública de nuestro país, situación que, de manera reiterada, desde el sexenio de Felipe Calderón, Andrés Manuel López Obrador atacó, exigiendo que las instituciones de seguridad pública permanecieran en manos de civiles. Pero bien cierto es que no es lo mismo ser oposición a tener ya la responsabilidad de gobernar.

Concluyo con una frase esgrimida por el Ministro Alberto Pérez Dayán en la Sesión Pública Ordinaria de nuestro Tribunal Constitucional del 13 de noviembre de 2018: “Durante la persecución de los delitos, por elevado el número que éste sea, por grave el riesgo que corra el Estado Mexicano y sus instituciones, necesariamente están vinculadas con los temas de orden interno, entregados exclusivamente a los civiles, por eso no tienen derecho a usar ni las armas del artículo 10 (constitucional), ni gozan de un fuero especial, ni pueden requisar a los particulares, ni pedir alimentos, ni existir una ley marcial que les regule”. A pesar de la decisión de la Corte para evitar la permanencia de las Fuerzas Armadas en temas de seguridad pública, Morena busca reformar la constitución para, no solo permitirles, sino entregarles las tareas de seguridad pública, atentando en contra de uno de los fundamentos sobre los cuales se levantó la Revolución Mexicana que AMLO tanto dice defender.

Twitter: @Benjamín_Muniz

sábado, 1 de diciembre de 2018

Comenzando una nueva etapa

Llegó el día en que dejó de ocupar el cargo el que ha sido calificado por muchos como el peor Presidente en la historia de México. Entregó el poder en Sesión Solemne al indiscutible vencedor de la contienda electoral del pasado 1° de julio, el fundador de Morena, Andrés Manuel López Obrador.

La tercera fue la vencida. Andrés Manuel fue investido, finalmente, con la Banda Presidencial el 1° de diciembre de 2018 en medio de un importante apoyo social aunque, justo es decirlo, es menor que el que tenía hace apenas 5 meses.

Nunca he escondido mi animadversión hacia López Obrador ni mi desdén hacia sus políticas populacheras ni su falta de congruencia. Tampoco he escondido mi temor por su carácter autoritario. Pero los tiempos cambian. Ya no estamos en campañas electorales, no siquiera en el periodo de transición. Hoy Andrés Manuel López Obrador es el Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, nos guste o no.

Me queda claro que la apabullante victoria de AMLO es resultado del hartazgo social por la corrupción del PRI y la inseguridad fomentada por la guerra contra el narcotráfico fomentada por el PAN. Ambos partidos tuvieron la oportunidad de reinventarse, de mejorar las condiciones sociales y ambos fracasaron estrepitosamente. AMLO representaba para los votantes un cambio, una nueva oportunidad para lograr que México sea mejor.

No me es posible negar que veo con mucha preocupación el futuro de nuestro país. Lo que se ha llamado la Cuarta Transformación no genera en mi sentimientos de optimismo, por el contrario, veo señales que considero un franco retroceso.

Hay algo que siempre he sostenido y que hoy toma, por lo menos para mi, un sentido mucho más profundo: el cambio, para bien o para mal, de nuestra Nación depende, no de su gobierno, sino de su gente. Si hay algo que hoy me queda más claro que nunca es que el futuro de México está en nuestras manos y que todos debemos trabajar incansablemente, desde nuestras propias trincheras, para mejorar nuestro país. La corrupción no terminará por decreto, como pretende López Obrador. La única manera de terminar con la corrupción está en manos del pueblo. Cuando dejemos de dar mordidas a los policías, o a los funcionarios públicos. Cuando los ciudadanos acatemos las leyes y no busquemos la forma de burlarlas. Cuando nosotros, los ciudadanos, seamos lo suficientemente conscientes del poder y la responsabilidad que tenemos y actuemos en consecuencia, solo entonces lograremos cambiar nuestro país.

Hoy Andrés Manuel López Obrador, aunque yo no lo quiera, es mi Presidente. Desearle el mal sería desearme el mal. Hoy ratifico mi compromiso de actuar por el bien de mi país, por el bien común por encima del particular. No hay otra manera de alcanzar un verdadero progreso. Seré crítico a su gobierno, eso ni duda. Apoyaré las iniciativas que redunden en un beneficio nacional y me opondré tajantemente a las que únicamente busquen privilegios particulares.

De corazón le deseo a López Obrador éxito en el desempeño de su encargo y, sobre todo, deseo que México llegue a ser verdaderamente el país para el cual tiene un verdadero potencial. Como decía Don Manuel Gómez Morín: "Las ideas y los valores del alma son las únicas armas que tenemos, no tenemos otras; pero tampoco las hay mejores".

Twitter: @Benjamin_Muniz