En diversas publicaciones he mencionado que uno de los
factores que podrían ser de vital importancia para generar acciones que
pudieran redundar en la prevención de la comisión de conductas delictivas es la
educación. En el artículo titulado “Oportunidades iguales para todos” publicado
en 12 de septiembre del año pasado (visible en la liga http://prevencionencolores.blogspot.mx/2011/09/oportunidades-iguales-para-todos.html),
manifesté que: “Respecto a la educación, ésta debe ser tomada en consideración
para la generación de políticas de prevención del delito, así como prevención
de las adicciones, por la importancia que repercute en la vida de los alumnos”.
Al respecto, en últimas fechas he tenido la oportunidad de ver dos
largometrajes que hablan precisamente de la educación. La primera de ellas que
refleja una realidad demasiado triste es el documental realizado por Carlos
Loret de Mola titulado “De Panzazo” y la segunda, una película titulada “Detrás
de la Pizarra”. Desgraciadamente, el efecto que cada una de estas produjo en mi
fue totalmente diferente. Profundizare:
El trabajo de investigación de Loret refleja la realidad el
sistema educativo en México. Los altos índices de deserción escolar se
encuentran, en gran parte, justificados por el nivel tan pobre de gran parte de
los docentes que se encuentran en las aulas de nuestras escuelas impartiendo
clases. La falta de reglas claras para ingresar a las filas magisteriales, la
falta de evaluaciones para conocer los conocimientos reales de los docentes, la
falta de sanciones para los docentes que no cubran sus obligaciones y la falta
de métodos de rescisión de las relaciones laborales de los mismos en caso de incumplimiento
o faltas graves, han generado que la plaza de maestro sea ocupada por personas
que no tienen la verdadera vocación para enseñar. Se encuentran ocupadas, en
gran parte, por recomendados o por personajes cercanos a las autoridades
escolares.
El problema de la educación en México se ve seriamente
agravado por la profunda intromisión que tiene el Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación y el lastre que éste ha representado cuando las
autoridades educativas federales han intentado políticas educativas que
generarían un beneficio innegable para los educandos cuando éstas lleguen a
ocasionar un detrimento a los intereses del sindicato.
Tengo muy gravado una escena de la creación de Carlos Loret
de Mola en que se le interroga a la Mtra. Elba Esther Gordillo cuánto de los recursos
que son entregados al sindicato llegan verdaderamente a los docentes. La
respuesta de la maestra verdaderamente me dejó sin habla: “No te voy a
contestar” le dijo a Carlos Loret de Mola. “¿Por qué no?” volvió a interrogar
el reportero. “Por estrategia política, evidentemente” fue la respuesta
terminante de Gordillo. Y es ella quien lleva las riendas del cuerpo sindical
que aglutina a los docentes de México. Gran respuesta de una gran mujer
(perdonarán mi sarcasmo).
Resulta evidente que el mal manejo que se ha dado del
gremio sindical ha repercutido negativamente en la calidad educativa de nuestro
país. Un ejemplo claro: la evaluación docente ha sido impedida reiteradamente
por las autoridades sindicales. Después de una ardua negociación, el entonces
Secretario de Educación Pública, el hoy fallecido Alonso Lujambio logró que
Gordillo y sus huestes aceptaran la evaluación magisterial, sin embargo, esta
evaluación no servirá de nada ya que no se podrá terminar la relación laboral
con los maestros que resulten no ser aptos para impartir clases.
Otro punto en el cual la educación se ha visto seriamente
afectada por la intromisión excesiva del SNTE es precisamente la parte
económica. Como lo mencioné líneas arriba, no podemos saber con exactitud
cuanto del dinero que ingresa a las arcas del sindicato se ve reflejado en el
bolsillo de los docentes. Esto únicamente demuestra que dichos recursos son
repartidos entre las cabecillas sindicales y que solamente la minoría llega a los
maestros. ¿Qué pasaría si, en lugar de dar el dinero a los líderes corruptos,
se repartiera éste entre los maestros que en verdad valen la pena, los que
verdaderamente tienen vocación, los buenos maestros? Claro, si esto se hiciera
así, Gordillo no tendría los recursos necesarios para regalar camionetas
Hummers.
En fin, del problema de la educación en nuestro País podría
hacer un artículo completo y aún así no terminaría. Ver la realidad, sobre todo
una realidad tan cruda como esta, no es cosa fácil ni agradable, pero si
necesaria. Se tienen que tomar medidas verdaderamente firmes para lograr
cambiar las cosas. Está muy de moda el tema de la transparencia sindical, ¿por
qué no aplicarla también en los sindicatos públicos, como lo es el SNTE? ¿Por
qué no exigir que los recursos sean entregados a los maestros? ¿Por qué no
exigir que se realicen programas de retribuciones extraordinarias a los mejores
maestros? No me queda duda que existen grandes maestros dentro de las escuelas
de nuestro país, tanto públicas como privadas. En el referido documental se
muestra un maestro que, a mi en lo personal me pareció maravilloso, ya que
dicho docente no se conformaba con que sus educandos le pudieran decir el
resultado de una operación matemática, por el contrario, les exigía que le
dijeran como arribaron a tal resultado, es decir, le interesaba tanto el
resultado como el razonamiento que conducía a él. A este tipo de maestros es a
los que hay que premiar, este tipo de maestros es el que debería de llenar
nuestras aulas. Desgraciadamente, sin temor a equivocarme, puedo decir que este
tipo de maestros, por doloroso que sea, son los menos.
El otro lado de la moneda lo encontré en la película
“Detrás de la Pizarra”, misma que narra una etapa de la vida de la profesora
Stacey Bess y que se encuentra basada en su libro “Nobody Don’t Love Nobody. La
profesora Bess proviene, de una familia disfuncional y desde muy temprana edad
decidió que ella quería ser maestra de grande para poder apoyar a las personas.
A sus 24 años, recién egresada de la universidad y sin tener experiencia
docente, acepta un trabajo en una escuela sin nombre de Salt Lake City, su
lugar de residencia, donde le dijeron
que tendría que dar clases de educación primaria, desde el 1º hasta 6º año.
Ella accedió a hacerlo solamente que este trabajo le generaría más retos de los
que ella esperaba.
En su primer día de trabajo la profesora Bess se percata el
motivo por el cual la escuela no contaba con un nombre. El motivo era simple:
no era una escuela, era n refugio para personas en situación de calle. Ella
tendría que darle clase a los hijos de las personas que habitaban dicho
refugio. La tarea resultó ser titánica. Sin contar con apoyo de las autoridades
escolares de Salt Lake City, de los padres y mucho menos de los educandos,
Stacey Bess se encontraba frente a un reto que pocas, muy pocas personas
hubieran podido enfrentar.
No es difícil percatarnos la clase de alumnos que se
encontraban “matriculados” en el grupo de la Profesora Bess. Hijos de padres
adictos, niños que no tenían casa ni una esperanza verdadera, veían el tiempo
de clase únicamente como un requisito a cubrir para poder permanecer en el
refugio. Esta falta de interés, tanto de los padres como de los hijos,
resultaba evidente al ingresar al salón de clases. No había muebles en buen
estado, no había libros, en fin, no había un solo artículo que pudiera ser
utilizado para impartir clases.
Al terminar su fatídico primer día laboral, Stacey Bess
decide que lo mejor sería renunciar pero que no lo haría por orgullo. Su esposo
le dijo que en lugar de no renunciar por orgullo, debería de ver que a final de
cuentas los niños a los que tenía que enseñarles la necesitaban, que ella
podría ser su única esperanza. Ante este comentario de s esposo, Stacey decidió
presionar a las autoridades escolares. Hablaba diariamente para solicitar
materiales y equipo. La respuesta nunca llegó, por lo que Stacey Bess decidió
tomar de su dinero e invertir su tiempo para remodelar el salón de clases y
comprar algunos artículos con los cuales poder enseñar. Afortunadamente hubo un
cambio dentro del Departamento de Educación y el apoyo institucional llegó.
Los cambios en los educandos se fueron haciendo evidentes
al poco tiempo de la llegada de Bess. Alumnos problema se comenzaron a
convertir en alumnos ejemplares que buscaban participar en todas las
actividades escolares. Una pequeña, de nombre María, fue de mucha importancia
para Bess y fue, probablemente junto con un niño de nombre Danny, quien más
impulso le proporcionó a la Profesora para no rendirse ante su difícil tarea.
Los resultados de Bess no fueron únicamente visibles en la
escuela. Su labor tuvo resultados en el ámbito político. El Congreso de Utah
aprobó una ley por medio de la cual se aceptaba que cualquier niño que viviera
dentro de determinado circuito escolar, aunque n tuviera casa, podría
matricularse en cualquier escuela dentro de dicho circuito.
La labor de Bess no solamente fue educar a una serie de
niños (27 aproximadamente) dentro de un refugio, su labor va mucho más allá.
Hay que analizar sus resultados desde una óptica no meramente académica. Me
explico. Los educandos de la profesora Bess eran menores que provenían de
familias evidentemente disfuncionales, la mayoría de ellos tenían padres con
algún tipo de adicción, estaban en situación de calle, lo que hacía de ellos un
blanco fácil para que cualquiera de ellos pudiera verse inmiscuido en
actividades delictivas. No obstante lo anterior, la profesora Bess decidió
tomar los toros por los cuernos y dio la cara por dichos menores. El resultado
fue evidente, todos sus alumnos pudieron, sin problema alguno, matricularse en
cualquier otra escuela dentro de los Estados Unidos.
Stacey Bess vio una necesidad que debía ser cubierta y, sin
importarle lo que costará, tomó las medidas necesarias para cubrir el hueco que
el sistema había dejado descuidado. El cambio que esto generó probablemente no
pueda ser medido con datos duros, sin embargo, viendo el entorno en que se
desarrollaron estos sucesos, yo considero que fue de gran importancia.
En el año de 1997, la compañía estadounidense Apple lanzó
una campaña publicitaria llamada “Think Different” (http://www.youtube.com/watch?v=KVUQUwMJg0o),
la cual terminaba diciendo que “las personas que están lo suficientemente locas
para creer que pueden cambiar el mundo, son las que lo logran”. Stacey Bess fue
una de esas personas que creyó que podía cambiar el mundo y, dentro de su
ámbito de competencia, lo logró. Espero que algún día podamos tener en México
uno de esos locos capaces de cambiar su mundo.
Benjamín Muñiz Álvarez Del Castillo
Twitter: @Benjamin_Muniz
No hay comentarios:
Publicar un comentario