martes, 25 de marzo de 2014

Nos tienen que matar para que nos hagan caso


Sábado 22 de marzo de 2014. Gustavo Garibay García, Presidente Municipal panista de Tanhuato, Michoacán fue victimado a balazos afuera de su domicilio particular. En la escena del crimen se encontraron 9 cartuchos percutidos calibre 38 súper, 3 cartuchos percutidos calibre 7.62 y 6 cartuchos percutidos calibre 2.23. En total se encontraron 18  cartuchos percutidos. Dado el número de balas disparadas, y tomando en consideración que el propio edil había sufrido un atentado previo, en octubre de 2012, es claro que la intención era terminar con su vida.

Este crimen se suma a la lista de 6 ediles michoacanos que han sido víctimas de homicidio en los últimos 6 años, tres de los cuales han sido abatidos durante el poco tiempo que lleva la administración de Enrique Peña Nieto.

Las circunstancias bajo las cuales se presenta este nuevo homicidio se encuentran rodeadas de dudas e interrogantes que probablemente nunca puedan ser respondidas a cabalidad.

Durante la administración de Felipe Calderón, Gustavo Garibay era ya víctima de amenazas en contra de su vida. Por tal circunstancia, desde el gobierno federal se le asignó una escolta para que lo custodiara, siendo esta escolta, quien gracias a su pronta reacción en aquel octubre de 2012, salvó la vida del munícipe, al movilizarse para subirlo en un helicóptero y trasladarlo a Morelia, lugar donde fue atendido por un cuerpo de médicos especialistas.

Sin embargo, al concluir la administración calderonista y dar inicio a la presidencia de Enrique Peña Nieto, de manera intempestiva y sin que mediara justificación alguna, la escolta le fue retirada a Gustavo Garibay. Pero las amenazas continuaban.

EL 11 de febrero de 2013, José Pedro Córdoba Aguirre, Secretario General Municipal de Tanhuato, fue asesinado.

Unos meses después, el 21 de agosto de 2013, se llevó a cabo una reunión privada en la Casa de Gobierno de Michoacán a la que asistieron 106 de los 133 Presidentes Municipales de Michoacán, 40 Diputados locales, el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y el entonces gobernador interino, Jesús Reyna García. En dicha reunión, Garibay hizo uso de la voz: “Los presidentes municipales necesitamos seguridad y necesitamos su apoyo”.

Ante la omisión del gobierno federal, el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, en agosto de 2013, solicitó, mediante una carta dirigida a la Policía Federal, misma que fue recibida en la Secretaría de Gobernación que se le asignara una escolta al munícipe. La solicitud nunca fue atendida por el gobierno federal. Los resultados son evidentes.

Uno de los reclamos más sentidos de la sociedad durante el proceso electoral federal de 2012 fue precisamente la falta de seguridad. Se le atribuyeron a Felipe Calderón miles de muertes relacionadas con la lucha del crimen organizado. En este contexto se erigió Enrique Peña Nieto como el candidato que prometió reducir los índices delictivos de manera sensible. Una promesa más que no ha sido cumplida.

De acuerdo con estudios prospectivos, en caso de que la administración peñanietista no logre revertir la tendencia actual, su sexenio terminará siendo más violento que el de su predecesor.

En pocas palabras, Peña prometió una disminución de homicidios y secuestros y la realidad refleja que esa promesa no se ha cumplido y, seguramente, no se cumplirá-

El caso específico de Michoacán es, además, complejo. Un gobierno del Partido Revolucionario Institucional de mano de un gobernador que ha sido completamente ajeno al desempeño de sus funciones. Fausto Vallejo Figueroa fue electo para gobernar Michoacán, sin embargo, derivado de diversas circunstancias, se ha visto envuelto en licencias a su cargo, al grado que un sector amplio de la política michoacana le exigió que renunciara al cargo para el que fue electo.

Superados los problemas de salud que lo mantuvieron alejado del ejercicio de su cargo, Fausto Vallejo regresó a Casa de Gobierno para enfrentarse al monstruo que se genera por la pasividad del gobierno ante los problemas sociales. Lo que empezó como una contingencia de seguridad, se volvió una verdadera crisis. Los grupos delictivos superaron a los mandos policiales. La ciudadanía, al ver que el estado era incapaz de proporcionarles la más mínima seguridad, decidieron tomar el asunto por sus manos. Las autodefensas se crearon y multiplicaron de manera exponencial. Vallejo fue superado, Vallejo es un gobernador de derecho, más no de hecho.

Avasallado por la problemática de seguridad en su entidad, el “gobernador” Fausto Vallejo decidió no cumplir las obligaciones constitucionales inherentes a su cargo. En el tema de seguridad decidió hacerse a un lado y solicitar al gobierno federal que éste tomara las riendas. Por esto, en 2014, se creó la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán”, designándose como titular a Alfredo Castillo Cervantes.

La Comisión tiene como objeto principal regresar a la ciudadanía la seguridad que la inactividad gubernamental robó. Resulta claro que la Comisión no ha tenido éxito. Prácticamente a diario hay noticias de más violencia en tierras michoacanas, de vínculos entre políticos y narcotraficantes. Por algún motivo siento que Michoacán está en el borde de ser declarado estado fallido. Ha llegado al punto que alcaldes legítimamente electos, han tenido que ausentarse de su cargo con la finalidad de salvar su vida, como el caso de Guillermo Valencia Reyes, Presidente Municipal de Tepalcatepec y ni hablar del homicidio de María Santos Gorrostieta Salazar, ex Presidenta Municipal de Tiquicheo.

Recuerdo las dos veces que he tenido la oportunidad de pasear por el centro de Morelia, de sentarme a comer en los arcos, de contemplar la hermosa arquitectura y probar su deliciosa gastronomía. Uno de los lugares más bonitos que he visto en México. Pensar que hoy entrar a territorio michoacano puede significar nunca salir. El estado que vio nacer a uno de los padres de nuestra Patria, José María Morelos y Pavón, quien en “Los Sentimientos de la Nación” proscribió enteramente la esclavitud, hoy se encuentra eslavo de una violencia que no tiene miras de terminar pronto.

Reitero, el gobierno, tanto federal como estatal, no ha sido capaz de solucionar el grave problema que atraviesa el estado. Las políticas y acciones implementadas han sido insuficientes para mitigar la violencia en la que dicha entidad federativa se encuentra sumida. El gobierno no supo poner un alto a los problemas que resultaban más que evidentes. Hoy se tiene que enfrentar a las consecuencias funestas de su incapacidad de actuar a tiempo. El endeble gobierno estatal no tiene al frente a una persona que verdaderamente conozca los problemas sociales que aquejan a su entidad, tiene una persona sin capacidad ni ganas de luchar para sacar adelante al estado por el que juró trabajar, no le importa proteger a la sociedad que lo eligió. Por su parte el gobierno federal no tiene ideas claras de cómo actuar. Dedicaron gran parte de su tiempo a atacar la estrategia de Felipe Calderón, pero jamás se preocuparon en generar una estrategia paralela, jamás se preocuparon de subsanar los errores que tanto criticaron. Hoy que regresaron al poder y tienen la facultad de establecer sus propias estrategias, no saben actuar. El problema tan grande en Michoacán se ha visto exacerbado por la complicidad del gobierno, y si, dije bien, complicidad. Cuando una autoridad no actúa para corregir problemas sociales, fomenta su crecimiento. Leí hace tiempo una frase que resume muy bien este punto: “El mal avanza cuando los que sabemos hacer lo bueno no hacemos nada”.

Ante esto me pregunto ¿hasta cuándo el gobierno ejercerá sus funciones constitucionales? ¿Hasta cuándo se molestaran en hacer realidad lo que prometieron con tal de ganar votos? ¿Hasta cuándo Michoacán volverá a ver la paz? ¿Hasta cuándo México dejará atrás esta ola de violencia?

En la reunión del 21 de agosto de 2013 en Casa de Gobierno de Michoacán, el Diputado local Osbaldo Esquivel Lucatero y el Presidente Municipal de Santa Maya, Ygnacio López, ambos militantes del PRD, exigieron a Osorio Chong que se les brindara seguridad. La petición nunca fue atendida. Garibay dijo en la misma reunión “pareciera que nos quieren ver muertos para que nos hagan caso”. Desgraciadamente, ni así harán caso: Osbaldo Esquivel Lucatero fue victimado a machetazos el 11 de septiembre de 2013 (21 días después de la reunión). Ygnacio López fue asesinado en noviembre de 2013. Gustavo Garibay el 22 de marzo de 2014. ¿Cuántos homicidios más se requieren para que las autoridades hagan algo?

Benjamín Muñiz Álvarez Del Castillo

Twitter: @Benjamin_Muniz