lunes, 9 de noviembre de 2015

La epidemia de la obesidad

“Un niño gordito es un niño feliz, un niño nutrido”. Esta frase la podemos escuchar constantemente de boca de nuestras abuelitas, sin embargo, esta frase dista mucho de ser verdad y desgraciadamente este mismo dicho ha generado que México ocupe el primer lugar del mundo en obesidad infantil. Además de esto, según un estudio publicado por la Organización Mundial de la Salud en julio de 2015 (consultable en http://www.who.int/bulletin/volumes/93/7/14-150565.pdf?ua=1), a nivel mundial, el porcentaje de personas con Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 25 kg/m2 ha aumentado de 28.8% a 36% en hombres entre 1980 y 2013, mientras que en mujeres el aumento ha sido de 29.8% a 38% en mujeres en el mismo lapso. Este incremento ha generado que la propia Organización Mundial de la Salud considere a la obesidad como una epidemia.
En dicho estudio se establece que los motivos del aumento ya referido ha sido sujeto de un gran debate, sin embargo, hay ciertos factores que los especialistas consideran para justificar este crecimiento como el incremento y globalización de comida altamente calorífica, lo que ha generado un aumento en la disponibilidad de alimentos obesogénicos ultra procesados. Pero debemos ser francos, la globalización de la alimentación poco saludable no es el único motivo por el cual la obesidad ha venido en aumento hasta el punto de convertirse en una epidemia. Existe otro factor de gran importancia: el sedentarismo. Lo OMS establece que un factor de este incremento lo podemos encontrar en la “el incremento de la motorización y mecanización, el tiempo pasado frente a pequeñas pantallas y la reducción en la actividad física”. Es precisamente en este aspecto en el que me quiero enfocar.
Es innegable que la tecnología ha ayudado a que al ser humano consiga grandes cosas, pero tampoco podemos dejar de reconocer que la tecnología también ha sido una gran desventaja para nosotros. Hoy día no podemos imaginar ir al trabajo y no tener una computadora o internet para realizar nuestras actividades. No podemos pensar en salir de nuestras casas sin nuestro teléfono celular, cuando eso llega a pasar nos sentimos incompletos, desprotegidos. La tecnología ha creado en nosotros una dependencia hacia ella. Esta dependencia no solamente se encuentra presente en el ámbito laboral, sino en todo nuestro entorno. La tecnología ha ayudado a acercar a los que están lejos y a alejar a los que están cerca. Incluso uno puede ver hoy los parques y darse cuenta que están desiertos, que ya no hay niños que salgan a jugar, que salgan a andar en patines, en bici, echando la cascarita. Hoy día, si alguien quiere echar la cascarita con sus cuates, se conecta por internet a través de las consolas de videojuegos y pueden ser hasta campeones del mundo.
Es necesario que hagamos un alto en nuestro estilo de vida y recordemos que la vida es lo que sucede afuera, en nuestra convivencia persona a persona con el mundo. Este abuso de la tecnología y de los medios de transporte motorizados han desencadenado en un sedentarismo que antes no existía, lo que, como ya mencioné, ha generado que la obesidad hoy día sea considerada una epidemia, lo que degenera en otro tipo de enfermedades crónico degenerativas y mortalidad.
Teniendo en cuenta los antecedentes ya referidos, ¿dónde y como debe enfrentar este problema el gobierno? La respuesta la encontramos en el artículo 110 de la Ley General de Salud, mismo que es del tenor literal siguiente:
ARTÍCULO 110. La promoción de la salud tiene por objeto crear, conservar y mejorar las condiciones deseables de salud para toda la población y propiciar en el individuo las actitudes, valores y conductas adecuadas para motivar su participación en beneficio de la salud individual y colectiva”.
Si analizamos el contenido del artículo transcrito, la primera tarea primordial del gobierno es, precisamente, hacer una adecuada promoción de la salud, promoción que se puede ver enriquecida con el ejercicio, pero también es necesario mejorar las condiciones de las calles, banquetas y parques para que este ejercicio pueda ser realizado a tarvés de la caminata, la cual es también un medio de transporte. Debemos de tener en cuenta también que, de acuerdo a Olabarría:
La elección de caminar como medio de transporte está determinada principalmente por factores de conveniencia como la distancia o el tiempo. Tanto las características individuales de la persona que se desplaza, como las características del entorno donde se mueve, han demostrado tener una importancia determinante en la elección del medio de transporte. Caminar como medio de transporte se convierte en una fuente de actividad física a considerar, sobre todo teniendo en cuenta que una misma avtividad realizada en pequeñas etapas reporta, al menos, los mismos beneficios que realizarla de forma continua”.[1]
Resulta evidente, entonces, que las calles deben priorizar las necesidades de los peatones, máxime si se reconoce la caminata como una de las maneras más fundamentales de traslado, además de las repercusiones positivas que tiene en la seguridad y la salud de los ciudadanos. En este tema debemos reconocer que el Gobierno del Distrito Federal, junto con las principales fuerzas políticas del país, dieron un paso enorme para lograr este fin con la promulgación, en julio de 2014, de la Ley de Movilidad del Distrito Federal, cuerpo jurídico donde por vez primera se reconoce el derecho a la movilidad así como el cambio de paradigma que pone al peatón como primer lugar de la jerarquía, tal como se puede apreciar de la simple lectura de los artículos 5 y 6, mismos que son del tenor literal siguiente:
Artículo 5.- La movilidad es el derecho de toda persona y de la colectividad a realizar el efectivo desplazamiento de individups y bienes para acceder mediante los diferentes modos de transporte reconocidos en la Ley, a un sistema de movilidad que se ajuste a la jerarquía y principios que se establecen en este ordenamiento, para satisfacer sus necesidades y pleno desarrollo. En todo caso el objeto de la movilidad será la persona.
Artículo 6.- La Administración Pública proporcionará los medios necesarios para que las personas puedan elegir libremente la forma de trasladarse a fin de acceder a los bienes, servicios y oportunidades que ofrece la Ciudad.Para el establecimiento de la política pública en la materia se considerará el nivel de vulnerabilidad de los usuarios, las externalidades que genera cada modo de transporte y su contribución a la productividad. Se otorgará prioridad en la utilización del espacio vial y se valorará la distribución de recursos presupuestales de acuerdo a la siguiente jerarquía de movilidad:
I.                Peatones, en especial personas con discapacidad y personas con movilidad limitada;
II.               Ciclistas;
III.              Usuarios del servicio de transporte público de pasajeros;
IV.              Prestadores del servicio de transporte público de pasajeros;
V.               Prestadores del servicio de transporte de carga y distribución de mercancías; y
VI.              Usuarios de transporte particular automotor.
En el ámbito de sus atribuciones, las autoridades en materia de movilidad deben contemplar lo dispuesto en este artículo como referente y fin último en la elaboración de políticas públicas y programas, procurando en todo momento su sumplimento y protección”. (Énfasis añadido)
De los artículos transcritos podemos observar dos temas de gran calado e importancia: la primera es que la persona es el eje principal de la movilidad y la segunda es que existe una obligación expresa a cargo de la Administración Pública de proporcionar los medios necesarios para que las personas puedan elegir libremente la forma en que se trasladan. No podemos negar que aún hay mucho por hacer, sin embargo se han dado grandes avances. Es urgente que concretemos ya acciones reales y palpables que permitan que la caminata se convierta en un medio realmente eficiente de transporte. Es necesario que recuperemos espacios públicos, que rehabilitemos calles y banquetas y que generemos las condiciones de seguridad necesarias para salvaguardar la integridad física de los peatones. De esta manera, lograremos dejar atrás tanto sedentarismo y obesidad, así como las demás enfermedades que por esto son causadas.

Benjamín Muñiz Álvarez Del Castillo
Twitter: @Benjamin_Muniz



[1] OLABARRÍA, M. (2013) “Walking for Transportation”. Estudio de los factores individuales y contextuales que influyen en el caminar como medio de transporte y de sus implicaciones en la salud. Departamente de Ciències Experimentals I de la Salut. Universitat Pompeu Fabra. Barcelona.

jueves, 8 de octubre de 2015

Manifestaciones y movilidad

Hablar de movilidad en una ciudad como la Ciudad de México no es un tema fácil. Existen un gran número de factores que generan una complejidad alarmante, la que resulta más que evidente en el día a día. El uso indiscriminado del automóvil particular, los servicios deficientes de gran parte del transporte colectivo, la gran demanda del Metrobús y del Sistema de Transporte Colectivo Metro que han llevado a su saturación. Todos estos son solo ejemplos de la realidad que vivimos. Por supuesto, se han logrado grandes avances. Estoy convencido que, tal como dice el dicho, “Roma no se hizo en un día” y que aún hay mucho trecho por avanzar. Pero hay otro factor que tiene la capacidad de desquiciar y colapsar al Distrito Federal: las manifestaciones. De conformidad con lo establecido por el artículo 44 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Ciudad de México es el Distrito Federal, sede de los Poderes de la Unión y Capital de los Estados Unidos Mexicanos. La calidad de Capital de los Estados Unidos Mexicanos generan que la Ciudad de México sea también la sede de gran número de manifestaciones provenientes de todos los estados de la República.
El pasado martes, por ejemplo, se llevó a cabo una megamarcha de Antorcha Campesina, megamarcha que, sobra decirlo, desquició la movilidad en la Ciudad. Ante esta situación se abre un gran debate debido al conflicto de derechos existentes: por un lado, de acuerdo con el artículo 6 Constitucional, la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, mientras que el segundo párrafo del artículo 9 constitucional establece que no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o presentar alguna protesta por algún acto, a una autoridad. De entrada podemos ver que la manifestación de las ideas y las asambleas y reuniones que tengan por objeto presentar una protesta están debidamente amparadas por nuestra Carta Magna, pero ahí es donde se presenta precisamente la complicación del tema. De acuerdo con el artículo 11 Constitucional toda persona tiene derecho para viajar por el territorio de la República lo que, evidentemente, incluye al Distrito Federal, el cual es parte integrante de la República, de acuerdo al artículo 44 constitucional ya referido. ¿Qué sucede entonces cuando estos dos derechos chocan? ¿A cuál se le debe dar prioridad? ¿Es de mayor valía el derecho a manifestarse que el derecho al tránsito, considerando que éste último es necesario para poder llevar a cabo todo tipo de actividades como económicas, recreativas e, incluso, para atender cualquier tipo de emergencia que pudiere surgir?
Leía en esta semana el libro “Caminando hacia el futuro. Experiencia de movilidad en la Ciudad de México” escrito por Laura Ballesteros y Fernando Dworak. Este libro tiene una estructura bastante interesante porque además de ir exponiendo los temas de movilidad, abren la puerta a articulistas expertos quienes integraron sus textos. En este sentido, en dicho libro podemos leer un texto titulado “Movilidad: un mecanismo para limitar la libertad de expresión” autoría de Darío Ramírez y Luis Eduardo Knapp, Director y Programa Legal, respectivamente de ARTICLE 19, oficina para México y Centroamérica, donde insertan un fragmento de la sentencia dictada el 8 de mayo de 1995 por el Tribunal Constitucional de España en el expediente 66/1995 en que se resolvió lo siguiente:
En una sociedad democrática, el espacio urbano no es solo un ámbito de circulación, sino también de participación política[1]
En este sentido, los autores establecen este posicionamiento del Tribunal Constitucional de España como una salvaguarda al derecho de manifestación sobre cualquier otro derecho. Incluso, en el texto que se encuentra incluido en el libro ya referido, los representantes de ARTICLE 19, oficina para México y Centroamérica, señalan lo que a continuación se transcribe de manera textual:
En este sentido, colocando como ejemplo la Ley de Movilidad del Distrito Federal, la cual restringe los derechos a la libertad de expresión y reunión en sus artículos 212, 213 y 214, que ha sido impugnada a través de juicios de amparo, diversos jueces han otorgado amparos y declarados inconstitucionales estas normas, estableciendo criterios acordes con los estándares internacionales más protectores en la materia.
A continuación se cita uno de estos criterios emitidos por los jueces de amparo en cuanto a la limitación en el uso de vías públicas para las manifestaciones: “Ponderando por un lado el derecho al libre tránsito por vías primarias y por el otro, el de libertad de expresión en su modalidad de manifestación pública, limitado a vías alternas, orilla a este órgano jurisdiccional a considerar que la limitación legal merma el núcleo esencial del derecho a la libertad de expresión en tal medida, que su ejercicio lo hace nugatorio porque manifestarse en vías secundarias resta toda posibilidad de liberar la tensión social a través de la manifestación pública“.
Sin duda, el establecimiento de este tipo de criterios representa un avance en el ejercicio pleno de las libertades, aunque falta mucho por hacer pues aún en nuestros días se siguen observando leyes que restringen desproporcionadamente derechos humanos. También existe un uso desviado del derecho penal para criminalizar determinadas conductas y un uso ilegal de la fuerza por parte de elementos de seguridad pública, donde hemos observado actos de tortura, detenciones arbitrarias e, incluso, homicidios”.
En cuanto leí la argumentación sostenida por Darío Ramírez y Luis Eduardo Knapp, no pude sino estar en desacuerdo con ellos y el motivo es bastante simple: en la parte internacional, si bien es cierto que en todos los países del mundo existen marchas y protestas, también lo es que las mismas son llevadas a cabo de manera ordenada y con previo conocimiento de la autoridad conducente. En Paris, por ejemplo, si se llegan a cerrar vialidades para el tránsito de una marcha, detrás de los manifestantes van servicios urbanos para ir limpiando la basura que la misma manifestación va generando.
La argumentación que citan los articulistas del Juez de Distrito en el sentido que realizar las manifestaciones en vías secundarias resta toda posibilidad de liberar la tensión social es, desde mi perspectiva, totalmente carente de todo fundamento y lógica. De acuerdo con lo referido por el juzgador resulta necesario bloquear avenidas principales para que las manifestaciones cumplan con su objetivo de liberar la tensión social, sin importar que el bloqueo de avenidas principales, como sucedió a principios de semana en Constituyentes que cerraron por 13 horas el tránsito vehicular, genere mayor presión social. Tengamos en cuenta otra cosa, los manifestantes se escudan en la primera parte del artículo 6º Constitucional, pero parecen olvidar que el mismo precepto establece que podrán ser motivo de inquisición judicial o administrativa en aquellos casos en que ataquen a la moral, la vida privada, los derechos de terceros, provoquen algún delito o perturben el orden público. La toma de Constituyentes por 13 horas y la marcha de la Antorcha Campesina que desquició la ciudad, ¿no perturba el orden público? ¿no afecta los derechos de terceros? ¿no afecta mi derecho constitucionalmente garantizado de moverme de manera libre por la ciudad en la que habito? ¿No puede generar acaso lesión a mis derechos laborales si llegó tarde a una reunión de trabajo o incluso a una entrevista? ¿No afecta el derecho a la salud de las personas que requieran atención médica de urgencia y que no la puedan recibir porque los manifestantes impiden el acceso de los servicios de emergencia? ¿No afecta incluso el derecho a la vida? Por supuesto que existe el derecho de libre manifestación, pero también lo es que este derecho no puede perjudicar otros derechos y que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al momento de resolver la controversia constitucional que se planteó en contra de los artículos 212, 213 y 214 de la Ley de Movilidad haga una correcta ponderación de derechos para salvaguardar preponderantemente el derecho de la colectividad sobre los derechos de grupos más pequeños. Reitero, no es prohibir las marchas y manifestaciones, simplemente llevar a un terreno en que la movilidad y las marchas no sean contrapuestas, sino que una sea parte de la otra, que se complementen. Llegar a un esquema en que los manifestantes puedan expresar sus inconformidades y las demás personas no vean afectada su esfera de derechos.
Estoy de acuerdo que es necesario también vigilar la actuación de los cuerpos de seguridad pública que pueden caer en excesos que lesionen o incluso arrebaten la vida de los manifestantes, pero también, seamos francos, existen personas que no se manifiestan para expresar sus inconformidades, sino para lesionar y realizar actos anárquicos. Estas personas también han generado demasiadas bajas a los cuerpos de seguridad pública. Al respecto recomiendo la lectura de la excelente columna de Pascal Beltrán del Río consultable en http://www.excelsior.com.mx/opinion/pascal-beltran-del-rio/2015/10/06/1049561
Estamos ante la gran oportunidad de mejorar nuestra ciudad y, por ende, nuestro entorno. Para que logremos este objetivo, es menester que comprendamos que el derecho de movilidad es aplicable a todos y que nuestra movilidad no puede afectar a un tercero. Las marchas generan su presión social hacia el gobierno, eso es innegable, pero no deben afectar a los ciudadanos que no se manifiestan de esa manera. Busquemos los esquemas necesarios para que podamos cohabitar todos en armonía tomando en cuenta nuestro crecimiento y las complejidades que esto conlleva. En palabras de Alejandro Nieto, quien fuera Subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la SEDATU: “Podemos decidir no hacer nada y dejar que las ciudades se sigan adaptando de manera espontánea ante ese crecimiento, con las consecuencias que ya conocemos. O, por el contrario, podemos incidir de manera activa y construir la ciudad que queremos, la ciudad que necesitamos[2]

Benjamín Muñiz Álvarez Del Castillo
Twitter: @Benjamin_Muniz


[1] Tomado de BALLESTEROS, Laura, Et. Al., “Caminando hacia el futuro. Experiencia de movilidad en la Ciudad de México”, Ed. Proyecto M205, México, 2015, p. 182.
[2] Tomado de IBIDEM, p. 195

lunes, 28 de septiembre de 2015

Transitando hacia la seguridad

El pasado martes 22 de septiembre se conmemoró el Día Mundial Sin Automóvil (DMSA). El DMSA, como su propio nombre lo dice, es una estrategia para desincentivar el uso del automóvil debido a que su uso a gran escala está produciendo efectos nocivos en el medio ambiente. Para muestra un botón: de acuerdo a un reportaje publicado el día de hoy en el periodico Unomásuno solamente en el municipio de Nacualpán de Juárez, Estado de México, se producen al año 1.78 millones de toneladas de dióxido de carbono, uno de los principales causantes del efecto invernadero y, consecuentemente, del calentamiento global. Cabe mencionar que los automóviles producen el 18% de los gases de efecto invernadero a nivel mundial y que si no se comienza a actuar ya en acciones de mitigación, en el presente siglo habrá pérdidas de alrededor del 6% del PIB de México.
Otro tema de gran importancia para concientizar acerca del uso racional del vehículo automotor: su uso indiscriminado es considerado un tema de salud pública. El motivo es muy simple. De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en México se registraron 14,734 muertes relacionadas con la mala calidad del aire solamente en 2012. Si esto no resulta tan alarmante, se estima que solamente en la Ciudad de México la contaminación local causa alrededor de 4,000 muertes prematuras y 2.5 millones de días de trabajo perdidos al año. Como podemos ver, no es un tema menor. Además, debemos recordar que los hechos de tránsito son la principal causa de muerte de jóvenes y niños en las ciudades.
Resulta claro que muchas personas prefieren transportarse en su automóvil argumentando que el sistema de transporte público en nuestra ciudad es deficiente. Estoy de acuerdo que falta mucho por hacer, sin embargo, de conformidad con la Ley de Movilidad del Distrito Federal, resulta obligatorio transitar hacia un Sistema Integrado de Transporte que resulte más benéfico para los usuarios, garantizando mayor calidad en los transportes, menor tiempo y menos gasto de recursos. Tengamos en mente que las personas de menores ingresos invierten hasta aproximadamente 43% de su ingreso en transporte.
Si utilizamos estadísticas, resulta claro que también podemos desmentir la idea que el automóvil es más rápido que el transporte público: en la década de 1980 los automóviles circulaban a una velocidad promedio de 33 km/h, hoy con trabajo llegamos a los 13km/h.
El congestionamiento víal es generado por el uso indiscriminado del automóvil. Mientras que el transporte público masivo puede llevar a un gran número de personas, el automóvil, en promedio transporta 1.4 personas al día. Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en 2012 se registraron 4.3 millones de automóviles, a los que se suman otros 250,000 al año. Esto convierte al Distrito Federal en la metrópolis con el mayor número de vehículos a nivel mundial, superando incluso a Nueva York y Tokio. Esto resulta todavía más grave si tenemos en cuenta que el 80% de los capitalinos utilizamos el transporte público, rubro que solamente recibe el 24% del presupuesto para su ampliación y mejoramiento, mientras que el 76% restante se aplica en las vialidades para autos. Si ese 76% hubiera tenido éxito no tendría ningún problema, pero en algunas zonas de la ciudad el tránsito vehicular ha aumentado en un 34%, lo que redunda en una pérdida de 3.3 millones de horas-hombre al día. Tan solo en la Zona Metropolitana del Valle de México se ha prácticamente triplicado el uso del automovil al pasar de 30 millones de kilómetros recorridos en 1990 a 84 millones en 2013.
Es urgente en nuestra Ciudad incentivar la movilidad a través del transporte público colectivo y a través de medios no motorizados, como la bicicleta. Debemos de tener en cuenta que si dejamos de utilizar el automóvil y comenzamos a utilizar mayoritariamente el transporte público podremos comenzar a revertir los montos designados presupuestalmente a cada uno de dichos rubros.
Hablar de movilidad no es un tema sencillo. Es evidente que se requiere una gran acción por parte de las autoridades gubernamentales, pero también es necesario que nosotros como ciudadanos también hagamos lo que nos corresponde. Si no es necesario utilizar el automóvil, caminemos, si necesitamos abordar un transporte público, hagámoslo de manera ordenada. Perdemos demasiado tiempo en el automóvil. Honestamente no quiero llegar al punto en que digamos que la vida es lo que ocurre mientrás estamos en el coche. En verdad es necesario que tengamos en mente las consecuencias tan nocivas del uso indiscriminado del automóvil y lo utilicemos de manera más moderada. El DMSA debe llevarnos a refleccionar qué ciudad queremos y qué vamos a hacer nosotros para llegar a esa meta.
Voy a terminar con unas palabras del Senador Javier Corral Jurado:
Este es un asunto de derechos humanos y de darle una justa dimensión a las diferentes formas de movimiento. En otras palabras, es necesario garantizar con equidad los derechos de los peatones, de los ciclistas, de los usuarios del transporte colectivo y de los automovilistas, siempre teniendo en cuenta las diferencias y exigencias de movilidad que cada uno presenta. La jerarquización o rejerarquización de los medios de trasnporte debe tener como objetivo alcanzar una armonía que mejore no solo la calidad de vida, sino también las posibilidades de movilidad de todos los individuos, así como la mejora del medio ambiente, el tránsito y la ocupación real de espacios”.

Benjamín Muñiz Álvarez Del Castillo

Twitter: @Benjamin_Muniz

lunes, 10 de agosto de 2015

Punto y coma

En estos últimos meses ha llamado mi atención un movimiento muy particular: personas que deciden tatuarse un punto y coma. Con la curiosidad que me caracteriza, decidí investigar el motivo de esta conducta tan peculiar y esto fue lo que aprendí: el Proyecto Punto y Coma (Project Semicolon en inglés) pretende hacer llegar su mensaje a través de tatuarse este signo de puntuación  para representar la esperanza y el amor a aquellos que luchan contra la depresión, las adicciones, se autolesionan o tienen intenciones suicidas. Este proyecto fue iniciado por Amy Bleul quien perdió a su padre cuando éste se suicidó. Amy explicó que utiliza este signo de puntuación porque “un punto y coma se utiliza cuando un autor podría haber optado por terminar su frase, pero optó por no hacerlo. La oración es la vida y el autor eres tú“.
El tema del cuicidio en sí mismo es bastante complejo y bastante polémico. Muchas personas consideran que terminar con la vida propia antés de hacer frente a las circunstancias que rodean a la persona puede considerarse como un acto de cobardía, hay quienes sostienen que no lo es, que es el grado máximo de decisión que puede tomar un ser humano. Hay que recordar que, cuando los cementerios eran administrados por la Iglesia, las personas que se suicidaban no podían se enterrados en ellos. El Proyecto Punto y Coma, considero, es un gran proyecto que puede inyectar esperanza a las personas que la han perdido y pueden ayudar a muchos necesitados a salir adelante, pero hay que ver más allá, el Proyecto Punto y Coma puede no ser utilizado para aquellos que quieren terminar con su vida, sino también para aquellos que se quieren rendir en la lucha por alcanzar metas de ciertos proyectos. La oración, en este caso, podría ser un proyecto.
Creo yo que todos los seres humanos tenemos algún proyecto que queremos llevar a cabo, proyectos que pueden llevarnos a invertir tiempo, estudio, dinero, ideas, sacrificar amistades, familia. Llevar a buen puerto un proyecto no es algo fácil y muchas personas, ante las complejidades que conlleva deciden abandonarlo, le ponen punto final a aquello por lo que de antaño lucharon.
He de decir, con toda honestidad, que yo he pasado por esto muchas veces. He creído que es mejor jugar a la segura que arriesgar lo poco o mucho que se tiene por un proyecto que puede o no puede materializarse. En algunos momentos he llegado hasta el fin con mis proyectos y algunos no han salido avantes y cuando se presenta una nueva oportunidad de luchar por algo propio pueden regresar las sombras de la derrota para intentar desalentarnos. El miedo es algo común en el ser humano, es un sentimiento demasiado útil, el problema es que muchas veces, en lugar de llevarnos a estar más atentos y ser más cuidadosos de los detalles, nos dejamos controlar por él y nos congelamos incapaces de continuar nuestra marcha. Pero el gran reto está, en verdad, en salir de ese estado de inactividad y seguir adelante, a pesar del miedo que podamos tener.
Tengo que reconocer que cuando comencé a escribir este blog ya hace 3 años lo hice con una intención solamente: poder generar conciencia para sembrar una semilla que pudiera cambiar las mentalidades de las personas que tuvieran la oportunidad de leer mis textos. Estoy convencido que los grandes cambios empiezan con pequeñas acciones y ésta fue la manera en que yo quise emprender mi pequeña acción. Toda mi vida he buscado el bien común, he buscado lo mejor para mi país y me he movido, o por lo menos lo he intentado, buscando las mejores acciones y los mejores medios para este fin. Fue por ello que, al cumplir 18 años, me afilié al Partido Acción Nacional en 2006, ¿por qué al PAN? Porque coincido con sus ideales, con su doctrina y porque creo que es el mejor partido político de México. Estoy seguro que como Partido hemos pasado momentos de crisis muy fuertes y que podríamos volver a ser lo que eramos antes, por supuesto, pero aún así creo en su agenda política.
Inicié mi trayecto político y la redacción de estos artículos con el fin único y exclusivo de trabajar por mejorar mi sociedad, mi entorno, porque me duele lo que sucede en México, porque me duele que 2 personas que salieron huyendo de Veracruz por amenazas provenientes del gobierno local hayan aparecido arteramente asesinados en las calles de la colonia Narvarte en la Ciudad de México, porque me indigna que haya 43 estudiantes desaparecidos, me lastima que hayan habido tantas personas asesinadas en la Plaza de Tlatelolco aquel ya lejano 2 de octubre de 1968, ver que el dólar nos está enterrando, que las políticas económicas no han hecho más que fomentar la pobreza, en pocas palabras, porque me duele México y creo que tenemos todo para ser un país punta de lanza en todos los aspectos, pero hay algo que me duele más, ver que hay muchas personas que están tan cómodas con el status quo. Ver que hay personas que alzan la voz, que se quejan de lo que está sucediendo pero que, llegado el momento de sostener sus palabras con acciones no hacen nada. El ejemplo más claro lo tenemos con lo que ocurrió el pasado 7 de junio en las elecciones federales: Enrique Peña Nieto llegó con unos niveles de aceptación verdaderamente bajos, sin embargo la gente terminó votando nuevamente por el PRI y este partido obtuvo la mayoría en la Cámara de Diputados. Afortunadamente no todo es tan malo: en mi delegación todo mundo nos quejabamos del mal gobierno delegacional a cargo del Partido del Sol Azteca, afortunadamente aquí si logramos respaldar con acciones nuestras quejas y, aunque no ganó el PAN como me hubiera encantado, por lo menos el PRD no estará otros tres años sentado en la Jefatura Delegacional.
La campaña política que tuve el privilegio de coordinar fue una de las experiencias mas enriquecedoras de mi vida. Pude aprender muchas cosas, conocí verdades que antes me había negado a ver y me dio una sensibilidad que antes no poseía ya que pase de saber de las necesidades a verlas en primera persona (esto lo plasmé en un artículo previo que titule “Nuevos Ojos“ el que publiqué el 15 de junio de este año y que es consultable en el siguiente link: http://pormejoresmexicanos.blogspot.mx/2015/06/nuevos-ojos.html), pero también me dejo un amargo sabor de boca, me dolió ver que no importa muchas veces lo que se trabaje, lo que se intente hacer por las personas, que se les haga ver que ellas tienen el poder sobre el gobierno y no al revés, muchas veces deciden seguir en lo mismo. Se les explicó miles de veces que los programas sociales no se terminarían y muchas personas, por miedo a perderlos, decidieron volver a votar por el partido que ha sumió a la delegación en un abismo de desesperanza. Me di cuenta también que cuando estás en la política muchas personas se acercan a ti y te ofrecen su apoyo incondicional pero únicamente porque buscan obtener un beneficio, muchas veces idebido a expensas de las personas que estamos trabajando. Conocí la traición de líderes sociales en esta delegación, incluso de personas ajenas a la política que, simplemente por el hecho de darse a notar, no tuvieron empacho en levantar falsos que pusieron en entredicho la integridad tanto de mi esposa como mia. Pocas cosas son tan desgastantes como eso, tener que ver estrategias para convencer al electorado y además tener que lidiar con traiciones y golpes provenientes de donde uno nunca hubiera esperado. Esto me llevó a tomar una decisión muy dura, sobre todo para alguien que ha sacrificado mucho por la política. Tomé la decisión de no querer saber más de elecciones, partidos políticos ni nada por el estilo y recordé las palabras de uno de mis más grandes amigos que contendió en 2012 como candidato a diputado local y que nos dijo que cuando terminó su campaña no quería saber nada de política. Creo que muchos hemos pasado por eso. Proyectos hay, planes se están construyendo, pero llegó el momento en que yo ya no me sentía bien, me sentía inútil, me sentía rebasado, incluso escribir estos artículos me comenzó a costar un trabajo inmenso que antes no me costaba. En especial los últimos dos fueron difíciles. Había decidido dejar todo atrás.
¿Qué pasó entonces? Dos personas me ayudaron a dejar detrás esta actitud y retomar mi escencia en querer luchar por mejorar mi entorno, una de ellas sin saberlo, y no puedo hacer más que agradecerles públicamente y desde el fondo de mi corazón que tuvieron las palabras exactas para regresarme al camino. La primera de ellas por supuesto que sabía lo que estaba pasando y llegó el momento en que me dijo, con lágrimas en los ojos, que no podía dejar que me derrotara, que no entendí como había dado tanto por lo que me gustaba y ahora estaba derrotado y que ella no permitiría que yo siguiera cayendo. Esa persona sabe de lo que habla porque fue una de las que más sufrió los sacrificios que he hecho y a pesar de todo siguió a mi lado y me ha apoyado en mis proyectos, y fue quien me invitó a coordinar su campaña electoral: mi esposa. A pesar de la verdad que guardaban todas las palabras que me dijo yo seguía dudando hasta que llegó la segunda persona quien, sin saberlo, me dio el último empujón para dejar el pasado en el pasado y seguir luchando por un mejor futuro.
Hace una semana exactamente tuve la oportunidad de reunirme con uno de los que fueron mis maestros en la Universidad. Uno de aquellos Maestros que no se conforman con enseñar los temas propios de su cátedra, sino que su esneñanza va más allá buscando cultivar no solamente buenos abogados, sino buenos seres humanos. Este Maestro me enseñó Derecho Penal, fue muy estricto conmigo en la oratoria y en la lectura en público, me ayudo a perfeccionar mi redacción y escritura y en él encontré alguien que compartía las mismas inquietudes que yo buscando mejorar nuestro entorno. Me reuní con mi Maestro el pasado lunes a petición suya. El motivo de la reunión fue para que buscaramos la manera de iniciar un estilo de movimiento que pudiera generar conciencia en la ciudadanía y que pudieramos ver que lo que tanto hemos querido se llegue a materializar. “Te busco a ti“ –me dijo- “porque conozco tu interés por mejorar nuestro entorno y por tu inquietud“ (no sé por qué no es la primera persona que me dice inquieto). Ver que uno de los mejores maestros que he tenido en mi vida reconoce mi esfuerzo en lo que he hecho y que quiera que conjuntar esfuerzos para obtener resultados fue el último empujón que necesite para retomar mis actividades. Todos hemos sufrido fracasos, Walt Disney, Michael Jordan, Albert Einsten, pero hay una frase de Manuel J. Clouthier que viene mucho al caso: “Solo está derrotado aquel que ha dejado de luchar“. Yo no voy a dejar de luchar y si en mi lucha caigo 100 veces, entonces me levantaré 101. No tengo más que palabras de agradecimiento para muchas personas, sobre todo para estas dos que, incluso sin saberlo, fueron un factor decisivo para seguir luchando. Había decidido terminar mi oración social, y ahora decido no hacerlo. El Proyecto Punto y Coma también resulta aplicable a proyectos, sobre todo cuando son proyectos de vida.

Benjamín Muñiz Álvarez Del Castillo

Twitter: @Benjamin_Muniz