lunes, 23 de abril de 2018

Mucho ataque, pocas propuestas


El día de ayer fuimos testigos del primero de tres debates presidenciales que se llevarán a cabo a lo largo de este proceso electoral. A las 20:00 horas se dieron cita en el Palacio de Minería los 5 candidatos que aspiran a alcanzar la Primera Magistratura del País. El formato de este debate me agradó, a mí parecer abre la posibilidad de una mejor confrontación de ideas, lo que resulta tan necesario en este tipo de actividades democráticas.

En cuanto al contenido de los mensajes de los candidatos, creo que ahí si quedo con un sabor agridulce. Estoy convencido que en todo debate debe haber confrontación de ideas, de eso se trata, pero lo que vimos ayer fue mucha confrontación y pocas propuestas. Todos los candidatos se encargaron de atacar a AMLO argumentando que es incongruente, que su gestión como Jefe de Gobierno da cuenta de su incapacidad para enfrentar los problemas sociales. Por supuesto que eso es legítimo en un debate como el de ayer. La mejor manera de analizar a un candidato es analizar el resultado de sus gestiones anteriores. Si no puedes lo menos, no vas a poder lo más. Sin embargo, esto se debe realizar contrastando las propuestas propias. En este caso, decir, por ejemplo: “Durante la gestión de AMLO como Jefe de Gobierno la inversión disminuyó en 50%, yo propongo en tal punto hacer tal o cuál cosa”. Desgraciadamente, en la mayor parte del debate esta segunda parte hizo falta. No hubo propuesta, solo ataque.

El desempeño de los contendientes fue muy ambivalente. Considero honestamente que, quien tuvo mejor discurso, mejores propuestas, mejor manejo del tiempo fue Ricardo Anaya, sin embargo, no puedo dejar de reprocharle su falta de congruencia. Me explico: cuando inició su participación, dijo que él no estaba ahí para atacar, sino para presentar propuestas. Estoy de acuerdo que presentó su plataforma, pero se dedicó a atacar a AMLO con bastante ahínco. No cumplió su aseveración de no ataque. Eso no habla del todo bien de él.

Por su parte, José Antonio Meade fue un personaje gris. No tiene control escénico, no prende a la audiencia, no conecta con el público. Puede que sea maravilloso en su trabajo, que sea un excelente técnico, pero no acaba de encender la mecha que lo lleve a ser un buen político. Su discurso fue plano, nada nuevo bajo el sol, eso sin considerar que se presentó una gran incongruencia cuando dijo que en su sexenio no habría ninguna estafa maestra, olvidando que esa gran estafa maestra fue realizada por su predecesora en la Secretaría de Desarrollo Social y que él no hizo nada para perseguir a los culpables, ni estando en SEDESOL ni como titular de la SHCP. Nuevamente, las palabras se las lleva el viento, las acciones son las que, a final de cuentas, verdaderamente importan.

Margarita Zavala generó en mí una gran decepción. Considero que es una mujer inteligente y con gran capacidad, pero se le notó muy nerviosa y no logró concretar una sola de sus participaciones sin tartamudear. Además de esto, cayó en el juego de defender el sexenio de Felipe Calderón en lugar de realizar propuestas para lo que sería su gobierno.

Jaime Rodríguez Calderón sabía a qué iba y cumplió su papel. Fue el último en ser reconocido como Candidato a la Presidencia, por lo que llegó a la contienda después que sus adversarios. Él buscó hacerse notar, que todo el mundo conociera al Bronco, y vaya que lo logró. Su propuesta de mochar la mano de los delincuentes generó mucho ruido. Por supuesto, es totalmente absurdo pensar que se apruebe, sería violatorio al artículo 22 constitucional, pero logró su cometido: todo el mundo habla de él. Las frases más celebres del debate se las debemos al regiomontano. “Claro que creo en el matrimonio, tan creo en él que me he casado tres veces”. “Llámeme raza, un WhatsApp”. “No te echamos montón, pero es que dices cada barbaridad”. El Bronco cumplió su objetivo. Quería tener los reflectores, quería decir “aquí estoy”.

Después de tres campañas presidenciales y la presencia en más debates que sus contrincantes, AMLO debió ser el más preparado, sin embargo, la realidad mostró ser otra. Se le vio omiso, ambiguo, sin capacidad de responder a las interrogantes, sin capacidad de aclarar sus contradicciones y, lo peor, sin una propuesta concreta, al contrario, se encargó de decir que, al ganar, se sentará con expertos para analizar las acciones a seguir. Con todo el debido respeto, eso lo tiene que hacer desde ahora, de ahí tiene que surgir su plataforma de gobierno, además, si tan seguro está que el ganará la elección, ¿por qué esperar al 2 de julio? ¿Por qué no sentarse con los expertos desde los meses pasados? Una más de sus incongruencias. Comparto la opinión de Pablo Hiriart, AMLO fue la estrepitosa derrota en el debate (se puede consultar su columna en http://elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/amlo-estrepitosa-derrota-en-el-debate), enojado, sin dar la cara, sin proponer, sin responder y, para acabar de darse un balazo en el pie, salió del recinto sin siquiera tener la educación, ya no digamos oficio político, para despedirse de los 4 candidatos restantes. Meade tiene una gran oportunidad aquí: que haga públicos los folios reales en que se consigna la propiedad de AMLO respecto a tres departamentos y que, públicamente, exija la firma de un acto traslativo de dominio. Al tiempo.

Sin ser un debate con grandes propuestas, considero que el ganador fue el candidato de la coalición “Por México al Frente”. Fue el más seguro, el único que presentó propuestas. Su discurso fue muy estudiado y su manejo de tiempos inmejorable. ¿Eso le basta para ser Presidente? No, por supuesto que no.

Aún faltan dos debates, faltan dos meses de campaña. La moneda está en el aire. Los días que faltan de la campaña se antojan interesantes. La estrategia que genere cada equipo después del debate será crucial. Se logró vislumbrar tanto los aciertos como los errores de cada contendiente, ahora es su responsabilidad hacer valer la valiosa enseñanza que arrojó el debate. Por lo pronto, parafraseado a Hiriart, el error de AMLO la primera vez fue no ir al debate, esta vez, su error fue ir.

En casi 70 días se llevará a cabo la Jornada Electoral. Lo que sucedió ayer, ¿influirá en el desarrollo y en la intención del voto? Aún hay un largo camino por recorrer.

Twitter: @Benjamin_Muniz