lunes, 2 de diciembre de 2013

Impacto social del IVA en alimentos para mascotas


El pasado 14 de noviembre tuve la oportunidad de regresar al Cámpus San Ángel de la Universidad del Valle de México a impartir ante alumnos de posgrado la conferencia “Impacto social del IVA en alimentos para mascotas”, impuesto que fue aprobado por el Congreso de la Unión dentro de la llamada Reforma Hacendaria impulsada por el Ejecutivo Federal.

Cabe mencionar que haber regresado a aquella casa de estudios generó, innegablemente, una serie de recuerdos de mis tiempos que pasé ahí como estudiante. Por supuesto, muchas cosas buenas obtuve durante mi estancia en la UVM incluyendo el haber tenido el honor de ser alumno de muchos grandes maestros que no solamente se contentaron con enseñarnos sus respectivas cátedras sino que nos impulsaron a ser mejores como profesionistas y como seres humanos, y por supuesto, la mayor de las dichas conseguidas, el haber conocido en sus aulas a una gran mujer a quien tengo el privilegio de tener hoy día como mi esposa.

Regresando al tema, aquel 14 de noviembre volví a pisar el pódium del auditorio y comencé a conversar respecto al tema que nos atañía. Cabe mencionar que mi ponencia no fue respecto al tema fiscal como tal, sino, como en el mismo nombre quedó de manifiesto, el impacto social que este nuevo impuesto va a tener. El lector se podrá preguntar ¿qué afectación puedo tener yo como persona física con este impuesto? Analicemos.

Como primer punto hay que establecer de dónde viene la obligación a cargo de los mexicanos de pagar impuestos, la cual se encuentra fundamentada en la fracción IV del artículo 31 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el cual es del tenor literal siguiente:

Artículo 31. Son obligaciones de los mexicanos:
[…]
IV Contribuir para los gastos públicos, así de la Federación, como del Distrito Federal o del Estado o Municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes.” (Énfasis añadido)

Como se puede observar del precepto constitucional arriba transcrito, los impuestos son requeridos para contribuir con los gastos públicos de manera proporcional y equitativa. Lo que me he podido percatar en muchas ocasiones es que la verdadera molestia de los mexicanos al momento del pago de nuestros impuestos no es el monto de lo pagado, sino el hecho que los mismos no se ven reflejados en una mejora en la calidad de vida de los mexicanos, eso, por supuesto sin contar las grandes exenciones de impuestos que han recibido muchas grandes empresas.

Definitivamente, la aprobación de la miscelánea fiscal generará consecuencias adversas para toda la sociedad mexicana. Un caso que, en definitiva, es demasiado delicado es la homologación del IVA a 16% en las zonas fronterizas, lo que puede implicar un duro golpe contra la competitividad nacional frente al mercado estadounidense.

Otro tema de cuidado es el empleo. Carlos Montiel Solana, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) advirtió que al menos 50 empresas adheridas a este organismo han confirmado el recorte de empleos para el primer trimestre de 2014 a consecuencia de la reforma fiscal. Manifestó además que con esta reforma se pretende convertir los empleos formales en informales, sin embargo se está fomentando lo contrario. Manifestó lo siguiente:

Lo que se está estimulando es el empleo informal, que las personas no se incorporen a la actividad económica legal, porque es caro, y preferirían seguir en ese estatus que abarca el 50 por ciento de la población económicamente activa porque no hay ninguna situación que los llame a convertirse en formales.

Por su parte, Rommel Ibarra Manjarrez, Presidente del Comité Directivo del Instituto Mexicano de Contadores Públicos de Sinaloa señaló que la reforma fiscal, lejos de generar un desarrollo económico favorable para los mexicanos, generará una deuda de 4,888 millones de pesos.

Respecto a los rubros de gasto, el diputado local del Distrito Federal por el PRD, Vidal Llerenas manifestó que “tristemente la discusión presupuestaria en la Cámara de Diputados normalmente no mejora la calidad del gasto. En general se incrementan las asignaciones que la SHCP envió con menos recursos de los recurrentes en temas sensibles como el campo, saludo y universidades estatales, como carta de negociación con los diputados, pero poco se discute sobre austeridad, evaluación del gasto o incluso sobre las grandes prioridades”.

La parte de evaluación del gasto genera, desde mi punto de vista, un punto muy importante, derivado que el hecho de no contar con una correcta evaluación del gasto ha generado que diversas entidades federativas presenten subejercicios bastante considerables en los recursos que les son asignados. El caso del Distrito Federal en lo que hace al Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública (FASP) durante los ejercicios 2009 y 2010 es un claro ejemplo de ello.

Por lo que hace ya al tema del Impuesto al Valor Agregado impuesto al alimento de mascotas, cabe hacer mención que existieron diversas asociaciones pro animales que levantaron la voz en contra de este gravamen, uniéndose bajo la denominación “Juntos somos su voz”.

Una vez que el IVA fue aprobado por la Cámara de Diputados, se recibieron en el Senado de la República más de 120 mil firmas solicitando el rechazo a este impuesto, sin embargo, el mismo fue aprobado bajo el pretexto que tener una mascota es un lujo y una manifestación de riqueza. Según la Real Academia Española se define riqueza como abundancia de bienes y cosas preciosas. No encuentro un indicio respecto a manifestación de riqueza en un perro guía que es utilizado por una persona invidente. No encuentro la manifestación de riqueza en un perro rescatado de las calles y que es dado en adopción o la manifestación de riqueza en aquellos animales que son utilizados de manera terapéutica, como por ejemplo, para la rehabilitación de niños con problemas de autismo.

Ahora bien, 58% de los hogares de México tienen un animal de compañía, cuyo alimento se encuentra ahora gravado por el Impuesto al Valor Agregado, lo que afectará de manera directa la economía de las familias mexicanas. A través de este impuesto la Secretaría de Hacienda y Crédito Público cree, porque ni siquiera tiene una certeza real, que se recaudarán alrededor de 500 a 600 millones de pesos durante el ejercicio fiscal 2014. La pregunta que surge es obvia, ¿a qué se va a destinar lo que se recaude por concepto de IVA en los alimentos de animales de compañía? Honestamente dudo mucho que se destine a apoyo a asociaciones protectoras de animales, a mejoras en parques públicos, a capacitación y suministro de material en centros antirrábicos, dudo que se generen políticas claras para la prevención de delitos cometidos contra animales, como la tortura, crueldad, o incluso zoofilia. Dudo también que puedan surgir, a través de los recursos recaudados, centros de atención para animales de edad avanzada que se encuentran en situación de calle con pocas posibilidades de ser adoptados y mucho menos se van a abrir clínicas gratuitas para el apoyo de la salud, tratamiento y esterilizaciones para los animales de compañía, especialmente aquellos en situación de calle. En pocas palabras, no se van a generar ningún tipo de actividades, centros o programas tendientes a dignificar la vida animal y procurar revertir la sobrepoblación de animales callejeros. ¿Entonces para qué, pues, servirá el impuesto? La respuesta es poco clara, aunque no puedo evitar sospechar acerca de los motivos de este nuevo gravamen cuando el gobierno está buscando por cualquier medio posible adquirir recursos para pagar los 496 millones de pesos que costará el nuevo avión presidencial, el cual tiene un precio mayor, incluso, al del Air Force One de Estados Unidos.

¿Cuál va a ser la realidad que veremos a partir de que el IVA entre en vigor el primer día de enero de 2014? El resultado es triste. Lo que podremos ver con toda claridad es lo siguiente:

ü  Más animales abandonados.
ü  Menor capacidad en Centros Antirrábicos.
ü  Menor capacidad de rescate y adopción de animales en situación de calle.
ü  Menor capacidad en hogares temporales.
ü  Menor posibilidad de controlar la salubridad animal, y por consecuencia, la humana.
ü  Y lo más importante, menor respeto a la vida animal.

El Senador del PRD, Mario Delgado dijo en Tribuna: “No se trata de la tenencia de un bien, se trata de una relación moral afectiva, no es una relación económica”. Comparto plenamente las palabras del Senador. La tenencia de un animal de compañía no es precisamente sinónimo de lujo, sino de cariño y respeto. ¿Se debe gravar con un impuesto el cariño y el respeto? Al parecer en México sí.

Desgraciadamente todos los partidos políticos de México, en menor o mayor grado votaron a favor de este nuevo gravamen. Todos excepto uno, el partido en el que tengo el honor de militar, el Partido Acción Nacional, instituto político que no solamente votó en contra, sino que inició movilizaciones para proteger los derechos de los animales. El lema del PAN es “POR UNA PATRIA ORDENADA Y GENEROSA Y UNA VIDA MEJOR Y MÁS DIGNA PARA TODOS”. En el PAN creemos que esta máxima no solamente aplica para los seres humanos, sino para todos los seres vivos, incluidos, por supuesto, los animales de compañía.

Benjamín Muñiz Álvarez Del Castillo

Twitter: @Benjamin_Muniz