Mucho se ha hablado y escrito acerca
de Hitler. Sin duda es uno de los personajes más estudiados de la historia.
Muchos podrán condenarlo, algunos lo apoyarán argumentando que no todo fue
malo, pero lo que es innegable es que, por mal encaminado que pudiera estar, el
señor era un genio que supo aprovechar las oportunidades que se le presentaron
en la Alemania después de la Gran Guerra.
Después de la conclusión de la
Primera Guerra Mundial, Alemania se vio enfrentando sanciones muy severas por
parte de la comunidad internacional, sanciones que afectaron profundamente su
economía. Fue en este entorno en que Hitler se alzó en el poder pero sabía que,
para cambiar las circunstancias, tenía que contar con el respaldo popular pero ¿cómo
lograrlo? Buscó la unidad teutona apelando a su nacionalismo, para lo cual precisó
utilizar todos los medios a su alcance, especialmente la comunicación.
A Hitler le importaba qué se decía
y cómo se decía, así que en 1933 encomendó la titularidad del Ministerio para
la Ilustración Pública y Propaganda a un experto en la oratoria: Joseph
Goebbels. La misión de Goebbels era clara: controlar lo que se podía decir, qué
debía vetarse y cómo se dirían las cosas, es decir, mantener un férreo control
de la comunicación para generar en los alemanes ese fervor patriótico, por no
decir patriotero, convenciéndolos que las sanciones que les fueron impuestos a
través del Tratado de Versalles eran excesivas, llevándolos a la ruina.
Levantarse en armas no era, entonces, un acto de guerra, sino de reivindicación.
El resultado estuvo a punto de modificar drásticamente la geopolítica mundial.
Allá en el lejano 1748 en su
tratado “El Espíritu de las Leyes” el
filósofo y jurista francés Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y Barón
de Montesquieu estableció la política de los pesos y contrapesos generando la
división del poder público en ejecutivo, legislativo y judicial. A mediados del
siglo XIX el escritor y filósofo escocés Thomas Carlyle popularizó el término “Cuarto
Poder”, término que le atribuyó al político anglo-irlandés Edmund Burke, quien
pronunció ese término en el debate de apertura de la Cámara de los Comunes del
Reino Unido en 1787 pero ¿qué es el Cuarto Poder? La respuesta es sencilla. Se
designa Cuarto Poder a la prensa por la importante influencia que tienen los
medios de comunicación en la opinión pública. Incluso hay quienes consideran
que la prensa no refleja la opinión pública, sino que la crea. Quien controla
el Cuarto Poder normalmente controlo los otros tres y, por ende, buscan
controlar todo. Hitler y Goebbels sabían eso y lo utilizaron a su favor.
El 22 de agosto de 2018, argumentando
medidas de austeridad, el Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos
anunció que centralizará la comunicación social de todo el gobierno federal en
la Presidencia de la República, señalando que las oficinas de prensa de las
dependencias federales se reducirán al mínimo o desaparecerán. Además anunció la
designación de Jesús Ramírez Cuevas, a quien conoció gracias a Carlos
Monsiváis, como su Coordinador de Comunicación Social. Ante este panorama se
nos presenta una interrogante: ¿apelar a la austeridad demuestra el verdadero motivo
de esta medida o realmente se trata de un intento por controlar la información?
A lo largo de su vida pública AMLO
ha demostrado ser intolerante ante las opiniones que le son adversas, intentando
vetar a quien las emite. Un ejemplo claro de ello se presentó durante su gestión
como Jefe de Gobierno del Distrito Federal donde buscó excluir del espectro informativo al periodista Pedro Ferriz
de Con.
En una entrada de fecha 24 de
mayo de 2018 en este mismo espacio (visible en http://pormejoresmexicanos.blogspot.com/2018/05/por-que-no-votare-por-andres-manuel.html)
enlisté los motivos por los que tomé la decisión de no votar por Andrés Manuel
siendo uno de ellos, precisamente, su totalitarismo. Nada bueno puede esperarse
de la mezcla de conductas antidemocráticas y totalitarias con el control de la
comunicación social. También hice referencia a que, por endeble que pueda ser
nuestro Estado Democrático de Derecho, no creía que AMLO nos pudiera convertir
en una Venezuela. Con decisiones como esta, honestamente me pongo a dudar. Solo
espero no haberme equivocado respecto a esa creencia. Solo el tiempo dirá.
Twitter: @Benjamín_Muniz