lunes, 23 de julio de 2012

La crisis de Acción Nacional


Como es por todos sabido, el pasado 1 de julio se llevó a cabo el proceso electoral para elegir al sucesor de Felipe Calderón como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Como es sabido también, aún alrededor de escándalos de compra de votos, el abanderado de los Partidos Revolucionario Institucional y Verde Ecologista de México, Enrique Peña Nieto, será el próximo Presidente de la República. Ahora bien, por primera vez, el Partido Político en el poder quedó en tercer lugar en las votaciones. Ni en el año 2000, cuando Vicente Fox derrotó por un amplio margen al abanderado príista, Francisco Labastida, éste último quedó en tercer lugar, a pesar del hastío que mostraba la sociedad en contra del partido tricolor.

En el Distrito Federal, en cambio, la hegemonía la tiene el Partido de la Revolución Democrática junto con sus apéndices, las llamadas izquierdas de México. El Dr. Miguel Ángel Mancera resultó electo como Jefe de Gobierno con la mayor ventaja que ha tenido un candidato desde que en 1997 se realizaron por primera vez elecciones para este cargo. Por su parte, el PAN, quien en 2009 había ganado 3 delegaciones, esta vez únicamente consiguió conservar 1, el bastión panista por excelencia, Benito Juárez. El blanquiazul, de la mano de Miguel Errasti, perdió su otro bastión, Miguel Hidalgo, que será gobernada por el perredista Víctor Hugo Romo. De esta misma manera, Cuajimalpa, gobernada en el periodo 2009-2012 por el panista Carlos Orvañanos, en la gestión de 2012-2015, será gobernada por el príista Adrián Rubalcava. Por lo que hace a las Diputaciones Locales, de los 40 distritos electorales en los que se divide el Distrito Federal, el PRD ganó 38, mientras que las 2 restantes las ganó, por un pequeño margen, el PAN de la mano de Federico Döring, en el Distrito XX y Gabriela Salido por el Distrito XIV.

El resultado de las elecciones solamente reflejan una cosa que, como militante del Partido Acción Nacional, me duele profundamente: el Partido al que decidí afiliarme por creer en sus principios, se encuentra atravesando la crisis más profunda desde su constitución. Esta crisis no ha pasado inadvertida por diferentes militantes panistas. El Diputado Agustín Castilla Maroquín ha manifestado su preocupación en diversas ocasiones a través de su cuenta de Facebook, al igual que lo ha hecho Carlos Gelista. Fernando Rodríguez Doval, de igual manera, ha manifestado su preocupación y ha dado algunas razones por las cuáles está crisis se ha presentado. Por su parte, la Presidenta de la Comisión del Distrito Federal en la Cámara de Diputados, Gabriela Cuevas, publicó el pasado lunes 16 de julio en El Universal, su columna titulada “Saldo y balance” (http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2012/07/59509.php) en la que hace una seria reflexión de los momentos tan difíciles que atravesamos como Partido Político. Al parecer de Gaby Cuevas, esta crisis se explica “mayormente porque el PAN ha seguido una dinámica más interna que de fortalecimiento de las redes que están en contacto con la ciudadanía. Hemos perdido tiempo en reacomodar las fuerzas políticas al interior del partido que en el trabajo diario, hombro con hombro, con los vecinos. Paradoja de un partido que como ningún otro nació de los ciudadanos y cuyo proyecto es precisamente la construcción de ciudadanía”.

Tengo la oportunidad de tener un trato muy cercano con uno de los panistas más comprometidos de la delegación La Magdalena Contreras. Esta persona, quien fuera candidato suplente a Diputado Local Plurinominal, quien fuera Secretario General del Comité Directivo Delegacional del Partido, ha comentado conmigo, en diversas ocasiones, que uno de los principales errores en los que ha incurrido el PAN ha sido precisamente dejar de trabajar con la ciudadanía. Creemos que con colocar pendones en tiempos electorales podremos ganar una elección, cuando no nos damos cuenta que la única manera de poder resultar electos es a través del trabajo diario con las personas que necesitan del apoyo que nosotros, como Partido Político, podemos proporcionarles. Si no se trabaja de la mano de la ciudadanía, si no mostramos que el Partido Acción Nacional es más que un Partido de “richachones”, si no demostramos que tenemos conocimiento de las necesidades de la población y, al mismo tiempo, tenemos la idea y la capacidad de sufragarlas, nos seguiremos hundiendo cada día más en esta crisis que, en este momento, tiene al PAN en jaque.

En este proceso electoral, además, tuve la oportunidad de analizar esta crisis que atravesamos desde una óptica diferente. En primer lugar, durante el mes de enero, me vi involucrado en la contienda interna de mi Partido para postular al candidato a Diputado Local por mi Distrito Electoral, el XXXIII de La Magdalena Contreras. Por diversas cuestiones, no pude completar mi registro como precandidato, por lo que el candidato ungido fue Miguel Guevara, a cuya campaña me uní como Coordinador Jurídico. Aunado a estas tareas de coordinación jurídica, fui nombrado Representante Propietario del PAN ante el Consejo Distrital XXXIII del Instituto Electoral del Distrito Federal. Por supuesto, estas tareas me llevaron a estar muy al pendiente de los actos de campaña realizados por Miguel, así como las quejas, no solamente de ciudadanos sin filiación política, sino también de los propios panistas. No he podido borrar de mi mente una conversación que sostuve con un panista cuando estaba buscando conseguir su apoyo para mi registro como precandidato. Esta persona, de manera directa y sin rodeos me dijo que él ya no creía en el Partido dado que éste se había vuelto un grupo de políticos sin ética. Recuerdo también haber platicado con un precandidato para contender por la diputación local por el distrito XX (que finalmente ganó Döring), Julio Castillo, quien me dijo una frase que me marcó: el PAN fue un excelente partido de oposición que no se supo acomodar bien como partido gobernante.

Si analizamos detenidamente la situación actual que vive el Partido Acción Nacional, nos podremos percatar que existen diversos indicios que nos hacen ver que la crisis que se atraviesa en verdad es muy profunda:

En primer lugar, generamos una maestría en copiar las prácticas más autoritarias del príismo. Como muestra, un botón: durante la contienda interna para definir al abanderado panista a la Presidencia de la República, el Presidente Calderón, a través del Presidente del CEN panista, Gustavo Madero, buscaron realizar una “encuesta indicativa” con la finalidad de bajar de la contienda interna al entonces precandidato Santiago Creel Miranda, con la finalidad de que el delfín presidencial, Ernesto Cordero, pudiera obtener más votos dentro de la misma.

Otro punto que nos permite ver como se copiaron estas prácticas, es la designación de la candidata panista a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal. Sobre este punto tengo que aclarar que no tengo absolutamente nada en contra de la señora Isabel Miranda de Wallace, sin embargo, el hecho de que la señora Wallace haya estado al frente de la investigación del secuestro de su hijo, no le da la experiencia necesaria para poder gobernar una ciudad tan complicada como lo es el Distrito Federal. Esta designación, únicamente le costó muchos votos al PAN capitalino, quien pudo haber creado una excelente campaña con cualquiera de los 5 precandidatos que se encontraban registrados para contender por la candidatura. En especial, cuestión que no tienen que compartir, considero que la Dip. Gabriela Cuevas hubiera tenido muchísimas oportunidades de generar una buena campaña que la hubiera puesto en un gran nivel de competencia.

Al ser el Partido Acción Nacional, como cualquier otro Partido Político, una asociación de personas, es evidente que en su seno se podrán gestar grandes proyectos y planes, sin embargo, también es posible lo contrario, que se vayan generando rencores, vicios, en fin, la manifestación de lo negativo que todos nosotros, como seres humanos tenemos. A esto se tiene que agregar que las afiliaciones masivas del PAN ha generado que ingresen a sus filas personas que no conocen la base sobre la cual se fundó nuestro Partido y, consecuentemente, no están comprometidos con ella. Hoy día, gran parte de las personas que ingresaron al panismo por medio de estas afiliaciones masivas no recuerdan que la base sobre la cual Don Manuel Gómez Morín fundó Acción Nacional descansa sobre 4 pilares: dignidad de la persona humana, bien común, solidaridad y subsidiariedad, todo esto unido con un fuerte sentido de mística. Evidentemente, al traer nuevos militantes que no están comprometidos con estos principios rectores, el Partido deja de actuar conforme a ellos. (Según datos compartidos por el Dip. Castilla, el 81% de los panistas se afiliaron cuando el PAN ya estaba en el poder)

Aunado a lo anterior, nos encontramos que en el Partido Acción Nacional, como seguramente sucede en otros Partidos, no solo existen personas que no se encuentran comprometidas con los mencionados principios rectores, sino que abiertamente actúan en contra de ellos. Hay personas sin moral ni principios que llevan esta inmoralidad al Partido. Personas que únicamente están preocupadas por obtener beneficios para ellos mismos y sus allegados, personas que demuestran una obsesión por el poder, que están dispuestas a cambiar sus “convicciones” de acuerdo a como resulte más conveniente para sus propios fines, individuos que harían cualquier cosa por obtener más poder, que se juntarían con quien fuera, a pesar de sus negocios turbios, con tal de mantener su coto de poder e, incluso, expandirlo, personas a las que lo que menos les importa es la ciudadanía a la que, en teoría, tendrían que servir. Espero que con la crisis que estamos atravesando como Partido, éstos personajes sean los primeros en abandonar las filas del PAN ya que, mientras ellos sigan siendo militantes, no se podrá hacer un trabajo profundo de renovación al interior del panismo. Sin embargo, tengo la confianza que, tal como me lo comentó en una ocasión la Representante Propietaria de Movimiento Ciudadano ante el Consejo Distrital XXXIII del Instituto Electoral del Distrito Federal, cuando un barco se empieza a hundir, las primeras que salen corriendo son las ratas.

El día de ayer el Dip. Agustín Castilla Marroquín publicó en su cuenta de Facebook: “Quienes desde el gobierno intervinieron en la vida interna del PAN e incidieron de manera directa en su decisiones ahora lo quieren refundar! Que quede claro, esa tarea le corresponde a la militancia panista real!!” Por duras que puedan sonar estas palabras, no puedo sino estar de acuerdo con el Diputado Castilla. En este momento es la militancia del PAN quien tiene en sus manos la tarea colosal de refundar el Partido. La militancia real, aquella que no se deja influenciar por los diferentes grupos del poder, aquellos ciudadanos comprometidos que siguen creyendo en los principios básicos del Partido, que creen que la política nace para buscar el bien de la sociedad, no el bien propio, aquellos panistas que valoran sobre cualquier cosa la dignidad humana y el bien común.

Como ya lo había comentado en alguna publicación previa, al ser aspirante a percandidato a Diputado Local por el Distrito XXXIII del Distrito Federal, uno de los requisitos que debía cumplir para completar mi registro fue precisamente recabar firmas de apoyo por parte de la militancia panista dentro de mi demarcación territorial. Al buscarlas no puedo negar que sentí una inimaginable tristeza. Cuando tenía la oportunidad de conversar con algún militante, la primera pregunta que la mayoría me hizo, antes que intentar conocer mis propuestas o mi experiencia, era simple y sencillamente ¿a qué grupo perteneces? Dependiendo de la respuesta podía obtener su apoyo, o por el contrario, éste me podía ser negado. Fueron pocos los militantes que me interrogaron sobre mis propuestas, sobre sus puntos rectores, sobre los métodos para aplicarlas. Me di cuenta que en el panismo, por lo menos a nivel La Magdalena Contreras (aunque no dudo que sea así a nivel nacional), existen grupos de poder que tienen secuestrada a la institución libre que debió ser el PAN, grupos de poder que se ven involucrados en el estira y afloja para obtener prerrogativas, dejando de lado lo verdaderamente fundamental, las propuestas y su viabilidad.

Otro aspecto que me duele sobremanera comprobar es que la vida democrática al interior del PAN, al parecer, no es más que historia. El ejemplo ya mencionado líneas arriba de la encuesta indicativa para intentar bajar a Santiago Creel de la contienda a la candidatura presidencial es un claro ejemplo. Otro pasaje que da cuenta de esta circunstancia es la negativa injustificada del Comité Ejecutivo Nacional de conceder el registro como candidato al Senado a Manuel Clouthier, hijo del legendario Maquío, a mi parecer el último gran líder panista. Gustavo Madero, de manera arbitraria, decidió no conceder a Clouthier la candidatura, a la cual él tenía derecho de acceder. Tuvo que ser el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación quien ordenara al PAN le reconociera a Clouthier la calidad de candidato. Como es de suponerse, al ver que el Partido en el que milita le daba la espalda, Clouthier rechazó la candidatura al Senado y se lanzó como candidato independiente por la Presidencia de la República. Las críticas por muchos panistas no se hicieron esperar. Es muy fácil criticar lo que Clouthier hizo, pero analicemos un poco y seamos francos, ¿no nos sentiríamos también nosotros enojados con el Partido por negar a sus militantes las posibilidades de contender por un cargo de elección popular? Comprendo totalmente la posición de Clouthier. Probablemente muchos panistas la comprendan. Algunos estarán de acuerdo en la manera en que éste reaccionó, otros podrán considerar que no era la correcta, pero lo cierto es que esta negativa injustificada deja ver que el Partido no se está apegando a sus lineamientos internos para la obtención de las candidaturas.
  
Aunado a lo anterior, y aunque pudiera sonar contradictorio, el Partido, solo, se encargó de perder las elecciones. La mayor catástrofe electoral del PAN se da en diversas circunstancias, entre ellas, la más grave, los candidatos fueron dejados solos a su suerte. No se sintió el apoyo que debería brindar un Partido Político a sus abanderados.

Afortunadamente, no todo está perdido. Me queda claro que cuando la noche está más oscura es cuando la mañana está más próxima. Estoy convencido que aún existimos panistas que vamos a luchar por ver crecer a nuestro Partido así como el Fénix renace de las cenizas. Solo cuando la militancia real tome en sus manos esa responsabilidad, el Partido Acción Nacional podrá volver a ser el reflejo de aquel ideal por el cual lucharon, entre otros, Don Manuel Gómez Morín, Adolfo Christlieb de Ibarrola, Rafael Preciado Hernández, Luis Calderón de la Vega.

Por último, quiero agradecer a mi esposa todo el apoyo que me brindo durante el desarrollo de las campañas electorales. La carga de trabajo, el análisis jurídico y las sesiones ante el Consejo, muchas veces me impidieron estar a su lado, sin embargo, el apoyo jamás se dejó de sentir, por el contrario, fue ella uno de los principales motores para continuar en esta ardua labor.


Benjamín Muñiz Álvarez Del Castillo
Twitter: @Benjamin_Muniz