jueves, 24 de mayo de 2018

Por qué no votaré por Andrés Manuel


Allá por el ya lejano año de 1994, cuando yo apenas contaba con 7 años de edad, comenzó mi interés por la política. Desde entonces, he seguido detalladamente 8 procesos electorales federales, 4 de ellos para la renovación del Poder Ejecutivo de la Federación y varios más locales. He participado activamente en diversos procesos electorales en la Ciudad de México, Estado de México, Nayarit, Oaxaca, Tamaulipas, Colima incluyendo, por supuesto, la elección de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México y, debo confesar, en esos 24 años nunca había sido testigo de un proceso electoral tan complejo e interesante como el que estamos viviendo en estos momentos. Pero esta complejidad e interés, también se ve reflejada en un ambiente extremadamente ríspido y polarizado, como nunca antes.

Por supuesto, la crispación política proviene del hartazgo social en contra del gobierno. Sería inútil negar que el gobierno de Enrique Peña Nieto y sus malas decisiones y peores resultados, así como la cínica corrupción y dolorosa impunidad, son factores predominantes en este escenario y es en este contexto en que Andrés Manuel López Obrador contiende por tercera vez por la Presidencia de la República y, de acuerdo a estadísticas, existe una gran posibilidad que, esta vez, si gane.

La fortaleza de López Obrador descansa precisamente en ese cansancio social. El tabasqueño ha sido capaz de atraer a las personas inconformes para generar su proyecto de Nación. Ha sabido capitalizar las fallas de los gobiernos anteriores y ha despotricado abiertamente en contra de ellos. Muchos de sus seguidores le otorgarán el voto bajo el argumento de que los demás partidos ya gobernaron y no lo hicieron bien, por lo que resulta conveniente darle ahora una oportunidad al ex Jefe de Gobierno. Las voces de alarma no perdieron tiempo en dejarse escuchar y, con un discurso amenazador, intentan intimidar a través de fomentar el miedo a que terminemos como Venezuela. Mala estrategia, desde mi punto de vista.

Con toda sinceridad, a pesar de lo endeble que puede llegar a ser nuestro Estado Democrático de Derecho, dudo mucho que la llegada de AMLO a Los Pinos nos puede convertir en un nuevo Venezuela, con los problemas humanitarios tan evidentes. Creo que, por lo menos, si tenemos los suficientes elementos para impedirlo, sin embargo, existen diversos factores por los que yo no voy a votar por AMLO.

Si algo ha caracterizado a Andrés Manuel es su falta de congruencia. Habla de la mafia del poder, condena mediáticamente al ex Presidente Carlos Salinas de Gortari, despotrica en contra del fraude por el cual éste llegó a la Presidencia cuando, según se dice, el verdadero ganador de la contienda había sido Cuauhtémoc Cárdenas, pero la realidad refleja otra cosa: la plana mayor de MORENA y los grandes operadores políticos de ese partido son personas que en su momento fueron cercanas a Salinas, incluso se encuentra entre los morenistas el que entonces era Secretario de Gobernación y al cual se le atribuye el fraude: Manuel Bartlett. Ejemplos sobran: Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Esteban Moctezuma. Al respecto hay una muy buena columna en Político.mx cuya lectura recomiendo (https://politico.mx/central-electoral/elecciones-2018/presidencial/exsalinistas-mueven-los-hilos-de-la-campa%C3%B1-de-amlo/).

Andrés Manuel habla también de democracia, pero el manejo de su partido es total y absolutamente autoritario. Quien tiene la última palabra es él y solamente él. La democracia al interior de MORENA no es más que letra muerta. Nuevamente, incongruencia. AMLO ha utilizado su partido como medio para su promoción personalizada. Tan es así que, durante todos los procesos electorales, la propaganda electoral de los candidatos siempre aparece con la imagen del líder de MORENA, haya o no contienda presidencial. Esto, además, es violatorio de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, así que ahí también queda su discurso sobre la legalidad.

Y ya que estamos hablando del discurso de López Obrador respecto a la legalidad, ¿por qué no revisamos la lista de sus candidatos? Ahí si sale perdiendo. Comencemos con Napoleón Gómez Urrutia, líder vitalicio del sindicato de mineros, acusado de desfalcar más de 50 millones de dólares de las arcas del sindicato. Por algo me recuerda mucho a Carlos Romero Deschamps a quien, por cierto, López Obrador ha descalificado en diversas ocasiones y señalado como ejemplo de corrupción. Sigamos con Nestora Salgado. Se menciona que la lideresa de las autodefensas ha sido absuelta en las causas penales seguidas en su contra por la presunta comisión del delito de privación ilegal de la libertad. Falso. Se ordenó la reposición del procedimiento, es decir, el juicio sigue y, hasta el momento, la inocencia o culpabilidad de Nestora no ha sido determinada por un Juez competente.

Por más que le quieran dar la vuelta, AMLO si propuso amnistía a los integrantes del crimen organizado quienes, según él, son bebés de pecho a lado de los políticos corruptos. Nadie ha atacado esta expresión, pero a mi parecer es de lo más denigrante que pueda existir. ¿Conocerá alguna víctima de la delincuencia organizada? ¿AMLO habrá sido asaltado en algún momento de su vida? ¿Con qué cinismo puede decirle eso a las familias de los miles de muertos que ha dejado el crimen organizado?

Ya mejor ni hablar de la corrupción, la que tanto dice que va a atacar. Rene Bejarano, Carlos Imaz (curiosamente esposo de la actual candidata a la Jefatura de Gobierno, Claudia Sheinbaum), o Gustavo Ponce, Secretario de Finanzas que fue descubierto apostando el erario de la Capital en Las Vegas.

Por si lo anterior no fuera suficiente, no me convencen las pocas propuestas que ha realizado, no les veo factibilidad, no son costeables: o incrementa impuestos o incrementa deuda, arriesgando el futuro de la Nación. Su manera de responder cuando se le increpa, su poca capacidad de proponer, la manera despectiva de tratar a los demás. Por supuesto, estas son opiniones totalmente subjetivas, pero considero que un Jefe de Estado debe tener mayor capacidad de dialogo sin caer en la descalificación.

Su papel como Jefe de Gobierno tampoco fue bueno. Se jacta de la supuesta disminución de los índices delictivos, pero lo que no dice es que, de acuerdo con la ENVIPE del INEGI, la cifra negra (delitos no denunciados) fue de, aproximadamente, 80%. El desempleo creció durante su administración y, según datos oficiales, el DF se convirtió en la entidad más opaca del país. Por supuesto, no puedo olvidar el plantón en Reforma y todos los empleos que se perdieron por ello.

Estamos ante el proceso electoral más complejo de la historia de nuestro país. Creo que debemos pensar muy bien a quién vamos a favorecer con nuestro sufragio, pero con toda honestidad creo que AMLO no es la esperanza de México, al contrario, si creo que habría regresiones muy importantes en el desarrollo nacional. Lo más importante es que, el 2 de julio, gane quien gane, seguiremos siendo mexicanos y tendremos que vivir los próximos 6 años bajo la guía de quien resulte ungido. Esperemos que el pueblo mexicano tome la decisión correcta, ante todo, una decisión informada. Solo al tiempo sabremos los resultados y las consecuencias de nuestro voto.

Twitter: @Benjamin_Muniz