El día de ayer fuimos testigos del primero de tres debates
presidenciales que se llevarán a cabo a lo largo de este proceso electoral. A las
20:00 horas se dieron cita en el Palacio de Minería los 5 candidatos que
aspiran a alcanzar la Primera Magistratura del País. El formato de este debate
me agradó, a mí parecer abre la posibilidad de una mejor confrontación de
ideas, lo que resulta tan necesario en este tipo de actividades democráticas.
En cuanto al contenido de los mensajes de los
candidatos, creo que ahí si quedo con un sabor agridulce. Estoy convencido que en
todo debate debe haber confrontación de ideas, de eso se trata, pero lo que
vimos ayer fue mucha confrontación y pocas propuestas. Todos los candidatos se
encargaron de atacar a AMLO argumentando que es incongruente, que su gestión
como Jefe de Gobierno da cuenta de su incapacidad para enfrentar los problemas
sociales. Por supuesto que eso es legítimo en un debate como el de ayer. La
mejor manera de analizar a un candidato es analizar el resultado de sus
gestiones anteriores. Si no puedes lo menos, no vas a poder lo más. Sin
embargo, esto se debe realizar contrastando las propuestas propias. En este
caso, decir, por ejemplo: “Durante la gestión de AMLO como Jefe de Gobierno la inversión
disminuyó en 50%, yo propongo en tal punto hacer tal o cuál cosa”.
Desgraciadamente, en la mayor parte del debate esta segunda parte hizo falta.
No hubo propuesta, solo ataque.
El desempeño de los contendientes fue muy
ambivalente. Considero honestamente que, quien tuvo mejor discurso, mejores
propuestas, mejor manejo del tiempo fue Ricardo Anaya, sin embargo, no puedo
dejar de reprocharle su falta de congruencia. Me explico: cuando inició su participación,
dijo que él no estaba ahí para atacar, sino para presentar propuestas. Estoy de
acuerdo que presentó su plataforma, pero se dedicó a atacar a AMLO con bastante
ahínco. No cumplió su aseveración de no ataque. Eso no habla del todo bien de
él.
Por su parte, José Antonio Meade fue un personaje
gris. No tiene control escénico, no prende a la audiencia, no conecta con el
público. Puede que sea maravilloso en su trabajo, que sea un excelente técnico,
pero no acaba de encender la mecha que lo lleve a ser un buen político. Su
discurso fue plano, nada nuevo bajo el sol, eso sin considerar que se presentó
una gran incongruencia cuando dijo que en su sexenio no habría ninguna estafa
maestra, olvidando que esa gran estafa maestra fue realizada por su predecesora
en la Secretaría de Desarrollo Social y que él no hizo nada para perseguir a
los culpables, ni estando en SEDESOL ni como titular de la SHCP. Nuevamente,
las palabras se las lleva el viento, las acciones son las que, a final de
cuentas, verdaderamente importan.
Margarita Zavala generó en mí una gran decepción. Considero
que es una mujer inteligente y con gran capacidad, pero se le notó muy nerviosa
y no logró concretar una sola de sus participaciones sin tartamudear. Además de
esto, cayó en el juego de defender el sexenio de Felipe Calderón en lugar de
realizar propuestas para lo que sería su gobierno.
Jaime Rodríguez Calderón sabía a qué iba y cumplió su
papel. Fue el último en ser reconocido como Candidato a la Presidencia, por lo
que llegó a la contienda después que sus adversarios. Él buscó hacerse notar,
que todo el mundo conociera al Bronco, y vaya que lo logró. Su propuesta de
mochar la mano de los delincuentes generó mucho ruido. Por supuesto, es
totalmente absurdo pensar que se apruebe, sería violatorio al artículo 22
constitucional, pero logró su cometido: todo el mundo habla de él. Las frases
más celebres del debate se las debemos al regiomontano. “Claro que creo en el
matrimonio, tan creo en él que me he casado tres veces”. “Llámeme raza, un WhatsApp”.
“No te echamos montón, pero es que dices cada barbaridad”. El Bronco cumplió su
objetivo. Quería tener los reflectores, quería decir “aquí estoy”.
Después de tres campañas presidenciales y la
presencia en más debates que sus contrincantes, AMLO debió ser el más
preparado, sin embargo, la realidad mostró ser otra. Se le vio omiso, ambiguo,
sin capacidad de responder a las interrogantes, sin capacidad de aclarar sus
contradicciones y, lo peor, sin una propuesta concreta, al contrario, se
encargó de decir que, al ganar, se sentará con expertos para analizar las
acciones a seguir. Con todo el debido respeto, eso lo tiene que hacer desde
ahora, de ahí tiene que surgir su plataforma de gobierno, además, si tan seguro
está que el ganará la elección, ¿por qué esperar al 2 de julio? ¿Por qué no
sentarse con los expertos desde los meses pasados? Una más de sus
incongruencias. Comparto la opinión de Pablo Hiriart, AMLO fue la estrepitosa
derrota en el debate (se puede consultar su columna en http://elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/amlo-estrepitosa-derrota-en-el-debate),
enojado, sin dar la cara, sin proponer, sin responder y, para acabar de darse
un balazo en el pie, salió del recinto sin siquiera tener la educación, ya no
digamos oficio político, para despedirse de los 4 candidatos restantes. Meade
tiene una gran oportunidad aquí: que haga públicos los folios reales en que se
consigna la propiedad de AMLO respecto a tres departamentos y que, públicamente,
exija la firma de un acto traslativo de dominio. Al tiempo.
Sin ser un debate con grandes propuestas, considero
que el ganador fue el candidato de la coalición “Por México al Frente”. Fue el
más seguro, el único que presentó propuestas. Su discurso fue muy estudiado y
su manejo de tiempos inmejorable. ¿Eso le basta para ser Presidente? No, por
supuesto que no.
Aún faltan dos debates, faltan dos meses de campaña.
La moneda está en el aire. Los días que faltan de la campaña se antojan
interesantes. La estrategia que genere cada equipo después del debate será
crucial. Se logró vislumbrar tanto los aciertos como los errores de cada
contendiente, ahora es su responsabilidad hacer valer la valiosa enseñanza que
arrojó el debate. Por lo pronto, parafraseado a Hiriart, el error de AMLO la
primera vez fue no ir al debate, esta vez, su error fue ir.
En casi 70 días se llevará a cabo la Jornada Electoral.
Lo que sucedió ayer, ¿influirá en el desarrollo y en la intención del voto? Aún
hay un largo camino por recorrer.
Twitter: @Benjamin_Muniz