Hoy es 8 de marzo. Se conmemora el Día Internacional de la Mujer.
Reitero, se conmemora, no se celebra y no se celebra por una sencilla razón: no
podemos celebrar una tragedia que terminó con la vida de personas inocentes.
Hace 109 años, el 8 de marzo de 1908, un grupo de 129 trabajadoras de
la fábrica textil neoyorquina llamada Cotton declararon una huelga en contra de
las condiciones infrahumanas de trabajo. Ante la negativa del dueño de la
fábrica a ceder a las peticiones de las trabajadoras, éstas se encerraron en el
interior del inmueble, donde perecieron a causa de un incendio, el cual nunca
se ha aclarado si fue provocado o accidental.
A pesar de que este es el inicio más aceptado de la conmemoración del
Día Internacional de la Mujer, llegar a este punto es consecuencia de un
contexto ideológico e histórico mucho más amplio que incluye, entre otras, la
Resolución 32/142 adoptada por la Organización de las Naciones Unidas en 1977
por medio de la cual se proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de los
Derechos de las Mujeres así como la aprobación de la Declaración sobre la
Eliminación de la Violencia contra las Mujeres en 1993. En esta Declaración se
incluye también la violencia sufrida en el seno familiar.
La violencia familiar es una grave afectación a los derechos humanos.
No se habla de una violencia generada por personas extrañas a la mujer, por el
contrario, hablamos de personas que disfrutan de una posición de confianza,
personas que deberían proteger a la mujer. Es una violencia que puede llegar,
incluso, a provocar la muerte.
De acuerdo con los juristas Manuel Chávez Ascencio y Julio Hernández
Barros en su libro “La Violencia Intrafamiliar en la Legislación Mexicana”, en
el año 2003, año de su tercera edición, del 100% de las víctimas de violencia
intrafamiliar, 89.5% son mujeres. De acuerdo con cifras del Centro de Atención
a la Violencia Intrafamiliar (CAVI) de la Procuraduría General de Justicia del
Distrito Federal, desde su creación en 1991 hasta 2003, se habían atendido
180,000 personas de las cuales 89% fueron mujeres, las cuales reconocieron en
su totalidad ser víctimas de violencia psicológica, 73% de violencia física y
30% de violencia sexual. Por si estas cifras no fueran lo suficientemente
impactantes para generar consciencia, los propios juristas establecen en la
obra mencionada nos manifiestan que cada 15 segundos una mujer es golpeada en
su propio hogar y que, anualmente, 4,000 mujeres son asesinadas por su marido o
pareja masculina. Se estima que mundialmente, según las estadísticas, 75% de
las víctimas de violencia son mujeres.
Ante este panorama resulta evidente que aún hay mucho por hacer.
Conmemorar el Día de la Mujer una vez al año no es suficiente. Debemos generar
diariamente las condiciones necesarias para que la mujer se pueda desarrollar
en plenitud, luchar todos los días porque tengan el mismo acceso a
oportunidades laborales que tenemos los hombres. Es necesario que cumplamos el
precepto legal que establece que a mismo trabajo corresponde mismo pago, sin
importar el género del trabajador. Las mujeres también tienen derecho a crecer,
a desarrollarse profesionalmente, a gozar el ejercicio de los Derechos Humanos
consagrados en los tratados internacionales, así como en la legislación de
nuestro país.
Es nuestra responsabilidad trabajar para conseguir estos fines. Los
niveles de violencia en contra de la mujer que se presentan en nuestro país son
verdaderamente alarmantes, eso sin mencionar la violencia sexual que sufren a diario
miles de mujeres cuya única culpa es transitar por las calles de nuestra ciudad
y que tienen que escuchar piropos, albures y toda clase de faltas de respeto. Es
necesario que generemos un cambio y que hagamos que todos los días sean el Día
Internacional de la Mujer.