lunes, 28 de septiembre de 2015

Transitando hacia la seguridad

El pasado martes 22 de septiembre se conmemoró el Día Mundial Sin Automóvil (DMSA). El DMSA, como su propio nombre lo dice, es una estrategia para desincentivar el uso del automóvil debido a que su uso a gran escala está produciendo efectos nocivos en el medio ambiente. Para muestra un botón: de acuerdo a un reportaje publicado el día de hoy en el periodico Unomásuno solamente en el municipio de Nacualpán de Juárez, Estado de México, se producen al año 1.78 millones de toneladas de dióxido de carbono, uno de los principales causantes del efecto invernadero y, consecuentemente, del calentamiento global. Cabe mencionar que los automóviles producen el 18% de los gases de efecto invernadero a nivel mundial y que si no se comienza a actuar ya en acciones de mitigación, en el presente siglo habrá pérdidas de alrededor del 6% del PIB de México.
Otro tema de gran importancia para concientizar acerca del uso racional del vehículo automotor: su uso indiscriminado es considerado un tema de salud pública. El motivo es muy simple. De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en México se registraron 14,734 muertes relacionadas con la mala calidad del aire solamente en 2012. Si esto no resulta tan alarmante, se estima que solamente en la Ciudad de México la contaminación local causa alrededor de 4,000 muertes prematuras y 2.5 millones de días de trabajo perdidos al año. Como podemos ver, no es un tema menor. Además, debemos recordar que los hechos de tránsito son la principal causa de muerte de jóvenes y niños en las ciudades.
Resulta claro que muchas personas prefieren transportarse en su automóvil argumentando que el sistema de transporte público en nuestra ciudad es deficiente. Estoy de acuerdo que falta mucho por hacer, sin embargo, de conformidad con la Ley de Movilidad del Distrito Federal, resulta obligatorio transitar hacia un Sistema Integrado de Transporte que resulte más benéfico para los usuarios, garantizando mayor calidad en los transportes, menor tiempo y menos gasto de recursos. Tengamos en mente que las personas de menores ingresos invierten hasta aproximadamente 43% de su ingreso en transporte.
Si utilizamos estadísticas, resulta claro que también podemos desmentir la idea que el automóvil es más rápido que el transporte público: en la década de 1980 los automóviles circulaban a una velocidad promedio de 33 km/h, hoy con trabajo llegamos a los 13km/h.
El congestionamiento víal es generado por el uso indiscriminado del automóvil. Mientras que el transporte público masivo puede llevar a un gran número de personas, el automóvil, en promedio transporta 1.4 personas al día. Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en 2012 se registraron 4.3 millones de automóviles, a los que se suman otros 250,000 al año. Esto convierte al Distrito Federal en la metrópolis con el mayor número de vehículos a nivel mundial, superando incluso a Nueva York y Tokio. Esto resulta todavía más grave si tenemos en cuenta que el 80% de los capitalinos utilizamos el transporte público, rubro que solamente recibe el 24% del presupuesto para su ampliación y mejoramiento, mientras que el 76% restante se aplica en las vialidades para autos. Si ese 76% hubiera tenido éxito no tendría ningún problema, pero en algunas zonas de la ciudad el tránsito vehicular ha aumentado en un 34%, lo que redunda en una pérdida de 3.3 millones de horas-hombre al día. Tan solo en la Zona Metropolitana del Valle de México se ha prácticamente triplicado el uso del automovil al pasar de 30 millones de kilómetros recorridos en 1990 a 84 millones en 2013.
Es urgente en nuestra Ciudad incentivar la movilidad a través del transporte público colectivo y a través de medios no motorizados, como la bicicleta. Debemos de tener en cuenta que si dejamos de utilizar el automóvil y comenzamos a utilizar mayoritariamente el transporte público podremos comenzar a revertir los montos designados presupuestalmente a cada uno de dichos rubros.
Hablar de movilidad no es un tema sencillo. Es evidente que se requiere una gran acción por parte de las autoridades gubernamentales, pero también es necesario que nosotros como ciudadanos también hagamos lo que nos corresponde. Si no es necesario utilizar el automóvil, caminemos, si necesitamos abordar un transporte público, hagámoslo de manera ordenada. Perdemos demasiado tiempo en el automóvil. Honestamente no quiero llegar al punto en que digamos que la vida es lo que ocurre mientrás estamos en el coche. En verdad es necesario que tengamos en mente las consecuencias tan nocivas del uso indiscriminado del automóvil y lo utilicemos de manera más moderada. El DMSA debe llevarnos a refleccionar qué ciudad queremos y qué vamos a hacer nosotros para llegar a esa meta.
Voy a terminar con unas palabras del Senador Javier Corral Jurado:
Este es un asunto de derechos humanos y de darle una justa dimensión a las diferentes formas de movimiento. En otras palabras, es necesario garantizar con equidad los derechos de los peatones, de los ciclistas, de los usuarios del transporte colectivo y de los automovilistas, siempre teniendo en cuenta las diferencias y exigencias de movilidad que cada uno presenta. La jerarquización o rejerarquización de los medios de trasnporte debe tener como objetivo alcanzar una armonía que mejore no solo la calidad de vida, sino también las posibilidades de movilidad de todos los individuos, así como la mejora del medio ambiente, el tránsito y la ocupación real de espacios”.

Benjamín Muñiz Álvarez Del Castillo

Twitter: @Benjamin_Muniz