Como
es por todos sabido, el pasado 1 de julio se llevó a cabo el proceso electoral
para elegir al sucesor de Felipe Calderón como Presidente Constitucional de los
Estados Unidos Mexicanos. Como es sabido también, aún alrededor de escándalos
de compra de votos, el abanderado de los Partidos Revolucionario Institucional
y Verde Ecologista de México, Enrique Peña Nieto, será el próximo Presidente de
la República. Ahora bien, por primera vez, el Partido Político en el poder
quedó en tercer lugar en las votaciones. Ni en el año 2000, cuando Vicente Fox
derrotó por un amplio margen al abanderado príista, Francisco Labastida, éste
último quedó en tercer lugar, a pesar del hastío que mostraba la sociedad en
contra del partido tricolor.
En el Distrito Federal, en cambio, la hegemonía la tiene el
Partido de la Revolución Democrática junto con sus apéndices, las llamadas
izquierdas de México. El Dr. Miguel Ángel Mancera resultó electo como Jefe de
Gobierno con la mayor ventaja que ha tenido un candidato desde que en 1997 se
realizaron por primera vez elecciones para este cargo. Por su parte, el PAN,
quien en 2009 había ganado 3 delegaciones, esta vez únicamente consiguió
conservar 1, el bastión panista por excelencia, Benito Juárez. El blanquiazul,
de la mano de Miguel Errasti, perdió su otro bastión, Miguel Hidalgo, que será
gobernada por el perredista Víctor Hugo Romo. De esta misma manera, Cuajimalpa,
gobernada en el periodo 2009-2012 por el panista Carlos Orvañanos, en la
gestión de 2012-2015, será gobernada por el príista Adrián Rubalcava. Por lo
que hace a las Diputaciones Locales, de los 40 distritos electorales en los que
se divide el Distrito Federal, el PRD ganó 38, mientras que las 2 restantes las
ganó, por un pequeño margen, el PAN de la mano de Federico Döring, en el
Distrito XX y Gabriela Salido por el Distrito XIV.
El resultado de las elecciones solamente reflejan una cosa
que, como militante del Partido Acción Nacional, me duele profundamente: el
Partido al que decidí afiliarme por creer en sus principios, se encuentra
atravesando la crisis más profunda desde su constitución. Esta crisis no ha
pasado inadvertida por diferentes militantes panistas. El Diputado Agustín
Castilla Maroquín ha manifestado su preocupación en diversas ocasiones a través
de su cuenta de Facebook, al igual que lo ha hecho Carlos Gelista. Fernando
Rodríguez Doval, de igual manera, ha manifestado su preocupación y ha dado
algunas razones por las cuáles está crisis se ha presentado. Por su parte, la
Presidenta de la Comisión del Distrito Federal en la Cámara de Diputados,
Gabriela Cuevas, publicó el pasado lunes 16 de julio en El Universal, su
columna titulada “Saldo y balance” (http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2012/07/59509.php)
en la que hace una seria reflexión de los momentos tan difíciles que
atravesamos como Partido Político. Al parecer de Gaby Cuevas, esta crisis se
explica “mayormente porque el PAN ha seguido una dinámica más interna que de
fortalecimiento de las redes que están en contacto con la ciudadanía. Hemos
perdido tiempo en reacomodar las fuerzas políticas al interior del partido que
en el trabajo diario, hombro con hombro, con los vecinos. Paradoja de un
partido que como ningún otro nació de los ciudadanos y cuyo proyecto es
precisamente la construcción de ciudadanía”.
Tengo la oportunidad de tener un trato muy cercano con uno
de los panistas más comprometidos de la delegación La Magdalena Contreras. Esta
persona, quien fuera candidato suplente a Diputado Local Plurinominal, quien
fuera Secretario General del Comité Directivo Delegacional del Partido, ha
comentado conmigo, en diversas ocasiones, que uno de los principales errores en
los que ha incurrido el PAN ha sido precisamente dejar de trabajar con la
ciudadanía. Creemos que con colocar pendones en tiempos electorales podremos
ganar una elección, cuando no nos damos cuenta que la única manera de poder
resultar electos es a través del trabajo diario con las personas que necesitan
del apoyo que nosotros, como Partido Político, podemos proporcionarles. Si no
se trabaja de la mano de la ciudadanía, si no mostramos que el Partido Acción
Nacional es más que un Partido de “richachones”, si no demostramos que tenemos
conocimiento de las necesidades de la población y, al mismo tiempo, tenemos la
idea y la capacidad de sufragarlas, nos seguiremos hundiendo cada día más en
esta crisis que, en este momento, tiene al PAN en jaque.
En este proceso electoral, además, tuve la oportunidad de
analizar esta crisis que atravesamos desde una óptica diferente. En primer
lugar, durante el mes de enero, me vi involucrado en la contienda interna de mi
Partido para postular al candidato a Diputado Local por mi Distrito Electoral,
el XXXIII de La Magdalena Contreras. Por diversas cuestiones, no pude completar
mi registro como precandidato, por lo que el candidato ungido fue Miguel
Guevara, a cuya campaña me uní como Coordinador Jurídico. Aunado a estas tareas
de coordinación jurídica, fui nombrado Representante Propietario del PAN ante
el Consejo Distrital XXXIII del Instituto Electoral del Distrito Federal. Por
supuesto, estas tareas me llevaron a estar muy al pendiente de los actos de
campaña realizados por Miguel, así como las quejas, no solamente de ciudadanos
sin filiación política, sino también de los propios panistas. No he podido
borrar de mi mente una conversación que sostuve con un panista cuando estaba
buscando conseguir su apoyo para mi registro como precandidato. Esta persona,
de manera directa y sin rodeos me dijo que él ya no creía en el Partido dado
que éste se había vuelto un grupo de políticos sin ética. Recuerdo también
haber platicado con un precandidato para contender por la diputación local por
el distrito XX (que finalmente ganó Döring), Julio Castillo, quien me dijo una
frase que me marcó: el PAN fue un excelente partido de oposición que no se supo
acomodar bien como partido gobernante.
Si analizamos detenidamente la situación actual que vive el
Partido Acción Nacional, nos podremos percatar que existen diversos indicios
que nos hacen ver que la crisis que se atraviesa en verdad es muy profunda:
En primer lugar, generamos una maestría en copiar las
prácticas más autoritarias del príismo. Como muestra, un botón: durante la
contienda interna para definir al abanderado panista a la Presidencia de la
República, el Presidente Calderón, a través del Presidente del CEN panista,
Gustavo Madero, buscaron realizar una “encuesta indicativa” con la finalidad de
bajar de la contienda interna al entonces precandidato Santiago Creel Miranda,
con la finalidad de que el delfín presidencial, Ernesto Cordero, pudiera
obtener más votos dentro de la misma.
Otro punto que nos permite ver como se copiaron estas
prácticas, es la designación de la candidata panista a la Jefatura de Gobierno
del Distrito Federal. Sobre este punto tengo que aclarar que no tengo
absolutamente nada en contra de la señora Isabel Miranda de Wallace, sin
embargo, el hecho de que la señora Wallace haya estado al frente de la investigación
del secuestro de su hijo, no le da la experiencia necesaria para poder gobernar
una ciudad tan complicada como lo es el Distrito Federal. Esta designación,
únicamente le costó muchos votos al PAN capitalino, quien pudo haber creado una
excelente campaña con cualquiera de los 5 precandidatos que se encontraban
registrados para contender por la candidatura. En especial, cuestión que no
tienen que compartir, considero que la Dip. Gabriela Cuevas hubiera tenido
muchísimas oportunidades de generar una buena campaña que la hubiera puesto en
un gran nivel de competencia.
Al ser el Partido Acción Nacional, como cualquier otro
Partido Político, una asociación de personas, es evidente que en su seno se
podrán gestar grandes proyectos y planes, sin embargo, también es posible lo
contrario, que se vayan generando rencores, vicios, en fin, la manifestación de
lo negativo que todos nosotros, como seres humanos tenemos. A esto se tiene que
agregar que las afiliaciones masivas del PAN ha generado que ingresen a sus
filas personas que no conocen la base sobre la cual se fundó nuestro Partido y,
consecuentemente, no están comprometidos con ella. Hoy día, gran parte de las
personas que ingresaron al panismo por medio de estas afiliaciones masivas no
recuerdan que la base sobre la cual Don Manuel Gómez Morín fundó Acción
Nacional descansa sobre 4 pilares: dignidad de la persona humana, bien común,
solidaridad y subsidiariedad, todo esto unido con un fuerte sentido de mística.
Evidentemente, al traer nuevos militantes que no están comprometidos con estos
principios rectores, el Partido deja de actuar conforme a ellos. (Según datos
compartidos por el Dip. Castilla, el 81% de los panistas se afiliaron cuando el
PAN ya estaba en el poder)
Aunado a lo anterior, nos encontramos que en el Partido
Acción Nacional, como seguramente sucede en otros Partidos, no solo existen
personas que no se encuentran comprometidas con los mencionados principios
rectores, sino que abiertamente actúan en contra de ellos. Hay personas sin
moral ni principios que llevan esta inmoralidad al Partido. Personas que
únicamente están preocupadas por obtener beneficios para ellos mismos y sus
allegados, personas que demuestran una obsesión por el poder, que están
dispuestas a cambiar sus “convicciones” de acuerdo a como resulte más
conveniente para sus propios fines, individuos que harían cualquier cosa por
obtener más poder, que se juntarían con quien fuera, a pesar de sus negocios
turbios, con tal de mantener su coto de poder e, incluso, expandirlo, personas
a las que lo que menos les importa es la ciudadanía a la que, en teoría,
tendrían que servir. Espero que con la crisis que estamos atravesando como
Partido, éstos personajes sean los primeros en abandonar las filas del PAN ya
que, mientras ellos sigan siendo militantes, no se podrá hacer un trabajo
profundo de renovación al interior del panismo. Sin embargo, tengo la confianza
que, tal como me lo comentó en una ocasión la Representante Propietaria de
Movimiento Ciudadano ante el Consejo Distrital XXXIII del Instituto Electoral
del Distrito Federal, cuando un barco se empieza a hundir, las primeras que
salen corriendo son las ratas.
El día de ayer el Dip. Agustín Castilla Marroquín publicó
en su cuenta de Facebook: “Quienes desde el gobierno intervinieron en la vida
interna del PAN e incidieron de manera directa en su decisiones ahora lo
quieren refundar! Que quede claro, esa tarea le corresponde a la militancia
panista real!!” Por duras que puedan sonar estas palabras, no puedo sino estar
de acuerdo con el Diputado Castilla. En este momento es la militancia del PAN
quien tiene en sus manos la tarea colosal de refundar el Partido. La militancia
real, aquella que no se deja influenciar por los diferentes grupos del poder,
aquellos ciudadanos comprometidos que siguen creyendo en los principios básicos
del Partido, que creen que la política nace para buscar el bien de la sociedad,
no el bien propio, aquellos panistas que valoran sobre cualquier cosa la
dignidad humana y el bien común.
Como ya lo había comentado en alguna publicación previa, al
ser aspirante a percandidato a Diputado Local por el Distrito XXXIII del
Distrito Federal, uno de los requisitos que debía cumplir para completar mi
registro fue precisamente recabar firmas de apoyo por parte de la militancia
panista dentro de mi demarcación territorial. Al buscarlas no puedo negar que
sentí una inimaginable tristeza. Cuando tenía la oportunidad de conversar con
algún militante, la primera pregunta que la mayoría me hizo, antes que intentar
conocer mis propuestas o mi experiencia, era simple y sencillamente ¿a qué
grupo perteneces? Dependiendo de la respuesta podía obtener su apoyo, o por el
contrario, éste me podía ser negado. Fueron pocos los militantes que me
interrogaron sobre mis propuestas, sobre sus puntos rectores, sobre los métodos
para aplicarlas. Me di cuenta que en el panismo, por lo menos a nivel La
Magdalena Contreras (aunque no dudo que sea así a nivel nacional), existen
grupos de poder que tienen secuestrada a la institución libre que debió ser el
PAN, grupos de poder que se ven involucrados en el estira y afloja para obtener
prerrogativas, dejando de lado lo verdaderamente fundamental, las propuestas y
su viabilidad.
Otro aspecto que me duele sobremanera comprobar es que la
vida democrática al interior del PAN, al parecer, no es más que historia. El
ejemplo ya mencionado líneas arriba de la encuesta indicativa para intentar
bajar a Santiago Creel de la contienda a la candidatura presidencial es un
claro ejemplo. Otro pasaje que da cuenta de esta circunstancia es la negativa
injustificada del Comité Ejecutivo Nacional de conceder el registro como
candidato al Senado a Manuel Clouthier, hijo del legendario Maquío, a mi
parecer el último gran líder panista. Gustavo Madero, de manera arbitraria,
decidió no conceder a Clouthier la candidatura, a la cual él tenía derecho de
acceder. Tuvo que ser el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
quien ordenara al PAN le reconociera a Clouthier la calidad de candidato. Como
es de suponerse, al ver que el Partido en el que milita le daba la espalda,
Clouthier rechazó la candidatura al Senado y se lanzó como candidato
independiente por la Presidencia de la República. Las críticas por muchos
panistas no se hicieron esperar. Es muy fácil criticar lo que Clouthier hizo,
pero analicemos un poco y seamos francos, ¿no nos sentiríamos también nosotros
enojados con el Partido por negar a sus militantes las posibilidades de
contender por un cargo de elección popular? Comprendo totalmente la posición de
Clouthier. Probablemente muchos panistas la comprendan. Algunos estarán de
acuerdo en la manera en que éste reaccionó, otros podrán considerar que no era
la correcta, pero lo cierto es que esta negativa injustificada deja ver que el
Partido no se está apegando a sus lineamientos internos para la obtención de
las candidaturas.
Aunado a lo anterior, y aunque pudiera sonar
contradictorio, el Partido, solo, se encargó de perder las elecciones. La mayor
catástrofe electoral del PAN se da en diversas circunstancias, entre ellas, la
más grave, los candidatos fueron dejados solos a su suerte. No se sintió el
apoyo que debería brindar un Partido Político a sus abanderados.
Afortunadamente, no todo está perdido. Me queda claro que
cuando la noche está más oscura es cuando la mañana está más próxima. Estoy
convencido que aún existimos panistas que vamos a luchar por ver crecer a
nuestro Partido así como el Fénix renace de las cenizas. Solo cuando la
militancia real tome en sus manos esa responsabilidad, el Partido Acción
Nacional podrá volver a ser el reflejo de aquel ideal por el cual lucharon, entre
otros, Don Manuel Gómez Morín, Adolfo Christlieb de Ibarrola, Rafael Preciado
Hernández, Luis Calderón de la Vega.
Por último, quiero agradecer a mi esposa todo el apoyo que
me brindo durante el desarrollo de las campañas electorales. La carga de
trabajo, el análisis jurídico y las sesiones ante el Consejo, muchas veces me
impidieron estar a su lado, sin embargo, el apoyo jamás se dejó de sentir, por
el contrario, fue ella uno de los principales motores para continuar en esta
ardua labor.
Benjamín Muñiz Álvarez Del Castillo
Twitter: @Benjamin_Muniz